Un emisario de aguas fecales amenazado de rotura en la playa icono de Alicante y sin solución inmediata. Los temporales marinos que llevan sacudiendo el litoral de Alicante desde septiembre de 2019 y, sobre todo el del pasado fin de semana, han terminado por comerse un tramo de unos 500 metros de arena de la playa de San Juan, claro ejemplo de los efectos del cambio climático y de la subida del nivel del mar en la zona más cercana al Cabo de la Huerta que, prácticamente, ha desaparecido desde el pasado verano. Una imagen, la actual, que recuerda a la de principios de los años 90, con las olas prácticamente llegando hasta el borde de las urbanizaciones, chalés y el paseo marítimo en la primera línea de playa. La solución, por ahora, es dejar que una parte, mínima, de la arena que se han llevado los últimos temporales, pueda regresar a la playa. Lo peor, sin embargo, es que la regresión de la arena ha dejado al descubierto un viejo colector de aguas fecales que podría romperse en cualquier momento debido a que se ha quedado sin la barrera natural de arena que lo protegía del oleaje. Climatología alerta de que «está claro que la regresión en esa zona de la playa es ya imparable», apunta Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la UA.
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La solución es complicada por las trabas ambientales a la regeneración de las playas y porque, por otro lado, el yacimiento de arena de Sierra Helada en Benidorm, del que se extrajeron las arenas en 1991 para la regeneración, hoy está protegido. Hay dos colectores amenazados y son de primera generación. Uno tiene como función recoger el agua de lluvia y el otro, más expuesto, las aguas residuales que se generan en los chalets y las primeras urbanizaciones que se levantaron en el Cabo de la Huerta y en esa parte de la playa, y que se llevan a la red para elevarlos hasta la depuradora de Orgegia. Su rotura provocaría un impacto ecológico importante en la playa cuando avanzamos ya hacia el verano. Aguas de Alicante es la responsable del mantenimiento, pero poco puede hacer porque no tiene competencias en la franja litoral, por lo que el balón está en el tejado de la Dirección Provincial de Costas.
Gabriel Soler, investigador del Instituto de Ecología Litoral, explica que «la solución es complicada porque estamos hablando de una zona de la playa que sufre una gran regresión de arenas y ahora mismo en la provincia no hay yacimientos en los que extraer arena con un grano similar. Habría que hacer un estudio riguroso porque hay que tener claro si la arena que se vertería, normalmente de una cantera o del dragado de un puerto, se va quedar fija en la playa, o se la va a llevar el mar provocando problemas de enfangamiento y tapando, por ejemplo, la pradera de posidonia. No es fácil, pero es cierto que en ese punto de la playa hay un problema».
Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, apuntó ayer que «el tema está peor de lo que yo pensaba. La playa pierde arena de forma ostensible y al final va a afectar a las infraestructuras de la primera línea del mar y debe actuar Costas. Los temporales han hecho mucho daño y está claro que ya no hay aportes nuevos de arena porque ya no llegan del cauce del río Monnegre. La cosa es más complicada, insisto, de lo que parece y resulta urgente actuar», apuntó Jorge Olcina.