La patronal turística de la provincia de Alicante -hoteles y restaurantes- ha reclamado al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que tenga un gesto con el sector turístico de cara a la celebración de la Nochevieja este jueves, ampliando en media hora el toque de queda previsto para las cero horas del 1 de enero, lo que permitiría a los clientes poder tomarse las uvas al son de las campanadas. El problema con el que se encuentran hoy los hoteleros es que el decreto autonómico que fija las restricciones para frenar los contagios por el covid incluye, también, que el toque de queda afecte también a los espacios comunes de los hoteles, es decir comedores y salones. Algo que impide, en estos momentos, que haya actividad más allá de las cero horas el 1 de enero.

La alternativa es que los clientes de los hoteles se suban a la habitación con la botella de cava y las uvas, y las reciban en la intimidad, algo contrario a la fiesta. Esta imposición, regulada en el decreto, ha provocado ya una drástica reducción de las reservas para Nochevieja de los clientes de la propia Comunidad Valenciana, ya que las del resto de España ya se anularon cuando la Generalitat estableció el cierre perimetral.

Lo cierto es que al velocidad de la transmisión de la pandemia en la Comunidad juega en contra de la petición del sector turístico pues ayer mismo, en el mismo día en el que Ximo Puig se reunía con el «lobby» Exceltur, el presidente avanzó que no están previstas nuevas restricciones, pero se mantienen las que hay en vigor. Tanto Hosbec como la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante han reclamado esa ampliación de la media hora de gracia para un toque de que ha provocado ya cancelaciones de reservas, algunas hechas el 1 de enero de este año, pues en municipios como Benidorm, donde hay parejas y grupos de amigos que llevan años recibiendo el año nuevo, existe la costumbre de reservar la Nochevieja siguiente a las pocas horas de tomar las uvas. «En los hoteles hemos demostrado que el covid está controlado. Además de las normas que nos dictan hemos aplicado nuestros propios protocolos sanitarios y de seguridad. Lo que no es aceptable, y va contra las propias reglas de hospitalidad, es que mandemos a los clientes a la habitación sin poder tomar las uvas en un salón que cuenta con todas las medidas de prevención. Hemos pedido media hora y, de momento, no hay respuesta», subrayó ayer Nuria Montes, secretaria general de Hosbec.

El aumento de las restricciones a los viajes y la reuniones por el incremento de la incidencia del covid ha provocado que el volumen de negocio del sector turístico en la provincia de Alicante caiga un 75% respecto a las fiestas de 2019, lo que se traduce en que hoteles, restaurantes, cafeterías, bares, discotecas y pubs dejen de ingresar unos 500 millones de euros hasta el próximo 6 de enero, con 3.000 trabajadores temporales que no serán contratados. La situación se agrava en el conjunto de la Comunidad, donde se prevé que en los dos primeros meses del año puedan cerrar 10.000 establecimientos hosteleros si no llegan ayudas económicas directas, o sea dinero contante y sonante.

Pérdidas

Por otro lado, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recibió ayer los datos del fuerte impacto que ha tenido la crisis económica provocada por el covid en el sector turístico de la Comunidad Valenciana, que caerá finalmente este año un 61%, lo que representa unas pérdidas de 7.000 millones de euros en la provincia de Alicante, según los datos presentados ayer por el «lobby» Exceltur, al que pertenecen las principales empresas turística de España, entre ellas las alicantinas Servigroup y Baleària. El impacto económico del turismo es muy grave ya que pasa de los 17.883 millones de euros en 2019, lo que supone el 15,5% del total del PIB valenciano, a 9.700 millones este año. Puig coincidió con los empresarios, entre los que estaban el hotelero José María Caballé y el naviero Adolfo Utor, que el turismo necesita un plan de choque.