Eduardo Lastres y la importancia de la búsqueda

La muestra Habito en lugares distintos (Lonja de Alicante) es un viaje de experimentación que transita por múltiples técnicas y etapas

Eduardo Lastres. | HÉCTOR FUENTES

Eduardo Lastres. | HÉCTOR FUENTES / porRICARDOBAIXERAS

Óscar García

Ya en el propio título de la exposición, Habito en lugares distintos, se hace referencia a una de las particularidades que define la creación artística de Eduardo Lastres. Un trabajo que habita y discurre por diferentes direcciones.

La muestra, comisariada por María José Gadea, transita por múltiples técnicas y diferentes etapas que conectan piezas referentes de su trabajo, con otras más actuales. Un viaje de experimentación e investigación de ida y vuelta, que regresa al punto de partida para volver a alejarse de nuevo. Sus obras fluyen vinculadas entre sí a través de técnicas, estilos y movimientos, que se entremezclan disgregándose y agrupándose al mismo tiempo. Una labor polifacética movida por la inquietud artística que construye un relato rico, complejo y plural.

Dentro de la versatilidad de Lastres no nos sorprende encontrar un discurso creativo que se desliza entre opuestos, como la figuración tamizada por el recuerdo versus la abstracción equilibrada o el minimalismo de sus esculturas frente al abigarramiento en sus dibujos. Un desorden calculado de contrarios que luchan por definir lo indefinible, en un proceso donde lo más importante es la búsqueda.

Eduardo Lastres nos presenta un elogio al material lleno de metáforas y relaciones: dibujos con tinta china sobre madera que dejan a la vista, creando una constelación de trazos negros, zonas coloreadas y vacíos; el busto de su padre tallado en escayola, que enfatiza sus volúmenes cubistas con una soporte de planos geométricos en madera; pinturas-relieves que a modo de collage juegan con los conceptos escultórico y pictórico, montajes formados por tablas superpuestas que tejen matices, reflejos, ritmos y combinaciones cromáticas; siluetas perforadas sobre planchas de metacrilato; esculturas geométricas en madera procedente de columnas de derribo que son rodeadas y apresadas por el metacrilato trasparente, combinando la robustez con la fragilidad y la opacidad con lo translucido; piezas escultóricas en acero que nos invitan a sentir la fuerza de la geometría mediante la poética de planos y vaciados; composiciones abstractas que fusionan madera y formica negra.

Junto a la presencia de lo material y el volumen cabe destacar la utilización del color. Eduardo Lastres nos ofrece una gama muy particular y amplia de tonalidades, como el color de la piel metálica oxidada, azules celestes y oceánicos, silencios transparente, reflejos ruidosos, tintas de negros profundos, nudos de marrón pino, yeso lechoso o gris plomizo.

Su abundante actividad plástica, fruto de una vida de pasión y dedicación al arte, responde a la necesidad de hacer visible y materializar el proceso artístico. La idea de acercar el proceso de elaboración de las obras al público subyace en su trabajo. Por supuesto, como buen arquitecto, siempre con el dibujo como guía principal, para lograr construir nuevos lugares donde habitar.