Fallece Rafael Gregori Sirvent, propietario de los hornos "Rafelet"

Alicantino, del barrio de Carolinas, estuvo al frente del negocio familiar que fundó su padre hasta hace apenas una década

Rafelet, en una imagen reciente

Rafelet, en una imagen reciente / informacion.es

C. Pascual

C. Pascual

Adiós a un alicantino. Muy alicantino. Con una memoria privilegiada que le permitía recordar con detalle la historia de la ciudad, con sus anécdotas y sus costumbres. Tanto le gustaba que no perdía ocasión de comentarla con los clientes, a los que se dirigía por su nombre (se acordaba de todos ellos), que acudían al negocio familiar situado en la calle Maestro Alonso, que consideraba su casa. Lo hizo hasta hace apenas unos años, ya superadas las siete décadas de vida. Le costó retirarse. Fue toda una vida dedicada al horno Rafelet, que fundó su padre en 1932 y que con los años se extendió con más locales por la ciudad.

Rafael Gregori Sirvent, Rafelet, nació en noviembre de 1936, en plena Guerra Civil. Y ha fallecido este 27 de diciembre de 2023, de forma repentina, mientras dormía en su domicilio de la plaza de Gabriel Miró. Sus restos mortales reposan en el velatorio en la sala 3 del tanatorio La Siempreviva y la misa por su memoria se celebrará este jueves, a las 13:30 en la capilla del tanatorio.

Rafelet, como le conocía todo el mundo, nació en el barrio de Carolinas, en una familia valencianoparlante. De ahí su "sobrenombre". Tuvo cinco hermanos. Hijos del fundador de un horno que con los años se convirtió en un clásico de Alicante. Estudió en el colegio Don Varó y, de joven, ya empezó a trabajar en la panadería de su padre. "Era un enamorado de su profesión, de siempre. Y de hecho fue un adelantado a los tiempos", relata su hijo Rafa Gregori. Tanto que empezó a abrir los domingos cuando no era habitual en el sector. "Trabajaba de lunes a lunes", añade. También probó en el mundo del toro, del que se retiró por una grave cogida en Melilla. Llegó a ser novillero.

Se casó con otra vecina del barrio, María Dolores Córdoba, su ahora viuda. Y tuvo tres hijos, que ahora se encargan de llevar adelante el negocio familiar, que avanza hacia su centenario. En la panadería de Maestro Alonso estuvo hasta hace apenas unos años, ya superada la teórica edad de jubilación. "Era la que fundó su padre y donde más le gustaba estar. Iba, hablaba de la ciudad con los clientes, en valenciano. Nunca miró el reloj cuando estaba en el negocio", apunta su hijo Rafa, quien -emocionado- destaca la "privilegiada memoria" de su padre.

Cuando se retiró, dedicó su tiempo a cuidar de su familia y de sus animales. También le gustaban los árboles. Así pasó los días hasta que la muerte le ha sorprendido en este final de año. Nadie la esperaba en su familia. "Pasamos juntos el día de Navidad, en torno a un cocido, como buen alicantino que era", lamenta su hijo.