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Una poética de la propia escritura

Apariencia de vida, supone el regreso de Bascuñana a la escritura en sí misma

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Apariencia de vida es el decimosexto volumen de poesía que publica Ramón Bascuñana, si contamos entre ellos la antología El gesto del escriba (2009) y excluimos algunas plaquettes. Como muchos de sus volúmenes anteriores, Apariencia de vida ha visto la luz gracias a un galardón literario, en este caso el II Premio de Poesía Fernando de Herrera. En este nuevo poemario encontramos algunos de los temas centrales de la lírica de Bascuñana.

Ya en Hasta ya no más nunca (1999), su primer libro de poemas, la vida y la escritura eran concebidas en clave de derrota, en tanto que Quedan las palabras (2000), en cambio, bebía del caño del culturalismo y se encontraba repleto de geografías y referencias. Tal vez como si nunca (2001) presentaba un cancionero amoroso cuyo último poema se construía con cada uno de los primeros versos de los poemas del libro, mientras que Liturgia de la profanación (2002) se insertaba en la tradición del poema extenso, versicular, a modo de letanía. Más heterogéneos son los poemas de Los días del tiempo (2002) y Retrato de poeta con familia al fondo (2003).

Tras el paréntesis, sobre todo formal, que supuso Las avenidas de la muerte (2005), Bascuñana trataba nuevamente la estrecha relación que existe entre la vida y el arte en Ángel de luz caído (2005) y Vera efigies (2005). En muchos sentidos, Impostura (2006) implicó una suerte de resumen, de alto en el camino, dentro de la obra de Bascuñana, y la escritura poética sería motivo recurrente de La piel del alma (2006), libro que debe leerse como un antecedente inmediato de Apariencia de vida. En Donde nunca ya nadie (2007) regresaba al verso largo, al versículo, que ya había cultivado en Liturgia de la profanación. Después de algunos años sin publicar, Ramón Bascuñana volvió a la lírica con El centro de la sombra (2013), una colección de casi medio centenar de poemas que reunía algunos de los temas más recurrentes de su obra, como la propia creación o el fracaso vital, y un año después vio la luz Cincuenta por ciento (2014), una colección de cincuenta poemas en prosa de cien palabras cada uno.

Como ya se ha dicho, Apariencia de vida dialoga directamente con La piel del alma, pero también con El centro de la sombra, ya que en los tres volúmenes el tema de la escritura poética resulta central, imprescindible. Veintinueve composiciones se reúnen en las páginas de esta nueva colección que se encuentra presidida por una cita de Clara Janés: «Somos civilizados, sin embargo, / nos dejamos conservar unos a otros / la apariencia de vida». El primer poema, Alto don, es una suerte de texto programático o poética que ofrece la clave de lectura de todo el conjunto, ya que, como afirma Bascuñana, «el poema y la visa son amantes secretos».

En realidad, esa Apariencia de vida que da título al libro se refiere a la propia creación poética, que es, por un lado, «apariencia de vida», pero también, en cierto modo, «auténtica vida». Ya en El centro de la sombra, el autor escribía un verso como este: «no concibo vivir sin la poesía». Ramón Bascuñana es uno de esos poetas que escribe por necesidad, no tanto como un ejercicio intelectual sino vital. Ahora bien, la escritura poética ya no es suficiente, tal como explicita el autor en el poema Esta nada, este frío: «Ni siquiera escribir restaña las heridas». Así, en El reino del poeta, Bascuñana asume las limitaciones del propio oficio: «Efímero es el reino del poeta. / Efímeros, su poder y su gloria. / Con palabras prestadas / edifica castillos en el aire. / Mas, las palabras se las lleva el viento / y queda a la intemperie, / desnudo entre las ruinas del poema».

Al cabo, todo el libro es una constante reflexión sobre el sentido de la poesía, pero el fracaso y la derrota están presentes a lo largo de los versos, como en otros muchos libros del autor. Escribir versos es, en definitiva, una suerte de «dulce tortura» de la que el poeta no puede escapar, aunque no le lleve a ningún sitio y la única recompensa sea La muerte y el olvido, palabras que son, no solo el título del último poema, sino también el final de esta Apariencia de vida. Vale.

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