Dime qué me lees

La escritura como afición

Portada del libro

Portada del libro

Manuel Peris

Proliferan de un tiempo a esta parte los talleres de escritura creativa. Algunos promovidos por los ayuntamientos; otros, fruto de la iniciativa privada que los impulsa a partir de ese auténtico pulmón de la lectura que son las librerías. Luego, muchos de esos ejercicios convergen en pequeñas antologías que, al modo de los conciertos fin de curso de las escuelas de música, presentan lo mejor de las enseñanzas recibidas.

El fenómeno, que en cierta medida es una evolución de los clubs de lectura, es un síntoma de buena salud literaria. Como lo es también el surgimiento de algunas plataformas que, con mayor o menor rigor profesional, posibilitan a los escritores aficionados la autoedición de algunos ejemplares. Salvando las distancias, estas iniciativas representan una relación similar a la de los espectadores que deciden iniciarse en un deporte, en la interpretación de un instrumento, o en la práctica de la pintura. De manera que los escritores aficionados, preferentemente, recurren al cuento o al relato breve antes de atreverse con la dura maratón de la novela.

José Ramírez Martínez (València, 1967) es uno de esos grandes lectores que se ha decidido a dar el paso de publicar una antología de sus propios relatos. Su título es La nevera del general Ríos y otras narraciones extravagantes (Círculo Rojo editorial).

De esta treintena de narraciones marcadas por una mirada escéptica, es precisamente la que da título al libro, la mejor de ellas. Está inspirada en un suceso real protagonizado por el padre y el abuelo del autor, con la presencia en segundo plano del que fuera capitán general de la región militar de Valencia durante la posguerra, Joaquín Ríos Capapé. El relato, muy bien escrito y con un tono de humor berlanguiano, se lee con placer. También participa de ese tono de humor La boda de Paula, un cuento en el que prima el cariño en la descripción del retrato del padre. Un padre que también protagoniza El recibo y que, con su aire bonachón e ingenioso, recuerda a don Ulises Higueruelo, el padre de La familia Ulises del TBO.

No sé si es del todo cierto lo que le dice Juan Luis Arsuaga a Juan José Millás sobre los hijos en La vida contada por un sapiens a un neandertal. Sostiene Arsuaga que los hijos cambian a los padres para mejorarlos y que los padres educan a los hijos, pero luego son educados por ellos.

Aquí, en estos tres cuentos de José Ramírez, la mirada del hijo, llena de ternura hacia la figura paterna, hace de José Guillermo Ramírez Bort un personaje entrañable, al que el lector le hubiera gustado conocer. No es poco. La escritura como afición, la escritura como afección.