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Mucho más allá del deber

Personal de las Fuerzas de Seguridad relata cómo fueron los días del confinamiento, desde la picaresca para burlar las prohibiciones hasta las muestras de solidaridad

En los primeros días del estado de alarma, siguieron trabajando en las calles. RAFA ARJONES

Cuando hace un año, el Gobierno tomó la decisión de confinar a los ciudadanos en sus casas para frenar el avance de la pandemia, a ellos les tocó la tarea de seguir en las calles para velar por el cumplimiento de las medidas de las medidas sanitarias y garantizar la seguridad de la población. En todas las Fuerzas de Seguridad se tuvieron que hacer esfuerzos extraordinarios para poder seguir manteniendo el orden público. Miembros de la Policía Nacional, Policía Local, Guardia Civil, Bomberos y de las Fuerzas Armadas relatan en este reportaje cómo vivieron en primera línea aquellos días de la lucha contra la pandemia.

Desde la lucha contra la picaresca de quienes se inventaban cualquier excusa para escapar del encierro a su domicilio, a aplacar tensiones entre infractores y los que les regañaban desde el balcón, pero, sobre todo, lo que más recuerdan son las muestras de cariño y solidaridad de muchos ciudadanos que espontáneamente se acercaban a sus dependencias para donarles mascarillas y otros medios de protección.

En aquellos días, del virus se sabía muy poco y en general había miedo en la población. Las normas iban cambiando cada dos por tres y ellos eran los que a veces tenían que hacérselas entender a la ciudadanía para garantizar el cumplimento. Se tuvieron que suspender permisos y vacaciones a las puertas de la Semana Santa. Se hicieron turnos especiales para aislar unos grupos de otros y frenar posibles contagios. Porque, si una cosa tiene su profesión, es que no permite el teletrabajo.

«El único miedo era el de poder contagiar a nuestras familias»

Teniente del Mando de Operaciones especiales de Rabasa

«Más que miedo por nosotros mismos, era por nuestros familiares. Nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros abuelos, la gente más cercana», relata P. M. S., teniente del MOE. Por razones de seguridad, no podemos publicar su nombre. Acostumbrado a trabajar lejos de casa fue una experiencia distinta estar en primera línea en la guerra contra el virus. «Fue muy positivo sentir el calor de la gente. Cuando llegábamos a un sitio nos recibían con aplausos, en seguida nos ofrecían comida y agua», asegura. Uno de sus primeros trabajos de desinfección fue en un centro de salud de Alcoy, aunque también estuvo en acuartelamientos de la Guardia Civil y en las instalaciones de Mercalicante. A otros compañeros les tocaron las residencias de ancianos. Cada desinfección se programaba con 24 horas de antelación, coordinándose con las autoridades locales y las Fuerzas de Seguridad.

Mari Cruz Bernabéu: «Era duro decir a alguien que no podía ir al funeral de un familiar»

Guardia Civil de Sant Joan d´Alacant

Durante aquellos días le tocó patrullar por calles que estaban desiertas. «El índice delictivo bajó completamente, al estar la gente en su casa», recuerda. A pesar de que se enfrentó a casos de picaresca por parte de ciudadanos que trataba de burlar las prohibiciones, «en general la gente se lo tomó en serio desde el principio. Lo que pasa es que los casos que se ven son los de quienes lo están haciendo mal. La gran mayoría estaba en su casa». «Nosotros lo que no queríamos era que la gente percibiera que éramos los malos de la película. Estábamos intentando que la situación se pudiera controlar. Pero algunos se lo tomaban por lo personal y les costaba aceptar la realidad de lo que estábamos viviendo. Pero desde el primer momento la gente se concienció», recuerda de aquellos días. Asegura que durante esas semanas vivieron de primera mano la solidaridad de quienes se acercaban a donar mascarillas o pantallas protectoras para repartir en residencias.

Miguel Ángel Herrerías: «Hubo gente mayor que pasó días en el suelo por caídas en su casa»

Bombero del SPEIS de Alicante

«A veces estaban deshidratados por llevar días sin poder moverse. Al final eran los vecinos quienes nos llamaban alertados», recuerda Herrerías, que añade que «hay mucha gente que está sola, atendida de manera precaria». En otras ocasiones era a ellos a quienes les tocaba acceder a los domicilios cuando todo apuntaba a que su residente había fallecido. Cuando comenzó la desescalada, «volvieron los servicios cotidianos, pero también rescates en montaña, asistencias por caídas, esguinces por gente que se iba de excursión por las pocas zonas de montaña que tenemos en el término de Alicante», asegura. Otro de los servicios habituales era ir a incidencias en locales a los que no podía ir su propietario por estar confinado, de pequeños incendios a fugas de agua. En los días del confinamiento, desde el SPEIS se hicieron 19.000 equipos de protección para el personal sanitario que se repartieron por toda España.

Fernando Aldave: «Hacíamos la compra a quienes no se atrevían a salir de su casa»

Intendente de la Policía Local de Alicante

«Nos llamaban a la central personas mayores que vivían solas y les daba miedo salir a hacer la compra. Íbamos a sus casas a hacerles compañía. Llevábamos a personas sin hogar a ducharse a los polideportivos. O ir a felicitar a niños en el día de su cumpleaños para darles un diploma». Éstos eran algunos de los servicios más gratos que les tocó a la Policía Local de Alicante durante el confinamiento que recuerda el intendente de este cuerpo, Fernando Aldave. Pero también fue uno de los cuerpos a los que les había tocado la desagradable tarea de sancionar a los infractores. Hasta 56 detenidos por actuaciones derivadas del covid, 12.300 denuncias y un total de 50.000 personas identificadas, es el balance de este cuerpo. «Se ha hecho un gran esfuerzo por parte de todos, con normas que iban cambiando», asegura. Cerrar playas de un día para otro, controlar los cierres perimetrales, repartir mascarillas... Tuvimos que hacer nuestra propia normativa para poder sancionar el uso de cachimbas en los bares que luego nos la copiaron por toda España», incide.

Raquel Barajas: «Ya se empieza a notar el desgaste por el confinamiento»

Inspectora de la Policía Nacional en Alicante

«Los compañeros hicieron especial hincapié en hacer un seguimiento a las víctimas y comprobar que estaban bien», relata. Luego en general se encontraron con un descenso de todos los delitos. «Quizá lo único que subía, aunque ya llevaba tiempo haciéndolo era la delincuencia por internet», explica. A su juicio, los meses de restricciones ya están empezado a pasar factura, «estamos notando que la gente salta a la mínima. Y en las casas ya se están generando situaciones de este tipo. Los chavales empiezan a notar el desgaste y se pelean con sus padres». La inspectora asegura que hay buena relación de la sociedad con las Fuerzas de Seguridad. «Sí que hay un determinado sector que ha perdido el respeto a la autoridad. Y con ello no me refiero solo a la Policía, también a los profesores... a todos. En general la gente está agradecida con el trabajo que se está haciendo y hay un sector que no. Pero es algo que ha habido siempre», dice.

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