La ausencia de turistas británicos en Benidorm y las restricciones por el covid no han impedido que los pocos locales abiertos en la zona inglesa de la ciudad festejaran este miércoles, aunque de una forma muy descafeinada, el ya clásico Saint Patrick’s Day, el día del patrón de Irlanda, que históricamente reunía a miles de personas para teñir las calles de verde.
Como ya ocurrió en 2020, este año tampoco nada ha sido igual. Sí hubo banderines verdes y con los colores de Irlanda en la media docena de establecimientos que permanecen abiertos para dar servicio, fundamentalmente, a británicos afincados en la ciudad o en pueblos limítrofes. También, gorros, pelucas, disfraces o camisas verdes. Y, sobre todo, música celta y cerveza para brindar, aunque compartiendo espacio con mascarillas y distancias de seguridad.
Fuentes municipales indicaron que por primera vez desde hace muchos años la Policía Local no tuvo que diseñar ningún operativo especial con motivo de este día, debido a que no estaba previsto que se congregaran grandes multitudes como años atrás. Este hecho, unido al cierre de la hostelería a las 18 horas, no hacía prever ninguna complicación y que los pocos que saliesen a celebrarlo lo hiciesen dentro de la normalidad, como así fue finalmente.
Sin embargo, para no dejar caer esta fecha en el olvido y con la esperanza de que el Día de San Patricio vuelva muy pronto a ser lo que fue, el Ayuntamiento de Benidorm iluminó de verde tres de sus edificaciones más emblemáticas: El Castell, el Tossal de la Cala y el edificio consistorial. Fuentes municipales afirmaron que, «el Ayuntamiento quiere dar ánimos a la ciudadanía, y especialmente a los originarios de las islas británicas, con el color que representa a la esperanza y al santo irlandés en los enclaves más representativos» de la ciudad. También se iluminaron hoteles y otros puntos emblemáticos de la provincia.
