Seoane, el teatro antes de levantar el telón

El productor ofrece unas memorias profesionales, una panorámica íntima y profunda de la labor de toda una vida, por las que desfilan todos los que son

Seoane, el teatro antes de levantar el telón

Seoane, el teatro antes de levantar el telón / porCarlosFerrer

Carlos Ferrer

El de las memorias es un tipo de libro con más tradición anglosajona que española. En el ámbito teatral, los actores son los que con mayor frecuencia han volcado sus recuerdos profesionales en un volumen. El caso que reseñamos es una excepción, porque el santanderino Juanjo Seoane, a pesar de sus inicios como actor, figura en la historia del teatro español del s. XX por su condición de productor, con más de cien obras escenificadas en su haber. En estos recuerdos titulados Juanjo Seoane presenta… Mi teatro visto desde dentro (memorias de un productor), publicados por Ediciones Antígona, Seoane no solo aporta «una pequeña panorámica personal de la intrahistoria teatral de las últimas décadas», sino que no duda en reconocer montajes «horrorosos» (como La Dolorosa), en criticar actitudes deshonestas como la de Nuria Torray, en lamentar alguna que otra difícil relación personal (Mary Carrillo, Carlos Caballé, Antonio Álamo) y en tildar de «egocéntrico incurable» al productor Manuel Collado. Por estas páginas desfilan egos, traiciones, celos, chantajes, fracasos, anécdotas, reconocimientos, amistades inquebrantables, sacrificios, apuros económicos, pero también éxitos como los de Los ladrones somos gente honrada de Jardiel Poncela, Reina Juana con Concha Velasco y Los caciques de Carlos Arniches y alguna que otra sorpresa, como la confesión de su labor de adaptador de textos teatrales con el pseudónimo de Juan Altamira.

Seoane recuerda que su amor por el teatro nace a partir de sus lecturas juveniles de obras de Lope de Vega, García Lorca, Shakespeare, Alejandro Casona, Buero Vallejo, Ibsen, publicadas por la editorial Escélicer. Ese amor por el teatro le lanza a dar sus primeros pasos como actor en piezas radiofónicas para Radio Cantabria y a debutar en escena con la compañía de teatro aficionado, que él mismo ha fundado en Santander, en un papel de la obra La viuda es sueño de Tono y Jorge Llopis. Sin embargo, el traslado a Madrid parece inevitable en un joven ambicioso y Seoane viaja a la capital madrileña para estudiar teatro y cine, a pesar del disgusto paterno. Tiene 19 años. Tras concluir sus estudios, comienza a interpretar pequeños papeles en el cine y en el teatro. «Cada vez tenía más claro que, para triunfar en la profesión y llevar a cabo los proyectos que yo quisiera y me interesaran, era vital controlar una de las claves fundamentales de cualquier iniciativa: la producción» sostiene Seoane. Esa necesidad de crear una compañía propia para poder llevar a buen puerto los proyectos escénicos es una constante en nuestro teatro, incluso hoy en día, de la que solo se salvan los artistas consagrados. «Mi modelo de trabajo eran los productores cinematográficos norteamericanos, como David O. Selznick», es decir, un productor «creador, capaz de llevar adelante la financiación y, al tiempo, participar en la selección de textos y la formación del reparto», en el decorado y el vestuario. Así nacen Petruka Films, la Compañía Tirso de Molina, la Compañía Calderón de la Barca, la Isaac Albéniz (1969-1980) para las piezas líricas, que contó con Ángel Fernández Montesinos en la dirección artística y que nunca cayó en la tentación de hacer una Luisa Fernanda «en pantalones vaqueros». Seoane intercala la narración de su trayectoria profesional con las declaraciones y testimonios de aquellos que le conocieron, como Ángel Facio, Antonio Mercero, Lola Herrera, María Fernanda d’Ocón, Ana Marzoa, María José Goyanes, José Luis Pellicena, Miguel del Arco y Pep Munné, entre otros.

El productor teatral
Juanjo Seoane. daniel alonso/inaem

Juan Ignacio García Garzón Juanjo Seoane presente… Mi teatro visto desde dentro (Memorias de un productor) Ediciones Antígona 470 páginas / 28 euros / Carlos Ferrer

El productor considera Madrid el Broadway español, detalla la decepción con la recepción de Jueces en la noche de Buero Vallejo, la irascibilidad del director griego Michael Cacoyannis, el éxito de Filomena Marturano de Eduardo de Filippo y el problema que le generó con Concha Velasco y con María Asquerino, las «morcillas» del actor Ángel de Andrés, su disgusto con el director argentino Ángel Ruggiero y su enemistad con Enrique Cornejo, manifiesta su admiración por Analía Gadé y la amargura generada por Juana del amor hermoso de Martínez Mediero, comenta cómo se inicia su vinculación profesional con Amparo Rivelles a partir del estreno de La loca de Chaillot y el motivo por el que modificó el final de la benaventiana Rosas de otoño, señala cómo logra que María Jesús Valdés regrese a escena con La dama del alba 34 años después de su retirada, apunta los encontronazos entre Juan Carlos Pérez de la Fuente y Nati Mistral en Los padres terribles y de Analía Gadé y Berta Riaza en Las mujeres sabias de Molière, argumenta el motivo de su ruptura profesional con Queta Claver y los fracasos de Por delante y por detrás de Michael Frayn y de Castañuela 90, el desmadre nacional, aclara por qué Lluis Pasqual no dirigió a Nuria Espert y a Adolfo Marsillach en ¿Quién teme a Virgina Woolf? de Edward Albee, así como también indica cómo Teté Delgado logra el papel de Petrita en la versión teatral de El pisito de Azcona y por qué no pudo producir la versión teatral de El beso de la mujer araña de Manuel Puig. Finalmente, Seoane reserva el último capítulo para los proyectos frustrados como El rapto de las sabinas de Ricardo López Aranda, Mariposas negras de Jaime Salom, La brisa de la vida del británico David Hare, La bella Helena de Jacques Offenbach, Salomé de Wilde y La edad de oro de mamá de Manuel Martínez Mediero, entre otros.

Este es un libro para rememorar, para descubrir, para saber lo que se cuece antes de que se levante el telón y los riesgos que comportan una gira nacional. Un productor, una pasión, un libro. Se alza el telón de la lectura.