El mar como metáfora

El mar como metáfora

El mar como metáfora / porEduardoBoix

Eduardo Boix

Si tuviéramos que elegir un tema universal en la poesía, ese sería el amor. Pero el amor no se circunscribe solo al ámbito del ser humano, amamos tantas cosas como lugares o personas existen, y hay una temática que ha sido fuente inagotable de inspiración para los poetas de distintas épocas, un lugar común del que se extrae buena parte de la lírica. La naturaleza, con todo lo que conlleva, es la fuente de la que surgen las musas y donde cientos de autores han sabido plasmar lo que esta les relataba. No deja de ser un acto de amor cantar a la naturaleza como un acto celebratorio o como una elegía a lo que dejamos perder.

Un mar de nombre impronunciable, de José María Paz Gago, galardonado con el XIII premio internacional de poesía Claudio Rodríguez, publicado por Hiperión, es un canto a los mares que tanto sufren la mano del hombre. El poema que abre el libro, sin título, es una avanzadilla de lo que vamos a encontrar: «Por extraños avatares del destino/escribo estos versos/frente a un Mar Negro./Sus aguas sueñan en el tiempo,/su gélido azul resplandece/en los amaneceres de Arcadia/reflejando una atmósfera/de inédita luminosidad.//Sigo las huellas del poeta fugitivo,/sus azares y sus versos/impregnan las largas avenidas/que no recuerdan ya/gestas imposibles, fiestas galantes,/secuencias de guerra y visiones alucinadas/que reconstruyen el transcurrir/de un mar todavía en plácida calma». El lector se podrá encontrar con una poesía clara de verso corto y con un mensaje claramente ecologista: la acción del hombre y su poder destructor del planeta. Si pudieran pensar que es un libro pesimista, sería un error, tal vez Paz Gago avisa de los peligros que corremos con la forma en que maltratamos lo poco que tenemos, como en el poema titulado Planeta en sombra: «El planeta ha perdido/su viva tonalidad./Las hecatombes cotidianas/tiñen de acuarela desvaída/los mares y las almas.//Con precisión cronológica/se suceden las mareas negras/como sombras aguerridas/que oscurecen la piel líquida/de este cuerpo celeste a la deriva».

José María Paz Gago. | INFORMACIÓN

josé María paz gago Un mar de nombre impronunciable Editorial Hiperión 64 páginas, 10 euros / porEduardoBoix

Paz Gago divide el libro en cinco partes bien diferenciadas: Preámbulo, Nombrar las mareas, Apocalipsis en el fin de la tierra, Máquinas de guerra a la deriva y Volver al origen. Estas cinco divisiones abordan al mar y sus circunstancias con un tono elegiaco del mismo. Cantar a la pérdida, a la interior o exterior del mar, como nos relata en el poema Mareas negras: «Naves a la deriva,/destructores, cargueros,/petroleros que circundan/los mares en tensa calma/con su obscena carga apocalíptica.//De sus vientres pestilentes/sale un veneno mortífero,/sangre negra, oro negro/–negros presagios–/mareas de color impronunciable./Desde los albores de esta plaga/de naufragios suicidas,/los monstruos vierten sin pudor/heces tóxicas, excrecencias ácidas,/el hálito del más profundo de los avernos».

Un mar de nombre impronunciable es un libro elegiaco que ahonda en esa lucha ecologista del pueblo gallego. Todos recordaremos aquel desastre del Prestige y sus consecuencias. Es difícil no utilizar el mar como fuente de todo, cuando estás rodeado de él y tu pueblo vive por y para él. Estamos ante una obra de una hondura y un calado de un autor con oficio y maestría. Gana fuerza la ausencia de grandilocuencias. Los versos cortos cortan como cuchillas. Pero no todo es negatividad; en el último poema, al finalizarlo, Paz Gago da paso a la esperanza: «La humanidad se reinicia,/cambia la hora, el ritmo y el rumbo,/los océanos recuperan el aliento/y regresan lentamente a origen,/a su anhelado estado primigenio.//Desmanteladas las máquinas de guerra,/renacen con fuerza las letras del MAR/con su breve caligrafía de cuento/y su amorosa sonoridad bilabial,/su nombre no volverá a ser impronunciable». Porque el mar es una metáfora de nosotros o de la sociedad, el lugar donde se limpian las conciencias o se vierten las miserias.

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