En el eterno debate entre las playas «de arena» o «de roca», hay quien lo tiene claro: nada como la imagen que ofrecen las recónditas calas de la provincia.

Para llegar a las escarpadas costas poco o nada importa si es necesario aparcar a varios kilómetros, transitar pronunciados senderos cargados con nevera, sombrilla y demás útiles de playa, escalar pequeñas paredes rocosas o incluso ayudarse de una soga para poder acceder.

Las zonas rocosas, al contrario que los arenales, ofrecen un fondo marino con mayor biodiversidad que resulta ideal para la práctica del buceo, muchas de ellas presentan pequeños acantilados desde los que los jóvenes se lanzan al agua y, además, gozan de mayor privacidad al ser menos conocidas por los turistas ocasionales y de mayor dificultad de acceso, por lo que suelen encontrarse -por norma general- menos masificadas que las de arena.

El interés por este tipo de playas es tal que en los últimos años se han sucedido los incidentes en los que ha sido necesaria la actuación de los efectivos de emergencias. En 2021, dos jóvenes tuvieron que ser rescatadas en la cala Portixolet de Moraira tras sufrir una caída.

Varios años antes, la lluvia sorprendió a seis personas en el litoral del Poble Nou de Benitatxell, por lo que no pudieron regresar a sus vehículos a través del sendero, que se había convertido en un barrizal, y tuvieron que ser socorridas a través del mar. La recompensa: una jornada de playa en un marco incomparable.

Para sucesos como estos es por lo que se recomienda acudir a este tipo de calas con calzado adecuado, teniendo especial precaución a la hora de desplazarse por áreas de difícil acceso y, a ser posible, informarse previamente de las particularidades del terreno y el mejor modo de acceder.

Como consecuencia de este aumento de la popularidad del ocio marino, varios servicios relacionados con las playas han colgado el cartel de «completo» durante esta temporada. Es el caso del alquiler de embarcaciones privadas, especialmente aquellas que no requieren de titulación para poder navegar.

Todo por la foto

A la gran afluencia de la que gozan actualmente las calas de la provincia han contribuido, sin duda alguna y en gran medida, las redes sociales. Tanto conocidos «influencers» como usuarios tradicionales ansían encontrar la imagen perfecta durante sus vacaciones, lo que en muchas ocasiones se traduce en una masificación de espacios que hasta ese momento eran «poco conocidos» o no solían estar tan concurridos.

Por ello, también hay algunas voces que se posicionan en contra de este tipo de publicaciones y reclaman que no se difunda la ubicación o forma de acceder de determinados lugares para evitar que se acumulen los visitantes y estos espacios pierdan unos de sus principales atractivos: la privacidad y la tranquilidad.

Para evitar esta masificación, que se produce especialmente en los meses de verano pero que en algunos lugares se prolonga hasta bien entrado el otoño, algunas calas como la archiconocida Granadella de Xàbia han instalado barreras que limitan el acceso de vehículos durante la temporada alta.

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Vecinos de la zona ya han denunciado en numerosas ocasiones el comportamiento incívico de algunas personas que acuden a la costa y después dejan en el lugar todo tipo de basuras y residuos, además de quienes desoyen la prohibición de acampar en la zona y lo hacen sin tener en cuenta las particularidades del suelo.

Una serie de acciones y conductas irresponsables que, en el caso de la Granadella, están regladas de acuerdo con la Ordenación de Convivencia Ciudadana de Xàbia y que, por lo tanto, son sancionables.