Una carretera olvidada entre Alicante y Elche

Edificios abandonados, acumulaciones de escombros y de basura pueblan este tramo de la carretera N-340, que antaño fue la principal vía de comunicación entre las dos principales ciudades de la provincia

J. A. Martínez

J. A. Martínez

Hasta hace unos pocos años era la principal arteria de comunicación entre Alicante y Elche, las dos principales ciudades de esta provincia. Hoy este trazado de la N-340, la carretera más larga de España, agoniza llena de instalaciones abandonadas y olvidadas, tanto en el tramo que se encuentra en término municipal de Alicante, como en la que afecta a Elche. Edificios medio en ruinas y tapiados con proyectos para revitalizarlos, tan olvidados como es hoy esta carretera, escombreras, gasolineras abandonadas y restos de naves que en su día fueron devoradas por las llamas y que luego no fueron limpiadas.

La N-340 tiene un trazado de cerca de 1.250 kilómetros que unen Puerto Real en Cádiz con Barcelona a través de la costa mediterránea y atravesando hasta diez provincias diferentes. En su día, era la principal vía de comunicación entre Alicante y Elche pero con la apertura de nuevas carreteras perdió ese carácter de infraestructura esencial. Todavía sigue registrando circulación, aunque no tan intensa como en sus buenos tiempos. De hecho, algunos de los vecinos aseguran que es habitual que haya accidentes. Al tratarse de una carretera de un único carril, en los adelantamientos se producen colisiones frontales.

Muchos de los comercios y establecimientos que se podían encontrar a lo largo de su trazado han ido cerrando. De entre los restaurantes de carretera en la parte de Alicante apenas quedan cinco hoy en día, a los que suelen ir a comer camioneros y los trabajadores de los polígonos cercanos. Entre los más veteranos hay alguno que llevan más de treinta años abiertos. En la parte alicantina de la carretera, todavía quedan edificios de cierta relevancia, como el llamado búnker de la antigua CAM, hoy Banco de Sabadell, o la sede de la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia Fempa.

Pero nada más abandonar el casco urbano de Alicante y empezar a adentrarse en el paso de la carretera por las inmediaciones de Agua Amarga, uno de los primeros edificios abandonados que se pueden encontrar es el del antiguo Matadero de Alicante. Hoy totalmente cerrado y donde, pese a los carteles de Prohibido el paso, los grafittis pueblan su fachada. En los arbustos que lo rodean es fácil encontrarse ratas de gran tamaño y algún que otro animal muerto. De vez en cuando, el Ayuntamiento ha anunciado un proyecto para la rehabilitación del edificio, pero por el momento ninguno de estos proyectos ha llegado a materializarse. El Ayuntamiento de Alicante anunció hace dos años un proyecto para hacer un centro de innovación, sede de distintas startups con un presupuesto que sumaba los cinco millones de euros.

Unos pocos kilómetros más adelante el conductor se encontrará con los restos de los antiguos depósitos de Campsa que desde que se trasladaron se ha convertido en una parcela donde se acumulan los escombros, presumiblemente procedentes de vertidos ilegales de alguno que pretende ahorrarse las tasas por tener que llevarlo a algún vertedero. Un suelo que pese a que está rodeado por un muro, nada impide que quien quiera pueda acceder al interior y ver las ruinas con sus propios ojos. En el suelo aún son perceptibles las marcas de donde en su día los depósitos. Conforme se va saliendo del termino de Alicante y va llegando al de Elche, las construcciones van desapareciendo pero persisten las ruinas de antiguas edificaciones, desde gasolineras a puntos de pesaje para camiones.

N-340 La carretera olvidada entre Alicante y Elche

Rafa Arjones

Aparcamientos legales y clandestinos

Ya en el término de Elche, en las inmediaciones de aeropuerto son fáciles de localizar multitud de recintos de se ofrecen plazas de aparcamiento a conductores que deben coger un avión y no tienen dónde dejar el coche. Algunas legales, otras funcionan de manera más clandestina. Aunque hay dos naves totalmente abandonadas y olvidadas, casi la una frente a la otra y que en su día fueron presa de las llamas.

La primera de ellas es un antiguo desguace de coches que ardió hace ya tres años en un aparatoso incendio que obligó a un despliegue de bomberos de distintos parques para poder sofocar las llamas. Hoy los restos de fuego siguen allí tras una valla. Sin embargo, en la parcela de enfrente se ven los restos de otro siniestro que provocó que toneladas de ropa usada se quedaran a la intemperie.

Vecinos de la zona aseguran que con el paso del tiempo las montañas de ropa van siendo de menor tamaño, debido al efecto de las lluvias que hacen que cada vez vayan hundiéndose más y más, mientras hay filtraciones al subsuelo. "Al menos no huele demasiado", se consuela alguno de estos vecinos, mientras que otro no tiene ningún reparo en calificarlo como acumulaciones de "mierda". Unos restos que evidencian la decadencia de una carretera que sí puede decir aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor.