Los paseos por el museo de Isabel Oliver

La artista, que participa en Ni un paso atrás en Dénia, se sirve de la mitología griega para practicar un arte feminista revisionista

Dos de las obras de Isabel Oliver
expuestas en Dénia.

Dos de las obras de Isabel Oliver expuestas en Dénia. / porAmparoZacarés

Amparo Zacarés

La exposición colectiva Ni un paso atrás. Vanguardia del arte feminista en València, que se puede visitar este mes de marzo en el Centre d’Art L ‘Estació de Dénia, ofrece la oportunidad de contemplar la obra de la pintora valenciana Isabel Oliver que corresponde a su serie Paseos por el museo. Para esta ocasión la artista se ha servido de la mitología griega que tanta importancia tiene en los cimientos culturales de Europa y ha fijado su atención en uno de los famosos cuadros de Rubens. En concreto, en el titulado El rapto de las hijas de Leucipo que está inspirado en unos de los poemas bucólicos de Teócrito que se conocen como Idilios. En este óleo de considerable dimensiones, de estilo barroco y datado a principios del siglo XVII, el pintor flamenco plasma el relato mitológico del que son protagonistas los hermanos gemelos, Cástor y Pólux, conocidos con el sobrenombre de los Dioscuros (Dios Kouroï) por ser hijos de Zeus y Leda. El caso es que ambos permanecen en el imaginario cultural europeo como los héroes vigorosos que entablaron una lucha homicida contra dos primos suyos para arrebatarles a sus prometidas, las hijas de su tío Leucipo. Esa acción violenta que se ejerce contra la voluntad de dos mujeres jóvenes, las Leucípides, es la que representa la pintura de Rubens y la que ha quedado fijada para la posteridad. Precisamente ese impulso de querer arrebatarle la libertad a las dos mujeres, con violencia y con engaño, es el que cuestiona el arte feminista. Como se sabe, al revisionismo artístico feminista se le debe, entre otras cosas, esa otra forma de mirar más acorde con los tiempos actuales. Aún así costó mucho dar ese giro estético. Rubens y su obra son un claro ejemplo. Durante siglos la crítica de arte ensalzó el dinamismo, la masa de color, la opulencia de formas y la soltura con la que el pintor flamenco resuelve sus cuadros. Las escenas mitológicas que pintaba se contemplaban como una exaltación de vida y de fuerza épica sin reparar en el motivo de la hazaña. Y así ha sido hasta que la crítica feminista, vinculada a las experiencias de las propias mujeres, invitó al público a replantearse los mecanismos de poder con los que históricamente se han construido las relaciones de dominio y sumisión entre los sexos. A este proceso de desvelar lo oculto en el lienzo, contribuyó la investigación y crítica feminista de las últimas décadas del siglo pasado articulando un discurso teórico afín a las reivindicaciones y luchas de la agenda feminista actual. En esa línea, Isabel Oliver, con la maestría pictórica que le caracteriza, reinterpreta el cuadro de Rubens para liberar a las jóvenes de sus captores. No es casual que la pintora titule su cuadro Liberación de las hijas de Leucipo. No lo es porque en ese tránsito del rapto a la liberación, con otro título y otra significación, se resume la contemporaneidad de esta obra con la que la artista ofrece la posibilidad de revertir el canon masculino hegemónico. En esa apertura a una mirada de conmiseración hacia las víctimas y de condena hacia los victimarios, queda patente que salvar a las hijas de Leucipo es todo un símbolo de la lucha contra el patriarcado para conseguir la igualdad. De este modo, la pintora concilia compromiso político y sensibilidad estética y logra impactar en un público empático, sin prejuicios y atento a la que época presente. Gusto estético, imaginación creativa y gran dominio de la técnica, tres razones para no perder la oportunidad de visitar la exposición y contemplar el enfoque innovador de esta obra.