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Alicante triplica los refugios visitables tras recuperar cuatro nuevos espacios

El Departamento de Memoria Histórica del Ayuntamiento ultima las visitas guiadas a los recintos antiaéreos de Músico Tordera, Tabacalera, Marvà y Palmeretes, que se unen a los ya abiertos en Séneca y Balmis

El alcalde ya visitó el refugio recuperado en Palmeretes.

Alicante sigue recuperando su memoria. La ciudad triplicará en breve los refugios antiaéreos de la Guerra Civil que podrán ser visitables por alicantinos y turistas, tras sacar del olvido cuatro nuevos espacios ubicados en el centro de Alicante y en el entorno de Carolinas. Se trata de los refugios de General Marvá, Músico Tordera, Tabacalera y Palmeretes. La lista, que se convertirá en una ruta guiada por la memoria histórica de Alicante, podría haber sido todavía mayor, pero dos recintos históricos no han podido ser recuperados, al menos por ahora. Los refugios del Mercado Central y de Marqués de Molins han sido víctimas de obras realizadas en su entorno, que llenaron su interior de hormigón, por lo que las obras de recuperación, si se realizan en un futuro, serán más costosas de las previstas en este proyecto impulsado por el gobierno municipal, con un coste de unos 280.000 euros.

El refugio de la Fábrica de Tabacos es, hasta ahora, el más peculiar de todos, al ser originalmente un horno. A la derecha, el refugio bajo el paseo de General Marvá, el más bajo. | ALEX DOMÍNGUEZ

Esta iniciativa, cofinanciada con fondos europeos, pretende impulsar la apertura para el público de cinco refugios antiaéreos: Marvá, Marqués de Molins, Músico Tordera, Fábrica de Tabacos y Mercado Central. De los cinco espacios públicos, tres ya están listos para recibir a sus primeros visitantes en 2021. A estos nuevos espacios se suma el refugio de Palmeretes, que se recuperó dentro de la obra de reurbanización de la plaza de Castellón.

El refugio de la plaza Músico Tordera es el más similar al de Séneca. A la derecha, el refugio de Maestro Bretón, que no se ha podido recuperar para visitas, como el del Mercado. | ALEX DOMÍNGUEZ

Así, serán cuatro espacios que se unen a los dos ya abiertos hace años, el de Séneca -el primero de todos- y el de Balmis. Todos ellos formarán parte de una ruta guiada que el Ayuntamiento quiere poner en marcha en «breve», y que quedará en manos de la Asociación de Guías Turísticos, bajo la supervisión del Departamento de Memoria Histórica y Democrática, que encabeza el técnico Pablo Rosser. «Este proyecto pretende la reactivación económica, social y cultural de un entorno. Desde el departamento creíamos que era interesante incorporar patrimonio memorístico. De hecho, hemos detectado mucho interés por parte del vecindario por recuperar estos espacios, con el interés principal de las personas mayores, que reconocen estos espacios y que han colaborado en su búsqueda. Otros barrios ya quieren también recuperar sus refugios, como la Florida, Benalúa, Bola de Oro...», explica Rosser, quien añade que, de todo el patrimonio enterrado aún en Alicante, se eligieron los refugios que se pensaba que estaban «mejor conservados por su arquitectura».

Alicante triplica los refugios visitables tras recuperar cuatro nuevos espacios

En esa selección, se marcó en rojo el espacio de Marqués de Molins, excavado en la roca bajo el Monte Tossal, el de la plaza Músico Tordera, que al igual que el de Marvá, tiene superficie de hormigón, como los de Séneca, «que los hace muy consistentes y, por tanto, a priori, muy bien conservados». A esos se unieron otros dos atractivos para los técnicos municipales, como eran los del Mercado Central, el primero que se construyó en la ciudad de Alicante, y el de la Fábrica de Tabacos, que originalmente fue un horno de secado.

Alicante triplica los refugios visitables tras recuperar cuatro nuevos espacios

Sin embargo, pronto se detectó que dos de ellos iban a dar problemas. Se trataba del situado bajo el Mercado de Abastos y el de Marqués de Molins. «Para recuperarlos hay que horadar todo el hormigón, y eso es mucho más costoso. Técnicamente claro que es posible, pero hay que plantearlo en otro proyecto, no en este», prosigue Rosser, a las puertas del recinto de General Marvá, un refugio subterráneo construido con muros de piedra coronados en la parte superior por un collarín de hormigón y finalizado con cobertura de losa de hormigón armado.

El resto, sin embargo, ya están listos para abrirse al público. Cuentan con accesibilidad y los servicios necesarios, como luz y refrigeración, incluso se han instalado proyectores, corto cinematográfico y maquetas, entre otros atractivos añadidos. Además de para visitas, también pueden ser habilitados para un uso polivalente, como acoger exposiciones, seminarios... Eso sí, siempre desde el respeto a la memoria. «La idea es programar actividad cultural, pero sin olvidar con son espacios de respeto. En todos ellos se pasó mucho miedo, se vio morir a gente a las puertas, aunque también ayudaron a salvar muchas vidas. Por todo eso, estos recintos no pueden ser para actividades festivas, sino culturales», agrega el técnico.

La ruta, según explica Rosser, tendrá seis paradas, por ahora. «Todos los refugios se parecen, pero todos son distintos. Cada uno tiene sus particularidades. Marvá, Tordera y Palmeretes son parecidos arquitectónicamente hablando, pero con detalles propios. El de Marvá, por ejemplo, es el de menos altura, porque había agua en el suelo, lo que obligó a añadir una losa de piedra», añade Rosser, quien apunta que el de Tordera tiene una estructura más «serpenteada» que el resto. Luego está el de Tabacalera, que no tiene comparación: es el más particular de todos. «Es radicalmente distinto porque no era un refugio, sino que se habilitó un horno antiguo para secar el tabaco», afirma. Se reutilizó durante la Guerra Civil, dando una utilidad distinta a la definida en su origen, con dos galerías longitudinales, ambas banco corrido y unidas por una transversal, construidas con fábrica de ladrillo macizo dispuesto a tizón, tanto en muros como en bóvedas tipo cañón de medio punto. «El de Palmeretes después se utilizó como lavadero», asegura Rosser, quien recuerda que todos los espacios construidos «ex profeso» comparten una característica: tienen entrada y salida independientes. Y además, el acceso se realizaba en codo, para evitar que la metralla pudiera entrar y afectar al interior.

La localización de los espacios tiene su historia, tal y como recuerda Rosser y Pablo Reig, también del Departamento de Memoria Histórica y Democrática. «Los teníamos más o menos ubicados en el plano, pero la realidad a veces ha sido otra bien distinta. La primera cata que entró en Marvá penetró en el hormigón, mientras que la segunda cayó justo en el centro», explica Reig, quien afirma que el hallazgo exacto de la ubicación del espacio de Músico Tordera, tal vez el más lúgubre de todos, fue sencillo gracias a la colaboración de un jardinero municipal, familiar de Alí Andreu Cremades. «Nos dijo que había un lugar donde guardaban los elementos para el trabajo. Esa pista nos ayudó porque los planos estaban mal», agrega. En total, los refugios recuperados en este proyecto cobijaron en su día a casi 2.000 personas durante los bombardeos de la Guerra Civil. En la construcción, recuerdan los técnicos municipales, participaron principalmente mujeres alicantinas. «La mayoría de los hombres estaban luchando», finalizan.

Y el refugio de Sanfa Faz, fuera del casco urbano

A los seis refugios que formarán parte de la misma ruta guiada al estar situados en el casco urbano se suma el espacio antiaéreo de Santa Faz, el único de todos que conserva intacta la entrada. Este refugio está conectado por una galería subterránea de 61 metros con el convento donde viven en clausura las monjas que custodian la Reliquia. El acceso al monasterio (por el patio) se encuentra tapiado, por lo que se prevé abordar con las religiosas y el Obispado su apertura para que el público pueda salir por el monasterio cuando se abra a las visitas.

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