Menos de un metro lo separaba de un muro que delimita la propiedad de la carretera. Sin embargo, esa distancia de 75 centímetros es la que lo ha condenado a muerte. Se trata de un pino de 20 metros de altura que contaba con más de un siglo de vida y la razón por la que se taló el lunes es un proyecto de expropiación para darle tres metros más a la Nacional 332 a su paso por l'Alfàs del Pi.
Aunque el ejemplar no estaba catalogado ni protegido, sí que tenía valor paisajístico, pero sobre todo sentimental. Y es que estaba ubicado dentro de la finca Angelita, una de las más antiguas del municipio alfasino y con historia centenaria que es propiedad de la familia De Rojas desde el siglo XIX.
Lo cierto es que ésta ya ha sufrido varias expropiaciones debido a los proyectos que se han desarrollado o se van a desarrollar en los alrededores. Pero este último paso no se lo esperaban; por lo menos no pensaban que tendrían que cortar ese pino de tronco rojo que contaba con un diámetro de 2,5 metros y tenía la corteza de un color rojo subido en la parte alta del tronco y pardorrojiza en la parte inferior. «Hace poco más de dos años nos expropiaron ya parte de la finca para ampliar los carriles y hacer la rotonda y nos hicieron una valla nueva», afirma la familia propietaria. Ahora, el proyecto del Ministerio de Fomento, a través de Carreteras, contempla «un nuevo deslinde para crear una zona de afección». Es decir, una franja en la que no se construirá nada pero que esta entidad considera necesario tener.
En un primer momento, ese deslinde era más amplio y afectaba también a una pequeña capilla que hay en el interior de la finca Angelita y que sí está protegida por el Catálogo de Bienes y Espacio Protegidos del PGOU. Eso es lo que la ha salvado del derribo. Ese pequeño templo es de 1906 y, según fuentes municipales, en su interior tiene además «varios cenotafios»; o lo que es lo mismo, monumentos funerarios que no contienen los restos del personaje a quien se dedica pero tienen la misma función.
Negativa a salvar el árbol
Aunque Carreteras aceptó finalmente cambiar el deslinde para «salvar» la pequeña capilla, no ocurrió lo mismo con el pino. «Con una pequeña rectificación puntual podría haber quedado en pie», afirmó el propietario. Más si se tiene en cuenta que al tener que rodear el pequeño templo, la futura valla no quedará ya recta. Los propietarios lo han intentado todo y muchos han sido los vecinos que se han interesado sobre el ejemplar, uno de los pocos que quedaba con esa altura y diámetro.
Pero además, «el Ayuntamiento también ha hecho lo posible para que no lo talen. La empresa que tiene que hacer la obra también ha propuesto sortearlo con el nuevo muro», pero nada ha sido aceptado por Carreteras. Fuentes municipales explicaron que «hemos hecho gestiones y consultas con el Ministerio de Fomento para que no lo quitaran; pero nos han dicho que estaba dentro de esa zona de afección y no se puede hacer nada».
Los dueños parece que ya empiezan a resignarse porque son conscientes de que «no había un argumento jurídico para salvarlo», es decir, una protección sobre el mismo que sí tienen otros, como otro pino con 150 años de historia que está en la finca del otro lado de la carretera. «Parece mentira que en una sociedad avanzada no se tenga en cuenta estas cosas», afirman, para añadir que «sabemos que en una obra pública prima el interés general pero pensamos que en este caso era muy fácil intentar no talarlo». Tanto como desplazar la futura valla 75 centímetros.
