Vicente Iborra Llinares fue el primer chef alicantino que alcanzó celebridad. Antes que él hubo por supuesto muchos otros cocineros en Alicante, pero ninguno salió del anonimato y consiguió hacerse famoso, aunque solo fuera en el ámbito local o provincial, tal como sucedió con Iborra.

Si bien utilizamos el término chef, lo cierto es que en tiempos de Iborra no se le llamaba así a ningún cocinero alicantino. Procedente del francés, chef fue adoptado oficialmente por el idioma español en 1989: «primer cocinero de un restaurante, hotel, etc». En la actualidad, el diccionario de la RAE lo define como «jefe de cocina, en especial de un restaurante».

Vicente nació en Orcheta en 1843 o 1844. Llegó a Alicante en 1861 o 1863 para servir como cocinero en la Fonda de Bossio. Se casó con Belén García López y tuvieron, entre 1865 y 1879, seis hijos: Vicente, José María, Luisa, Julio, Luis y M.ª Josefa.

interior del hotel Iborra. AMA

En la Fonda de Bossio

La buena reputación del cocinero Iborra fue creciendo durante aquellos años y, aunque sus platos fueron halagados cada vez más por la prensa, no fue hasta marzo de 1884 que se mencionó su nombre en un periódico. Fue con motivo de una cena que se organizó por la restauración que acababa de hacerse en la Fonda de Bossio, con 120 invitados, entre los que estaban redactores de los principales periódicos alicantinos: «(…) inteligente jefe de cocina don Vicente Iborra (…) su cocina ajustada al paladar mas esquisito y delicado».

Pero fue a partir de la inauguración del nuevo comedor, celebrada con un banquete en la noche del 24 de julio de 1886, cuando su celebridad empezó a crecer no solo entre los clientes de la fonda, sino entre el público en general. El Graduador, El Liberal, El Constitucional y La Unión Democrática se deshicieron en alabanzas hacia el menú, compuesto por: «Sopas: Bisque d`´ecrevisses liée; Printanier aux quenelles de volaille. Frito: Petites bouchés á l’Anglaise. Relevés: Buisson d’écrevisses; filets de boeuf á la Nivernaise. Entradas: Poisson á la Montreuil; Colettes de chevreuil á la Dreux; Asperges á Hollandaise. Ponche á la Royale. Asados: Poulardes du Mans truffées; Paté de foi gras en belle vue. Entremés: Babá d’Aramberg; Parfait au Moks. Vinos: Bordeaux, Sauternes y Champagne». Pero solo La Unión Democrática nombró al cocinero: «(…) digamos llevados de un sentimiento de justicia, que el incomparable cocinero Vicente, merece gran parte de los aplausos y parabienes que en la noche del sábado último se tributaron. Nuestra última palabra es que son pocos todos los que se den al amigo que nos ocupa».

Su propio restaurante

Debió dejar de prestar sus servicios en la Fonda de Bossio al principio de la década de 1890. Por noticias sueltas aparecidas en la prensa de la época sabemos que en 1892 era jefe de repostería del Casino y que en marzo de 1893 poseía un restaurante con su propio nombre en San Fernando 15, muy cerca de la Fonda de la Marina.

En el Hotel Iborra

En 1897 el afamado cocinero Vicente Iborra Llinares se convirtió en hotelero. Cerró el restaurante y se hizo cargo de la Fonda de la Marina, situada en San Fernando 17, con fachada a la Explanada, propiedad de la familia de Juan Gallostra. Le cambió el nombre por Hotel Iborra.

El hotel tenía 46 habitaciones y para comprar el mobiliario viajó a París y Barcelona. La cocina era del taller valenciano de Vicente Sala y fue montada por Juan Gisbert. Su hijo José María fue el regente y su hijo Vicente se encargó de la cocina.

El Hotel Iborra fue inaugurado el 10 de abril de 1897, después de haberse restaurado bajo las órdenes de Emilio Pobil y el maestro albañil Rafael Antonio Moreno. Se sirvió un banquete para 200 invitados que fue amenizado por la banda del Regimiento de la Princesa. Servidas por 20 camareros, las mesas del comedor o «salle á manger» estaban adornadas con flores e iluminadas por candelabros y arañas de cristal de Venecia a gas.

En septiembre de 1897 comenzó una campaña publicitaria en la prensa alicantina que Iborra contrató para promocionar su hotel.

Su esposa falleció en julio de 1898 y, a partir de entonces, su salud empezó a declinar, apoyándose cada vez más en sus hijos para la gestión del hotel.

En el comedor del Hotel Iborra se celebraron numerosos banquetes y homenajes, y, en 1900, para suplir la escasez de distracciones que ofrecía la ciudad durante el invierno, se organizaron para los huéspedes y demás clientes veladas semanales con música y cena, conocidas como «diners concerts» o Los Jueves Blancos de Iborra.

El primer «diner concert» se celebró el jueves 1 de febrero de 1900. Amenizada por un sexteto dirigido por Vicente Poveda, la cena preparada por Vicente Iborra García consistió en «Entremeses. Sopa Printanier. Chuletitas Ville Roy. Filetes de Lenguado Horly. Pollos al cazador. Rosbifs á la Inglesa. Coliflor al Parmesano. Helado Ponche á la Romana ó Flan» (La Correspondencia Alicantina, 1-2-1900).

En el Gran Hotel

En 1901 Vicente Iborra Llinares se hizo cargo del Hotel Roma y Marina, situado en la antigua casa palaciega de los condes de Soto Ameno, en la plaza del Mar, cambiándole el nombre por Gran Hotel. En consecuencia, el que fuera aclamado cocinero se convirtió, con ayuda de sus hijos, en el gestor de dos de los principales hoteles de la ciudad.

Cuando murió en 1903, sus hijos se repartieron los hoteles: José María y Luis se quedaron con el Hotel Iborra y Vicente y Julio con el Gran Hotel.

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