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La isla inversa

Clima mediterráneo, la nueva entrega poética de Luis Bagué Quílez, ocupa un lugar central dentro de su obra

La isla inversa

Clima mediterráneo es el libro de poemas con el que Luis Bagué (Palafrugell, 1978) obtuvo el Premio Tiflos de Poesía, que convoca la ONCE, en su trigésima edición. Este nuevo poemario ocupa un lugar central dentro de su obra, en la que hay muchos ecos y referencias, pero puestos al servicio de una voz que dejó hace muchos años de ser la de otros para ser solo la suya. Actualmente, Luis trabaja como investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Murcia, actividad que ha dado ya suculentos frutos, como el brillante ensayo La Menina ante el espejo. Visita al Museo 3.0 (2016, finalista del Premio de la Crítica Literaria Valenciana). Desde Telón de sombras (2002), su primer libro de poemas, que recibió el Premio Antonio Carvajal y el Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España, Luis ha crecido mucho, hasta el punto de convertirse en uno de los grandes nombres de la poesía española contemporánea.

Con anterioridad, Luis Bagué había publicado cinco libros de poemas en solitario: el ya mencionado Telón de sombras, El rencor de la luz (2006, Premio Joaquín Benito de Lucas), Un jardín olvidado (2007, Premio Hiperión), Página en construcción (2011, Premio Unicaja) y Paseo de la identidad (2014, Premio Emilio Alarcos). Los dos últimos, junto a Clima mediterráneo, conforman una interesante trilogía. Clima mediterráneo es algo así como un fin de ciclo, de la misma manera que, en su momento, lo fue Un jardín olvidado. En sus últimos libros, Bagué ha mantenido una perspectiva global, pero asumida, no desde la individualidad, sino desde una suerte de espíritu colectivo que refleja muy bien los contrastes y paradojas de la sociedad moderna. El sujeto de los poemas ha pasado a ser colectivo, se ha transformado en un observador, en un entomólogo de la cotidianidad.

Paseo de la identidad compartía con algunos de los libros precedentes una estructura trabada. Esa misma estructura se mantiene en Clima mediterráneo, pero Luis Bagué desplaza el foco de atención, aunque sería más acertado decir que reconfigura el punto de vista. El flâneur ya no planea por el mundo, sino que es el mundo el que gira en torno a la atalaya levantina del poeta. ¿Y qué es lo que pasa por delante? Este mundo nuestro en descomposición.

Al igual que Paseo de la identidad, el título del nuevo libro, Clima mediterráneo, nos sitúa en un lugar y en un tiempo concretos, en una cultura, en una civilización, que acaso esté llegando a su fin. La última parte de Paseo de la identidad nos devolvía a la vieja Europa, que es justamente donde empieza Clima mediterráneo. Ahora que la vieja Europa es incluso más vieja pero no sabemos si es todavía Europa, el Mediterráneo nos recuerda que fue el escenario de los viajes de Ulises y Eneas, la gran vía de transporte que articuló una realidad llamada Roma: una isla inversa, una ínsula al revés, un mar rodeado de costa por todas partes.

Clima mediterráneo se divide en cuatro partes bien diferenciadas. La primera de ellas, «Mediterráneos», es una serie de seis poemas sin título que cantan al Mare Nostrum a lo largo de los siglos. Es una historia quintaesenciada de nuestra cultura, con múltiples referencias y guiños. En la segunda, «Hecho en España», conviven diversas manifestaciones artísticas, que van desde cuadros de Velázquez, Goya o Antonio López hasta una revisión de la figura del Quijote. En esta parte destacan algunas composiciones que se encuentran entre las mejores del volumen, como la «Oda al toro de Osborne» y «El rapto de Europa: una elegía», ambas incluidas en la serie «Tauromaquias». Y también «VPO», que conforma, junto a «Reales sitios», la serie titulada «Patrimonio Nacional».

La tercera parte, «Alta velocidad», la configuran veintitrés «haikus impuros» distribuidos en cuatro tiradas, mientras que «Zona residencial», la última, va alternando poemas individuales con dípticos: allí se dan cita lo sublime y el reciclado, las pinturas rupestres y las redes sociales, las marcas registradas y los sucedáneos, lo que fuimos y lo que somos.

Cierra el volumen una imprescindible «Nota mediterránea» que nos sirve como carta de navegación o brújula para navegar por las procelosas aguas de este Clima mediterráneo. Allí se resuelven muchas de las citas, deudas y homenajes de un libro en el que encontramos la historia de un naufragio, el de nuestro mundo, arrojado de nuevo a las profundidades del mar del que salió.

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