Diez frente a quince en el pleno; ocho frente a once en las comisiones informativas. La ruptura del pacto de gobierno en Benidorm y la minoría en la que ahora se ha quedado el gobierno de Agustín Navarro pondrá el próximo lunes al grupo socialista de la ciudad contra las cuerdas. Para ese día, están convocadas las cuatro comisiones ordinarias municipales -Hacienda, Régimen Interior, Urbanismo y Socio-cultural y Turismo- y, una hora después, el pleno ordinario correspondiente al mes de febrero.
En las primeras, el equipo de gobierno prevé elevar dos propuestas para sustituir a los ediles liberales que hasta ahora presidían las comisiones de Urbanismo y Socio-cultural, Vicente Juan Ivorra y Gema Amor, por dos ediles socialistas: Rubén Martínez y Cristina Escoda. Ahora bien, desde el PSOE reconocen que no las tienen todas consigo. Porque la «situación anómala» que se ha generado hace que, en el hipotético caso de la que oposición pactara un candidato, el gobierno podría verse abocado a perder la presidencia de ambos organismos. Para salvar este escollo, la única opción que tendría en su mano es que fuera el propio alcalde quien se pusiera al frente de ambas como presidente nato y, así, evitar dejar su control a la oposición.
Por lo que se refiere al pleno, donde el gobierno también carece de votos suficientes para poder aprobar con desahogo todo lo que proponga, los cambios en el ejecutivo y en la delegación de competencias han provocado que el orden del día quede reducido a asuntos bien menores, bien de puro trámite. Entre ellos, figura, por enésima vez, la aprobación inicial del reglamento del taxi, la designación del representante municipal en la Fundación del Instituto de Ecología Litoral, la ratificación del presupuesto del Consorcio Comarcal de Aguas para 2015, o una propuesta para la creación de nuevos nichos en el Cementerio de San Jaime, además de varias propuestas de Hacienda.
Falta por ver si la oposición intenta aprovechar su situación de mayoría para presentar mociones por la vía de urgencia, una práctica que se ha convertido ya en habitual en la ciudad cada vez que el gobierno ha estado en minoría, para hacer más patente su soledad. Hasta el momento, ningún grupo ha avanzado si optará por ello.
