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José Luis Giménez Tebar Enfermero

«Si surtieran de más vacunas a los centros de salud no haría falta ir a la Ciudad de la Luz»

La presión sanitaria que ha estado recayendo sobre los médicos de familia a la hora de rastrear los contagios por covid-19 y mantener la atención, al menos telefónica, del resto de pacientes, se ha trasladado a los profesionales de Enfermería recién iniciado el proceso de vacunación masiva de la población

El enfermero José Luis Giménez, a las puertas del centro de salud.

Asegura, como el resto de compañeros y compañeras enfermeras, que esto ya es un no parar. Que además de poner vacunas sin descanso siguen atendiendo a los pacientes en los centros de salud, menos cuando les llaman para desplazarse a los puntos de vacunación masiva, léase carpa del Hospital de Campaña en el Hospital General o Ciudad de la Luz en el caso de Alicante. Entonces son otros compañeros los que se multiplican para cubrir la atención diaria.

¿Sienten la presión de que estamos en sus manos para acabar con el virus vía vacunas?

Tenemos presión por todos lados porque el paciente no entiende noticias que asustan y que les llevan a preguntar qué vacuna les pones. Yo les digo que hoy por hoy es una vacuna válida, sea cual sea entre las que recibimos, mañana no sé. Todas las que llegan las ponemos, al grupo de población que sea pero ya, porque si no las colocas, desde Salud Pública no envían más. La presión existe cuando viene la jefa urgiendo a colocarlas cuanto antes para que sirvan más mañana y tarde, todos los días.

¿Les afecta el cambio de edades y vacunas según las decisiones políticas?

Por el cambio de vacunas no hemos tenido problemas. Es algo muy puntual. Lo que sí hay que recalcar es que vengan una vez llamados con cita, porque si no hay que llamar a otro paciente rápidamente y sin esperas, y disculparse por la premura, porque en tan solo un cuarto de hora se haya presentado. En estos casos de urgencia si no cogen el teléfono se llama a otro y están encantados de vacunarse, dicen que así ni se piensa.

"Estresa que te organices de una forma y tener que resetear porque cambia el protocolo, pero vamos como en una cadena"

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¿Los hay que pidan la vacuna sin corresponderle?

Sí, lo de que vengo con mi mujer, que no está citada pero le podías poner esa vacuna de ahí, la de la mesa, te dicen. Y hay que contestarles que no, que esa ya tiene nombre. El proceso se hace muy lento por estas medidas y porque harían falta muchas más vacunas, porque recursos hay para poner más.

¿Llegan a poner 30 al minuto y todavía dice que se podría aumentar el ritmo?

Una vez que tienes citados a tantos como dosis disponibles, y siempre que estén reconstruidas, es fácil y se pueden poner un montón, sí. Lo que lleva más tiempo es la logística. Te puede marear un poco, te cansas, pero con ganas de que salga todo bien sigues alerta a que no haya reacciones, a patologías previas y ya cuando dejas la actividad te pega el bajón.

Dígame la jornada más estresante que haya vivido hasta ahora.

Un sábado de voluntario en el Hospital de Campaña, de 8 de la mañana a 8 de la noche. Para que no resulte tan monótono vamos rotando de puesto de vacunación entre nosotros. Al final puedes haces hasta trece horas y vacunas a miles de personas. Todo resulta muy ágil en estos espacios porque hay una sala de preventiva que solo se dedica a cargar vacunas, unas veinte personas, y las que ponemos nos llegan ya en bandejas, es muy rápido. Todo está sistematizado, en tensión, es una cadena y no puedes retrasar al grupo.

"Hay mareos subjetivos en la zona de observación que se solucionan con un zumo, es algo psicológico"

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¿Y en el centro de salud?

Las vacunas llegan sin disolver. Hay que disolver el vial para que haga efecto, no vienen en monodosis y no puede ser como con la de la gripe, que pueden llegar sin cita y se la pones. El protocolo es más lento y cada vacuna tiene el suyo. La Pfizer exige dar diez giros al viral para reconstituirlo. Con la Moderna hay que rotar el vial y que no llegue a tocar el caucho para reconstituirlo, y la AstraZeneca, cuatro o cinco vueltas, pero el vial se puede mantener meses y meses en la nevera al no estar reconstituidos. La estabilidad de las primeras es de 5 a 6 horas, no puedes dejarla para el día siguiente y llamas a alguien en su lugar. Si te sirven muchas dosis el protocolo es ágil, podríamos llegar a más.

¿Ha vivido alguna situación para el recuerdo?

Más de uno pasa un tiempo en la zona de observación por puros nervios y se resuelve con un zumo, nada de urbasol. Lo que la gente necesita es relajarse, incluso se marean con la constantes de oxígeno perfectas porque es algo subjetivo

¿Los que han pasado el covid lo dicen o prefieren vacunarse?

Yo mismo lo pasé y me pusieron las dos dosis. Es lo que ponía el protocolo entonces. Ahora parece que ven suficiente que se ponga una dosis si te contagiaste. Pero lo explico todo, que a mí no me han salido ni cuernos ni nada raro y que se vacunen con una o con otra, con la tanda que le corresponda. Pensábamos que por encima de los 60 años tardarían mucho en vacunar y a día de hoy ya estamos en ello.

¿Les complica mucho la tarea el cambio continuo de protocolos?

Vamos adaptando los listados a cada protocolo. Muchos pacientes no lo entienden porque padecen alguna patología o son mayores que alguien al que ya han vacunado, y todo esto implica una adaptación constante. Estresa que te organices de una forma y tengas que resetear porque cambia la norma, pero insisto en que si en los centros de salud surtieran de más vacunas no habría necesidad de ir a la Ciudad de La Luz.

¿Podría ser igualmente masiva la vacunación?

El problema está en que manden más vacunas, como sea. Hay gente en el hospital que aunque trabajan en planta han firmado para vacunar como voluntarios. También jubilados de hasta 70 años han firmado un documento que les permite volver a la actividad, pero de momento no les han llamado. Con los que somos vamos bien pero si pillaran un zulo de 30 millones de vacunas podrían ponerse a vacunar y nosotros volver a la rutina asistencial.

¿Se deja de lado esa asistencia?

Se hacen curas, inyectables, electros, pero no como antes. Los programas de adultos se han dejado de lado, el espacio está prácticamente ocupado con la vacunación. Sin los contratos extra por el covid, que deben renovarlos antes de que caduquen en mayo, sería imposible mantener esa atención.

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