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El cambio climático provoca que el 80% de los alicantinos estén expuestos a la contaminación por ozono

Las personas más afectadas son niñas y niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas.

La combinacióm de circulación intensa y aumento de las temperaturas dispara los índices de ozono

Un informe elaborado por Ecologistas en Acción sobre el impacto del ozono en la Comunidad Valenciana certifica que entre el 1 de enero y el 31 de octubre de este 2021 en las 57 estaciones se ha detectado un descenso del 43%. Como sucedió en 2020, la reducción de la movilidad por la crisis del covid ha provocado también este año una mejora sin precedentes de la calidad del aire, en relación al ozono troposférico. No obstante, 5,1 millones de habitantes de la Comunidad Valenciana respiraron aire contaminado por ozono durante el verano. El estudio anual sobre la contaminación por ozono de Ecologistas en Acción concluye que el 80% de la población y el 87% del territorio han estado expuestos un año más a unos niveles insalubres de este contaminante. Las personas más afectadas son niñas y niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas.

El ozono es un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la superficie terrestre por la radiación solar y la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva. Se trata por tanto de un contaminante secundario que en verano afecta a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial.

El ozono troposférico sigue siendo, según Ecologistas en Acción, el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio, y el más estrechamente ligado al cambio climático, por su relación con las altas temperaturas. “Como en 2020, durante 2021 sus niveles se han reducido de forma importante, interrumpiendo la tendencia estacionaria o al alza de los últimos años, como consecuencia de la drástica disminución de las emisiones de sus contaminantes precursores en la industria y el transporte, por efecto de la crisis del covid”, afirman desde Ecologistas en Acción.

El informe toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo al cual el aire contaminado por ozono ha afectado en 2021 al 80 % de la población y el 87% del territorio de la Comunida Valenciana. Si se considera el valor objetivo establecido por la normativa, más laxo que la recomendación de la OMS, la población que ha respirado aire contaminado por encima del estándar legal sería de sólo 9.000 personas, en el área interior de Mijares-Penyagolosa (Castellón), la cifra más baja desde la entrada en vigor del objetivo legal, en 2010.

La frecuencia de las superaciones de los estándares de la OMS y legal ha sido muy inferior a la de los años previos a la pandemia, con descensos de respectivamente el 43 % y el 67 % en relación al promedio de las registradas en el periodo 2012-2019, en el conjunto del País Valenciano, y una caída drástica en las superaciones del umbral de información.

La mejoría de la situación ha sido en especial relevante en la zona Bética-Serpis, con una reducción del número de días con mala calidad del aire superior al 75%. No obstante, tres estaciones en las áreas interiores de Cérvol-Els Ports, Mijares-Penyagolosa y Júcar-Cabriel, con 100.000 habitantes, han seguido incumpliendo el objetivo legal en el trienio 2019-2021.

La contaminación por ozono debe abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, causa cada año entre 1.500 y 1.800 muertes en España. Las personas más afectadas son niñas y niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas.

El coste sanitario y laboral de la contaminación por ozono fue de 5.000 millones de euros en 2013, un 0,33 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Los planes autonómicos de calidad del aire para reducir la contaminación por ozono son obligatorios, según la legislación y el Tribunal Supremo. Pero la Generalitat Valenciana sigue sin elaborarlos en las zonas donde resultan preceptivos. Ecologistes en Acció del País Valencià ha denunciado judicialmente la inactividad del gobierno valenciano, con un recurso visto para sentencia. Pocas ciudades cuentan con protocolos de actuación frente a las puntas de contaminación por ozono. El protocolo de València no contempla medidas para este contaminante, como la limitación del tráfico en episodios de elevada contaminación.

Las personas mayores forman partel del grupo de riesgo más sensible a los efectos de este gas Rafa Arjones

Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire por ozono son la disminución del tráfico motorizado, la adopción de las mejores técnicas industriales disponibles, la sustitución de los disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética y el apoyo a las energías renovables. También es necesario ampliar el Área de Control de Emisiones acordada para el Mar Mediterráneo, penalizar fiscalmente a los vehículos diésel y una moratoria para las grandes explotaciones ganaderas intensivas.

“La crisis del covid ha demostrado que la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria son las mejores herramientas para mejorar la calidad del aire que respiramos, en las ciudades y en las zonas rurales, también en el caso del ozono. La dramática situación creada por la pandemia viene a corroborar que la reducción de las emisiones de precursores sí es efectiva para combatir la contaminación por ozono”, concluye el informe.

El poder de los océanos

Por otro lado, un estudio internacional liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) muestra que la destrucción global de ozono troposférico debido a los halógenos reactivos (cloro, bromo y yodo) emitidos desde los océanos supone una fuerte amortiguación natural al incremento antropogénico de este gas contaminante durante el siglo XXI. Los hallazgos, que se han publicado en la revista Nature Climate Change, revelan la gran capacidad de estos compuestos naturales para regular la carga de ozono troposférico, que también es un gas de efecto invernadero, a medida que aumenta la temperatura durante este siglo. Los datos obtenidos en este trabajo apuntan a que la atmósfera y su composición experimentarán profundas perturbaciones asociadas con los desarrollos socioeconómicos, como los cambios en los gases de efecto invernadero y las emisiones de contaminantes. A pesar de lo que se podría pensar, y en base a las proyecciones, los investigadores consideran que la capacidad de destrucción troposférica de ozono controlada por los halógenos se mantendrá constante. En la actualidad, se estima que los halógenos naturales destruyen entre el 10% y el 20% de la carga de ozono troposférico global.

“Uno podría esperar que el aumento de halógenos naturales en un clima más cálido se tradujese en una mayor destrucción de ozono. Curiosamente, la química halógena muestra un rol de amortiguación sobre la carga troposférica de ozono, con una heterogeneidad espacial muy marcada”, señala Fernando Iglesias-Suárez, investigador del CSIC en el Instituto de Química Física Rocasolano y autor del estudio. En este trabajo, los investigadores han explorado simulaciones que incorporaban cambios en las emisiones de halógenos naturales asociadas a cambios en el clima. “El papel que juegan los diferentes procesos en la atmósfera del siglo XXI da como resultado que la química de halógenos resulte en una destrucción de ozono troposférico altamente heterogénea, con marcadas asimetrías hemisféricas, regionales y verticales. Además, las mayores pérdidas de ozono, hasta un 70% en comparación con la actualidad, se pronostican a lo largo del siglo en regiones costeras contaminadas, con importantes beneficios para la calidad del aire”, añade Alfonso Saiz-López, autor del estudio e investigador Instituto de Química Física Rocasolano. La investigación se enmarca en el proyecto Climate dimension of natural halogens in the Earth system: Past, present, future (CLIMAHAL), un programa Consolidator Grant del Consejo Europeo de Investigación

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