La capacidad de la autopista AP-7 se pone a prueba esta Semana Santa, en la que son las primeras vacaciones con esta vía liberalizada y sin restricciones a la movilidad. La supresión de los peajes ha traído consigo un incremento del tráfico más que notable, aunque no se ha producido la saturación que pronosticaban los más agoreros. Pero eso sí, cabe recordar que la pandemia y las limitaciones a los desplazamientos durante gran parte de 2020 y 2021 han hecho que la circulación haya sido más baja de lo que habría podido ser en circunstancias normales.
Según datos facilitados a este periódico por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Medio Ambiente (Mitma), todo el recorrido de la AP-7 desde las inmediaciones de Alicante hasta el límite provincial con Valencia registró el año pasado una intensidad media diaria de 21.878 vehículos. Esto supone un aumento del 27% en relación a 2019, el último ejercicio con peajes, cuando la circulación se situó en 17.230 vehículos. La liberalización de la autopista ha supuesto también una mayor circulación de camiones, de una media de 1.395 a 2.124 diarios en estos dos años.
Este incremento del tráfico es claramente perceptible para cualquier conductor, aunque hasta la fecha no se han producido grandes congestiones en la AP-7 a su paso por la provincia. Eso sí, hay que tener en cuenta que desde el 1 de enero de 2020 hasta ahora no ha habido un periodo vacacional que pueda considerarse normal en términos de volumen de desplazamientos, y que ese aumento circunstancial de la densidad viaria se suma a la movilidad cotidiana, que ha dejado masivamente de lado la N-332 para utilizar la autopista. Por lo tanto, será esta Semana Santa cuando se pueda medir por primera vez el alcance de la eliminación de los peajes.
Como ya publicó este periódico, en 2020 el tráfico se incrementó hasta un 56% en algún tramo de la autopista, a pesar de las restricciones a la movilidad que imperaron ese año. La vía registró una media de 35.508 vehículos a la altura de La Vila Joiosa, frente a los 22.663 que se habían contabilizado en 2019. El dato ofrecido por el Ministerio para 2021, cabe recalcar, comprende todo el recorrido de la AP-7 por la provincia. El recorrido con una mayor circulación es entre Alicante y Benidorm, mientras que entre la ciudad turística y Ondara se reduce bastante.
Cabe pensar que, a lo largo de los próximos días, en el entorno de Benidorm se superen esos 35.508 vehículos diarios alcanzados en 2020 a la altura de La Vila Joiosa y que la circulación sea densa, pero tampoco parece probable, a priori, que la situación vaya a ser especialmente conflictiva. El tráfico medio de la AP-7 dista mucho de lo que se registra en el entorno de Alicante o en la autovía A-31, que comunica la provincia con Madrid. Según los datos facilitados por el Ministerio, el acceso a la A-70 al norte de la capital de la provincia tuvo el año pasado una circulación media de 55.932 vehículos diarios, y la media de todo el recorrido de la A-31 se situó en 34.550.
Asimismo, la circulación de camiones en la autopista no ha crecido hasta el punto de colapsar la vía o reducir de manera considerable la velocidad, como temían antes de 2020 las voces contrarias a la eliminación de los peajes. Es cierto que el volumen de vehículos pesados en la AP-7 ha pasado de ser un 8,1% en 2019 a un 9,7% en 2021, pero con todo, sigue siendo mucho más reducido que en la A-31, donde alcanza un 18,1%. La mayoría del tráfico pesado de paso sigue utilizando la ruta por la autovía hacia Madrid, para después encaminarse hacia València por la nueva autovía A-33, al ser una ruta más corta que por la costa y sin las fuertes pendientes que tiene la autovía A-7 por Alcoy, la otra posible ruta alternativa.