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Entrevista a Blas Cloquell, director de Salud Pública

Blas Cloquell: «Lo que más me duele es que ni siquiera me dieran una explicación de por qué nunca me llamaron»

Al día siguiente de que Sanidad abriera la bolsa para médicos jubilados se inscribió, sin que hasta hoy haya sido movilizado por la Conselleria de Sanidad

Blas Cloquell es experto en Medicina Tropical y fue director de Salud Pública cinco años. | ALEX DOMÍNGUEZ

Director de Salud Pública durante cinco años, experto en Medicina Tropical, años de trabajo en África... La pandemia cogió a Blas Cloquell jubilado y con unas ganas enormes de echar una mano en lo que hiciera falta. Cloquell se siente dolido y muy crítico con la gestión que se está haciendo de toda la pandemia.

¿Cuánto tiempo hace que se jubiló?

Me jubilé en el año 2017 y casualmente la pandemia me cogió en España, porque antes había estado trabajando en Guinea y en Senegal. De hecho estaba preparando los papeles para marcharme a trabajar como médico Seychelles, pero todo quedó paralizado por el coronavirus.

¿Cuándo se ofreció para trabajar a la Conselleria de Sanidad?

Al día siguiente de que abrieran la bolsa. De hecho a los pocos días me llamaron de Valencia para confirmarme que todos mis datos eran correctos. Lo que más me duele de todo es que nunca llegué a saber nada más. Nunca me llamaron para darme una explicación de por qué no contaron conmigo. Ni siquiera me dieron las gracias por haberme ofrecido voluntario.

Sanidad justifica que no se llamara a todos los médicos jubilados para no ponerlos a hacer labores asistenciales, es decir, en primera línea.

Yo me presenté sabiendo perfectamente a qué me enfrentaba y no por una idea heroica pasajera. Tenía 68 años cuando me inscribí en la bolsa. Estoy estupendo de salud y tengo mucha experiencia en trabajar en zonas difíciles y siempre he asumido la responsabilidad que esto conlleva. He trabajado en Mali y he renunciado por escrito a que el Gobierno me rescatara en caso de secuestro. Con todo esto quiero decir que sabía donde me metía.

¿Qué cree que podría haber aportado a esta pandemia?

Experiencia. Tengo formación especializada en Medicina Tropical. Fui director de Salud Pública en la provincia de Alicante de 1989 a 1994 y durante mi época vivimos el síndrome de Ardistil, la legionelosis y sobre todo el sida, del que la gente se moría a montones y no sabías por qué. Entonces había un equipo de Salud Pública muy potente en Valencia.

¿En qué puesto se hubiera visto trabajando?

Donde me hubieran dicho, tanto en asistencial, sustituyendo a compañeros de baja, en el centro de salud, haciendo llamadas...Donde me hubieran puesto.

¿Si le llamaran ahora para trabajar que contestaría?

Diría que no, porque me han demostrado que no son de fiar. En este año de pandemia nada ha cambiado.

¿Cómo cree que se ha llevado la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos central y autonómico?

El inicio de la pandemia no cogió con el pie cambiado. Se minusvaloró el riesgo y se empezaron a tomar medidas demagógicas. Todo se basó en dogmas, como el de «resistiré», «juntos venceremos», aplausos a los médicos y no hubo una estrategia para hacer frente a la pandemia.

¿Han mejorado las cosas un año después?

No. Y eso es lo más grave, actualmente tampoco se están tomando las medidas oportunas. No tiene perdón que un año después en las residencias de ancianos siga entrando el virus y sigan muriendo personas. Con una buena gestión eso no tiene por qué ocurrir. Tampoco es concebible que en octubre, cuando había pocos enfermos de covid, los centros de salud estuvieran colapsados. Eso también es una mala gestión. ¿Y por qué se permitió abrir las discotecas en el mes de noviembre?... no es casualidad que seamos los últimos del ranking cuando la Comunidad Valenciana iba tan bien. En Navidad se veía venir lo que tenemos ahora con la aglomeración que había en las calles y al final se la ha cargado la restauración. Me preocupa mucho la crisis económica que se está generando.

¿Cómo cree que se está gestionando la campaña de vacunación?

Me sorprende que tiren cohetes cuando se ha vacunado sólo al 1% de la población y el objetivo está puesto en el 70%. Carecen de un plan y hacen como ocurría con el Gobierno de Trump, lo que se les pasa por la cabeza, lo sueltan. Se está hablando de estadios para vacunar, plazas de todos.... pero no hay vacunas. Otra cosa es que, calladamente, vayas trabajando en un plan de vacunación para cuando te lleguen más dosis. Pero no vayas anunciando cosas, porque eso hace que la gente desconfíe.

¿Teme el efecto de los antivacunas?

Sí, porque como haya un 30% que no se quieran poner la vacuna, ya la hemos liado. La vacuna es la gran esperanza de esta pandemia y creo que habría que tomar medidas drásticas contra quienes no se quieren vacunar. Yo haría que firmasen una renuncia a la vacuna y en caso de que se contagien de covid, que se costeen ellos el tratamiento y en caso de que su imprudencia cueste la vida a alguien, que se les pueda exigir responsabilidades.

¿Qué propondría usted para que no nos arrase una cuarta ola?

Cuando nos enfrentábamos al sida o a otras enfermedades infecciosas, lo primero era localizar a los contactos para hacer un seguimiento y que la enfermedad no se propagara. Aquí debe ser igual. Tampoco tiene sentido que las PCR tarden días en la pública y si te vas a una clínica privada, tienes el resultado en el mismo día. La falta de agilidad ha sido esencial para explicar que estemos en esta situación, con los abuelos de las residencias encerrados en sus cuartos como si se tratara de un zoo.

Sus últimos años laborales trabajó en Atención Primaria. ¿Cómo ve a los compañeros de los centros de salud?

Muy desmotivados y con una burocracia que lo determina todo y que no es efectiva.

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