El protocolo del Obispado de Orihuela-Alicante contra los abusos sexuales a menores obliga a no encubrir a otros curas

El texto advierte que las sanciones pueden incluir la destitución de los sacerdotes y contempla intervenir también ante la tenencia de pornografía infantil por parte de los clérigos

Alberto Losa

Alberto Losa

El Obispado de Orihuela-Alicante ha dado a conocer su protocolo contra los abusos sexuales a menores. Unas pautas elaboradas en julio y que se unen a las del Arzobispado de València, que esta semana publicaba su política de tolerancia cero contra los abusos con su protocolo de prevención y actuación. En la Diócesis comandada por el obispo Munilla, el "protocolo ante el abuso sexual a un menor de edad o persona que habitualmente tiene un uso imperfecto de la razón", contempla acciones tanto para la detección del abuso como para su actuación, tanto si ha sido denunciado como si no. El documento destaca su utilidad para unas situaciones en las que es obligado "actuar y no encubrir"

En su introducción, el protocolo detalla que un delito "cometido por un clérigo con un menor de 18 años o con una persona que habitualmente tiene uso imperfecto de la razón" se reservará al juicio del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el organismo jurídico de la Iglesia. Y que "la ignorancia o el error de parte del clérigo sobre la edad del menor no constituye un atenuante o eximente".

Además, también se reserva a juicio del Dicasterio "la adquisición, retención, exhibición o divulgación, con fin libidinoso o de lucro, de imágenes pornográficas de menores de 18 años por parte de un clérigo en cualquier forma y con cualquier instrumento".

Las sanciones para estos delitos, advierte el protocolo, "se ajustarán a la gravedad de los hechos", pudiendo llegar "a la dimisión o deposición del estado clerical para los sacerdotes y las repercusiones a que den lugar para los laicos". 

Los protocolos de actuación, destaca el documento elaborado por la Diócesis de Orihuela-Alicante, ayudan a saber actuar en estas situaciones y son "obligatorios para una adecuada intervención, sabiendo que hay una obligación ética, legal y eclesial de actuar y no de encubrir".

El documento también expone que, "como Iglesia, todas las instituciones y cada uno de los miembros de la Diócesis tenemos la obligación de comprometernos a promover y apoyar una cultura que favorezca entornos sanos y seguros para el desarrollo maduro en santidad de las personas, especialmente en el cuidado de los niños, niñas, adolescentes y adultos en situación de vulnerabilidad, así como actuar si esto no se cumpliese".

Definición de abuso sexual a menores

Al inicio del protocolo, se especifica qué es un abuso sexual a menores. Para ello, citan a la Asociación Americana de Psiquiatría, que incluye "cualquier actividad sexual con un niño que esté destinada a proporcionar satisfacción sexual a uno de los padres, un cuidador o cualquier otro individuo que tenga alguna responsabilidad sobre el niño". Los abusos sexuales incluyen, según el texto escogido por la Diócesis, "actividades tales como caricias en los genitales del niño, penetración, incesto, violación, sodomización y exhibicionismo indecente".

El protocolo de la Diócesis de Segorbe-Castellón es más detallado aún en este sentido, ya que sin citar a ninguna asociación define como abuso sexual a menores "acosar, asustar o intimidar con gestos obscenos; hacer proposiciones sexuales; pedir al menor que exhiba su cuerpo con fines erótico-sexuales; tocar partes del cuerpo del menor consideradas íntimas o erógenas; la penetración oral, anal o vaginal, o intento de penetración con pene o con objetos o poseer para uso propio, vender, difundir o exhibir material pornográfico entre menores de edad".

Entre sus medidas preventivas, el documento de Segorbe-Castellón destaca en uno de sus puntos que "se respetará la intimidad de las duchas, cuartos de aseo y vestuarios cuando estén siendo utilizados por menores. En caso de tener que entrar, siempre por una razón justificada, es conveniente que entren, a ser posible, dos adultos del mismo sexo que los menores presentes". Un nivel de detalle al que no llega el documento de Orihuela-Alicante.

Obligación de denunciar y no encubrir

El documento elaborado por la Diócesis alicantina señala que los protocolos "ayudan a saber actuar en estas situaciones y son obligatorios, sabiendo que hay una obligación ética, legal y eclesial de actuar y no de encubrir".

El texto recoge los artículos del la Ley de protección integral a la infancia y adolescencia frente a la violencia, donde se recoge el deber de "comunicar de forma inmediata a los servicios sociales competentes" cualquier "posible situación de violencia de una persona menor de edad". Así como denunciar ante las autoridades policiales, el Fiscal o el Juzgado de Instrucción o de Paz.

También, la obligación ética: "Detectar el abuso nos sitúa ante el ejercicio real de nuestra responsabilidad sobre la protección infantil o de personas que habitualmente tienen un uso imperfecto de la razón. El deber moral de comunicar el abuso y protegerles está por encima del deber de guardar la confidencialidad de otro tipo de informaciones y relaciones profesionales o de amistad".

Como Iglesia, añade que "todas las instituciones y cada uno de los miembros de la Diócesis tenemos la obligación de comprometernos a promover y apoyar una cultura que favorezca entornos sanos y seguros", así como "actuar si esto no se cumpliese". Señala también el documento que "todos los clérigos (...) tienen obligación de comunicar sin demora" este tipo de hechos.

En el manual protocolario, la Diócesis deja claro que es importante "ser conscientes de lo que tenemos y lo que no tenemos que decir al menor" que ha recibido o podido recibir abusos. Por ejemplo, decirle que "no desconfiamos y que ha hecho bien contándolo", así como "que no es culpable de lo que ha pasado". Por otro lado, no hay que "prometerle que guardaremos el secreto o algo que no podemos cumplir".

Subraya también este documento que hay que informar "inmediatamente" a los padres o tutores legales de la denuncia recibida, así como dejar "todo por escrito y archivado".

La Diócesis alicantina tiene además un correo electrónico para denunciar abusos "cometidos en el presente o en el pasado", proteccionmenores@diocesisoa.org. Toda la información a este respecto, añaden, se encuentra disponible en el sitio web del Obispado de Orihuela-Alicante.