Como cada 6 de enero, la parroquia ortodoxa de San Andrés y San Nicolás celebró el bautismo del señor con la ceremonia de la epifanía. Después de la misa, los feligreses bajaron en procesión sobre las diez de la mañana hasta la playa del Postiguet para bendecir sus aguas.
La epifanía consiste en que después de bendecir el mar, el sacerdote sumerge la cruz dos veces en el agua y luego la lanza para que los feligreses vayan a por ella. Este año el primero en cogerla ha sido Alberto, un chico de 13 años, que podrá llevársela a casa hasta la ceremonia del año que viene.
El acto, el segundo más importante después de Pascua, ha finalizado cuando todos han vuelto a subir en procesión hasta la parroquia para recoger el agua bendita y llevársela a casa.
El año pasado no pudo realizarse esta epifanía que conmemora el bautismo en el Jordán tras 18 años haciéndola, según el Padre Nicolás, párroco de la Iglesia Ortodoxa de San Andrés y San Nicolás. Este año ha sido menos multitudinario debido a la pandemia, unas 125 personas frente a otros años en los que han llegado a ser 350. “Les decimos que si tienen síntomas que no vengan, mucha gente mayor se ha quedado en casa por precaución”, afirma el Padre Nicolás.
Esta parroquia lleva veinte años asentada en Alicante, sus feligreses proceden de distintos países como Rumanía, Georgia, Grecia, Bulgaria.
