Tráfico mantiene en la provincia el helicóptero de vigilancia que han perdido tres comunidades

El servicio cuenta con trece aparatos, pero dos han sufrido sendos accidentes en los últimos meses y cinco están en revisión o averiados

CSIF alerta del desmantelamiento para sustituir los Pegasus por drones, pero la DGT lo niega

Uno de los helicópteros Pegasus de la Dirección General de Tráfico.

Uno de los helicópteros Pegasus de la Dirección General de Tráfico. / INFORMACIÓN

L. Gil López

L. Gil López

Accidentes, averías o revisiones. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha visto mermada en los últimos meses la flota de helicópteros que se encargan de la vigilancia de las carreteras españolas. El organismo contaba con trece aparatos de los conocidos Pegasus, pero en marzo y agosto se produjeron dos accidentes y pasaron a ser once.

De esa cantidad, cinco se encuentran en fase de revisión o averiados, según reconocen fuentes de la DGT. Los seis restantes son los que están operativos y sobrevuelan los cielos de la península. ¿De toda? No, hay zonas en las que estaba patrullando y en estos momentos no lo hace de forma habitual, como Galicia, Asturias o Andalucía. En la provincia de Alicante, en cambio, y en toda la Comunidad Valenciana, «se sigue prestando el servicio», confirma la Subdelegación del Gobierno.

 La base de Tráfico de la zona del levante se instaló en la localidad valenciana de Manises en octubre de 1974 y «en ningún momento se ha planteado» su desmantelamiento, explican las mismas fuentes. 

La DGT sale así al paso de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, que ha denunciado que Tráfico está «desmantelando» el servicio de vigilancia de helicópteros, «situación que perjudica el control del tráfico y de la seguridad vial».

CSIF sospecha que la intención real es sustituir la flota de helicópteros por drones mediante una progresiva disolución y privatización de este servicio fundamenta. El sindicato alerta de que los últimos contratos de mantenimiento han quedado desiertos, lo que pone en una situación «muy delicada» el servicio de helicópteros que de manera paulatina va quedando fuera de servicio.

Sin competencias

Las aeronaves vigilan las carreteras de todo el territorio nacional excepto en el País Vasco, Navarra y Cataluña, que tienen transferidas las competencias de Tráfico, y en Canarias y Baleares, donde no hay helicópteros.

Los seis aparatos que están en servicio se despliegan de la siguiente manera: uno tiene la base en Zaragoza y cubre Aragón, otro tiene la base en Valladolid y opera en Castilla y León, el tercero es el de Manises y se encarga de la Comunidad Valenciana, Murcia, Albacete y Cuenca, y los tres restantes tienen su base en Madrid y cubren dicha comunidad y el resto de provincia de Castilla-La Mancha.

Con los cinco que están averiados o en revisión, se han quedado sin cobertura Andalucía, Galicia y Asturias. CSIF lamenta la actuación de la DGT, «que va en detrimento del control del tráfico y de la seguridad vial». Para el sindicato, los drones no tienen velocidad ni autonomía para perseguir a infractores que conducen a gran velocidad, ni captan a las personas que viajan sin cinturón o las que usan el móvil al volante y no cumplen con la función disuasoria que sí realizan los helicópteros.

Pero la DGT se defiende y asegura que los Pegasus realizan tareas de vigilancia y control y «lo que menos ponen son multas» porque para ello es necesario que, además del piloto y el copiloto, que son los habituales, viaje con ellos un agente, una circunstancia que no es habitual. 

Además, incide en que los helicópteros se encargan más de otro tipo de infracciones, como saltarse los stop o pisar la línea continua: «Para los excesos de velocidad ya están los radares fijos y móviles».

La DGT recalca que en operativos especiales y puntuales de Tráfico, como el Mundial de Motociclismo que se disputa en Jerez, donde hay una elevada concentración de vehículos, que llegan desde toda España durante un fin de semana, se desplaza uno de los helicópteros que realizan el servicio de vigilancia en otras comunidades.

El Pegasus empezó a operar en 2013 y está equipado con una avanzada cámara que es capaz de poner multas de velocidad desde el aire. Este dispositivo capta la velocidad y la matrícula de los vehículos que se encuentran a una distancia de menos de un kilómetro.

Cocaína y al bar

Como ya informó este diario, dos Pegasus sufrieron sendos accidentes en unas circunstancias extrañas. El primero tuvo lugar en marzo cuando el piloto se estrelló en un paraje cercano a la localidad madrileña de Robledo de Chavela y dio positivo en cocaína y metanfetaminas. Lo hizo, además, después de darse a la fuga tras ser atendido en primera instancia por los servicios de emergencia, que constataron que había salido ileso de un intento de aterrizaje de emergencia que hizo volcar la aeronave. 

Para intentar evitar el control de la Guardia Civil, el piloto huyó hasta un pueblo a las afueras de Madrid, donde finalmente tuvo que someterse al test antidrogas. Su acompañante durante el vuelo, funcionario y operador de cámara de la DGT, resultó herido leve.

El segundo incidente ocurrió meses después, en agosto, cuando el piloto de un helicóptero resultó herido leve al sufrir un accidente durante una maniobra de aterrizaje en una zona cercana a un restaurante en el término municipal almeriense de La Mojonera, al que previamente había llamado para reservar mesa para comer.

Así se recoge de un informe preliminar del Ministerio de Transportes, en el que se señala que el aterrizaje se llevó a cabo en una «zona no preparada» y que el polvo levantado por el movimiento del rotor provocó el siniestro: «Los dos ocupantes resultaron ilesos y el helicóptero resultó destruido».

«El piloto decidió aterrizar para comer junto a un restaurante al que había llamado por teléfono previamente. Durante el aterrizaje en una zona no preparada, el movimiento del rotor principal provocó una nube de polvo, perdiendo el piloto las referencias visuales con el terreno, lo que provocó el impacto del rotor de cola con un árbol y la posterior caída al terreno», señala textual.