Un fogonazo

La oriolana Ada Soriano regresa a la poesía con el poemario Línea continua

Ada Soriano

Ada Soriano / porEduardoBoix

Eduardo Boix

He afirmado en otras reseñas que la poesía se muestra al poeta como una epifanía o, tal vez, como un fogonazo. Los escritores somos a veces como los conejos, que se quedan petrificados en la carretera ante las luces de un coche. Creo firmemente que son dos formas un tanto manidas de resumir el acto poético. No siempre es así, existen algunos autores que buscan la emoción, casi se podría decir que la simulan. Existe la mentira o el engaño en alguna poesía, pero, cuando la verdad es auténtica, nos devasta. Hay muchos ejemplos en poesía de la verdad, uno de los claros ejemplos es la poética de Sharon Olds. La emoción va muy unida a este tipo de poesía, donde la hondura de la misma arrastra al lector, haciéndole partícipe de lo que trata el autor o autora, en este caso. Esta es la poesía que llamo yo de fogonazo, como aquellas máquinas antiguas de fotografía que nos cegaban aturdiéndonos. Siempre he pensado que esta es la poesía que tiene sentido, no es que rechace otras, pero, para mi forma de ver el acto poético, esta tiene un plus de autenticidad. Tal vez sea la que refleja mejor el mundo como yo lo concibo.

Línea continua, de Ada Soriano publicado por Ars poética en su colección Carpe Diem, con prólogo de María Antonia Ortega e ilustración de Javier Rojo, es un poemario que es, tal vez, un fogonazo en sí mismo. Ada Soriano ejerce una poética algo profética, casi chamánica, con una fuerza ancestral y casi telúrica. El libro que nos ocupa se abre con un poema que ya nos conduce hacia el territorio que vamos a pisar, la importancia que ejerce la naturaleza en Ada: «De espaldas al mar /recibo un masaje de algas. / Si ladeo la cabeza / me saluda una ola / y otra / y otra…»

Ada Soriano. información

Ada Soriano Línea continua Ars poética 90 páginas / 12 euros / porEduardoBoix

Soriano se abre ante la poesía para mostrarnos sus orígenes y para mostrarnos cómo ha sido. Línea continua podría ser la guía que lleva a cada persona a su destino. Para quienes conducen, recuerden que, ante una línea continua, no se debe adelantar, es por tanto el destino el que nos lleva hacia lo que nos tiene deparado el universo, Dios o como se le quiera denominar: «y me acerco a la infancia / de William Blake, / a los ojos de Dios / que observan al anochecer / de un hada / en un pétalo de rosa. / Y me acerco a mi infancia, / a los ojos de Dios / mintiendo y desmintiendo / en mis ojos de niña, / costilla de Adán que protesta».

Hay reivindicación en la poética de Ada Soriano. No quiere llamar la atención, ni destacar, tan solo quiere que su voz sea escuchada, tiene un mensaje que dar y necesita tener un interlocutor que lo reciba. No es una poesía hermética, pero sí tiene una profundidad que nos conduce a su propia alma. La poesía de Ada, que contiene mucha verdad, parece contener también mensajes ocultos, como si desde el otro lado le dictaran: «Me debato entre la realidad / y el sueño. / Soy consciente de mis viajes, / los destellos que siembro / en una zanja / por donde el agua fluye / y crecen flores». Existe cierto poso lorquiano en la poética de Soriano, sin perder su esencia, porque es, en el fondo, una poesía inclasificable, como si todas las lecturas y todas las vivencias las filtrara por la razón y el corazón.

Hay mucha alma dentro de Línea continua, como si se hubiera escrito en estado de trance, en una evocación continua, como realizan los Sij sus tareas. Esta obra que nos ocupa debe ser leída en distintos momentos y repasada sucesivas veces. No porque exista una gran complejidad en la misma, es que la poética de Ada crece en la repetición. Si nos sumergimos profundamente en las aguas de su poesía, nos damos cuenta de que ella nos manda mensajes, nos habla personalmente a cada uno. Sabe tocar el alma, nos hace comprender y empatizar con lo que lleva dentro. «Soy contención y dominio /en la intersección de una encrucijada,» nos asegura en uno de los poemas breves que contiene el libro.

Dudas, sueños y anhelos

Este poemario es como un viaje de adentro hacia afuera, como el avance del feto hacia la luz. Podríamos definirlo como un parto, un parto largo pero en el que dentro de él están las claves de las grandes preguntas de la humanidad. Soriano se formula todas las dudas y analiza todos los sueños y anhelos. Porque eso es la línea continua, la marca que ha dejado de su vagar por el mundo mundano y poético. Soriano, que tiene algo de profeta y ella misma nos lo indica: «Me debato entre la realidad / y el sueño. / Soy consciente de mis viajes, / los destellos que siembro / en una zanja / por donde el agua fluye / y crecen flores».

Ada Soriano nos ha hecho un regalo con Línea continua. Tal vez estamos ante su poemario más redondo y audaz. La contención que prima en todo el libro es lo que le da la contundencia que necesita esta obra. Estamos ante un canto a la vida contado a base de disparos de luz. Estos fogonazos son los que impactan sobre el lector, que no puede respirar ante tanto impulso. Si tuviéramos que definir la poética de Soriano sería o poética de la Quimera o poética del trasluz. Porque es ella la que nos muestra el resquicio de luz ante la oscuridad. Esperábamos con cierta esperanza e ilusión el regreso de Soriano a la publicación poética. Podríamos afirmar que Línea continua es uno de los poemarios del año, donde la reflexión y la hondura dan paso a cierta esperanza. Un poemario necesario. Una poética de altura de una poeta que aún tiene mucho que decir.