Retratos urbanos

Un abogado leal

Vicente Buades Navarro, letrado con más de cuarenta años de ejercicio, siempre ha estado implicado en actividades sociales, culturales y festeras de Alicante, su ciudad

Un abogado leal

Un abogado leal / INFORMACIÓN

Pepe Soto

Lleva más de cuarenta años en la abogacía. Miles de causas a sus espaldas como picapleitos: defensor leal de sus clientes y de la Justicia. Y un excelente mediador. Implicado en las tradiciones alicantinas, ha asesorado a varios colectivos de comerciantes y a equipos de fútbol, como el Alicante CF y el Betis Florida. Se paseó discretamente por la política, siempre ligado a partidos de centro. Fue el último militante que resistió el derrumbe del CDS. Durante dos décadas presidió la Federación de Barracas de las fiestas de Fogueres o Barraquers per la Festa, que es lo mismo. Un ejemplo de vecino. La decencia, que no es poco en un oficio de locos.

Vicente Buades Navarro (Alicante, 1957) siempre ha vivido en el barrio de La Florida. Cursó sus primeros estudios en la entonces Prisión de José Antonio, un colegio público de la época. Se hizo bachiller en el Colegio Hermanos Maristas. En 1976 inició la carrera de Derecho en el entonces Centro de Estudios Universitarios (CEU) de Alicante hasta tercer curso. Acabó la licenciatura en la Universidad de Valencia. Sin más remedio. Maleta y tren.

Hijo de un chapista, Vicente, y de Catalina, modista de profesión, ya era abogado. Tiene una hermana siete años menor, Elena. Su primer trabajo fue como pasante en el despacho de Juan Carlos Tur Ayela. Por esas fechas, Vicente conoció a una asturiana arribada de Mieres, Concepción Carreño Fuego, que disfrutaba de unas vacaciones con unos familiares afincados en Alicante. Ahí siguen. Juntos. Tienen una hija, Beatriz, funcionaria de prisiones, y un hijo, Vicente, enfermero, que fue concejal de Ciudadanos entre 2015 y 2019.

Es un abogado polivalente, honesto. Ha defendido causas penales, laborales y civiles de miles de clientes durante más de cuarenta y pico años de actividad. Ha estado en tantos juicios cubierto por la toga y la esperanza. También estuvo en el turno de oficio en juzgados hasta pasada la madrugada. Sus colegas hablan de él con mucho respeto, como cualquier persona que ha contactado con él. Tal vez, el juicio más mediático que ha soportado fue en 1991. La Audiencia Provincial condenó al entonces presidente de la Diputación, Antonio Fernández Valenzuela (PSOE), a suspensión de cargo público y una multa monetaria tras las denuncias por prevaricación presentada por el CDS e Izquierda Unida. El fiscal jefe de entonces, Ricard Cabedo, uno de los grandes del oficio justiciero, no vio delito alguno. Un año y algo más tarde, el Tribunal Supremo anuló la sentencia y las acusaciones pasaron al baúl de los archivos. Buades ha defendido por sus clientes causas con escasas posibilidades de éxito, si bien siempre estuvo en escenas decentes.

«El mundo del derecho es posiblemente el más relacionado con la política, ya que la actividad legislativa que emana de las Cortes hacen derecho y política inseparables; ello sin olvidar que el poder ejecutivo se encuentra igualmente ligado al derecho y más aun lo que se refiere al judicial que aplica la leyes creadas por el legislativo», asegura Buades.

Los abogados tienen en una especial tendencia hacia la política, porque legislativa, judicial y ejecutivamente el poder está íntimamente ligado con su ejercicio. «En la actualidad esta necesidad se sustenta en mantener y aplicar el Estado de Derecho que nos hemos dado y en eso los abogados no son solo actores del derecho, sino parte esencial del mismo cuando se nos pide opinión sobre una cuestión jurídica y la aplicación de las leyes que nos hemos dado empezando por la Constitución de 1978». Todas las profesiones han experimentado grandes cambios. Los nuevos retos tecnológicos son una ventaja, pero suponen una formación continua del abogado que se tiene que adaptar a ellos y más en los letrados que ya peinan canas.

Vicente Buades es escéptico y experto: «El ejercicio profesional también se ve influenciado por los nuevos despachos y ya son menos los abogados que saben penal, civil o laboral; se tiende a la especialización de esos grandes despachos que no siempre pagan correctamente a sus trabajadores que resultan ser abogados». La carrera, o mejor dicho la salida libre y profesional del abogado que empieza, es cada vez más difícil, como sucede en muchas profesiones. Vicente ha cumplido su deseo de ser un profesional autónomo y libre. Ha sido asesor jurídico de colectivos de comerciantes de casi todos los distritos de la ciudad, incluido el colectivo de feriantes. Actualmente asesora en su campo a la Asociación de Periodistas de Alicante (APPA). Su primer despacho propio fue en la Gestoría Amat.

Siempre inquieto ha desempeñado diversos cargos en la actividad social, cultural y festera de Alicante. Y ha sido miembro activo en numerosas asociaciones. Fundador la Tertulia de Café Arniches, donde cruzan palabas sus integrantes: José Pita, Daniel Marín, Andrés Muñoz, Pepe Ferrándiz Lozano, Carlos Rives, Pepe Guilabert, Joaquín López. Roberto Deltell, Francisco Sala y Antonio Alcalde, entre otros. Ha sido colaborador del Teléfono de la Esperanza, secretario de Jóvenes Sin Fronteras y de la primera Coordinadora Diocesana de la Juventud, Cofrade de la Hermandad Penitencial del Perdón, secretario de la junta del proceso de beatificación del médico Pedro Herrero y de la Real Archicofradía de la Virgen del Remedio y presidente de la Hermandad de la Virgen de la Alegría. Activo, también en las fiestas de Fogueres: durante 20 años fue presidente de la Federación de Barracas. Y ejerció de letrado en los equipos de fútbol Betis Florida y el Alicante CF, club en el que presidió la federación de peñas.

Vicente se introdujo en la política siendo chaval, en el primer curso universitario. Fue presidente provincial de las Juventudes de Unión de Centro Democrático (UCD) y presidente local; cofundador del Partido de Acción Liberal de Ignacio Camuñas; asesor jurídico del grupo del CDS en la Diputación Provincial. Siempre en el centro político, lideró la candidatura del CDS por Alicante en las elecciones generales de 1993. Su partido iba a la deriva. Sólo consiguió 3.110 votos. Repitió episodio tres años más tarde, en 1996, por Unión Centrista. Estuvo unos ratos en el Partido Popular y varios semestres en Ciudadanos.

«La política no lo es todo porque no vivimos solo para la polis ni para los demás, pero resulta vital compartir nuestras vidas con la sociedad lo que nos hace aquellos que creemos se animales políticos por necesidad». Tras muchos años en la actividad política, Vicente Buades echa de menos que los partidos sean abiertos y democráticos. Es una deficiencia de la política que las formaciones políticas se conviertan en un sistema clientelar. Para él, la solución sería que muchas más personas sin mayor interés que la política se afiliaran y, así, «en los partidos políticos habría mucha gente que, libremente, votaría según su conciencia y no por intereses de personas que acceden a los partidos solo por su propio interés; pero supongo que eso es una utopía».

La charla la mantuvimos en su despacho a hora temprana. Esta es la crónica subjetiva, tal vez, de un buen alicantino. Vicente Buades siempre ha sido leal con sus clientes y amigos; también con el adversario; leal hasta con los jueces. La razón casi siempre prevalece.