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¿Saltan las bacterias a mi tostada?

Jóvenes de un instituto de Benidorm se alzan con dos premios de un concurso nacional basado en comprobar o desmontar grandes mitos de la ciencia - En septiembre acudirán a un congreso en Madrid para exponer sus averiguaciones

Algunos de los estudiantes que han participado en el reto científico «Cazadores de mitos» de la FECYT, realizando sus experimentos. | INFORMACIÓN

Pocas frases debe haber más «de madre» en el imaginario colectivo que esa que se repite generación tras generación de «bébete rápido el zumo que se le van las vitaminas». Lo que nunca nadie nos ha explicado es si esto ocurre como norma general en el jugo de cualquier fruta ni tampoco a qué velocidad ha de consumirse para después poder estar «supervitaminados». Un grupo de jóvenes de segundo y tercero de la ESO del instituto Bernat de Sarrià de Benidorm tiene las respuestas a este enigma. Su investigación no solo les ha permitido tener argumentos para rebatir a sus madres sino, lo que es más importante, les ha llevado hasta lo más alto de un concurso nacional convocado por la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT), «Cazadores de mitos», cuyo objetivo era sembrar la semilla de la pasión por la ciencia mediante experimentos para confirmar o desmontar algunos de los grandes mitos de la humanidad.

Los alumnos trabajaron con pipetas, cuentagotas, microscopios y otro material de laboratorio. | INFORMACIÓN

¿Puedo coger una tostada que se me ha caído al suelo y comérmela después sin riesgo de contraer una infección? ¿Puede matarme una moneda lanzada desde lo más alto de un rascacielos? ¿Hay alguna manera de engañar a la probabilidad para ganar en los juegos de azar? Éstas son otras de las preguntas formuladas por la FECYT, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación que dirige Pedro Duque, y que llevaron a tres equipos de este IES benidormense a medirse con otros 223 y con 1.115 adolescentes de institutos de todo el país.

Eva María Tirado, Irene Font, Mekbeb Lucía Hernández, Sofía Martínez, Marta Reverte, Adriana Crespillo, Ana Martínez, Roberto Casagrande, Aitana Bengoechea, Javier Llorens, Clara Antón, Claudia García, Basem Kharraz, Claudia Ivars y Victoria Casares son los quince benidormenses que han participado en el proyecto, dirigidos por los profesores Enrique Megía (Física y Química) y Laura García-España (Biología y Geología). «Nosotros planteamos el reto y los alumnos se apuntaron de forma voluntaria. Venían por las tardes al laboratorio, fuera de su horario lectivo, y se implicaron hasta el punto de hacerse cargo ellos mismos de elegir los temas, pensar y traer todos los materiales que les podían hacer falta para los experimentos,...», explica la profesora, que además destaca que todos los participantes alcanzaron «un nivel muy por encima de sus cursos».

¿Cuáles son las conclusiones?

Como marcaban las reglas del concurso, los estudiantes eligieron dos de los retos que planteaba la FECYT: el de las vitaminas del zumo y el conocido como la «Regla de los 5 segundos», según la cual si un alimento se cae al suelo y permanece en él menos de 5 segundos, puede consumirse sin problemas puesto que no ha permanecido el tiempo suficiente para sufrir contaminación por bacterias u otros microorganismos.

Para el primero, los estudiantes exprimieron naranjas, limones y kiwis para ir estudiando, mediante el uso de un compuesto con yodo, si mantenían el mismo volumen de vitamina C nada más exprimirlos y al cabo de 10, 20, 30, 45, 60 y 90 minutos. Observaron que, aunque las vitaminas se van reduciendo conforme pasa el tiempo, no es hasta 24 horas después cuando desaparecen por completo. Para el segundo, utilizaron distintos alimentos, como salchichas, jamón, pan o manzanas. Tras dejarlos caer en distintas superficies y por periodos de tiempo distintos, los colocaron en una placa petri y los pusieron en la cámara de cultivo a 36º para favorecer el crecimiento de microorganismos. Por último, los dejaron crecer durante uno y siete días y descubrieron que cuanto más humedad tiene un alimento y más sucio está el suelo, más microorganismos aparecerán, sin importar si estuvieron en esa superficie 3, 5 o 10 segundos, aunque a partir de una hora sí desarrollaron bacterias por igual.

Todas las conclusiones las compartieron en unos pósteres científicos con códigos QR enlazados a vídeos donde explican todo el proceso. Además de recibir un lote de recursos educativos, en septiembre, si la situación sanitaria lo permite, acudirán a Madrid a participar en un minicongreso científico de esta Fundación donde expondrán sus resultados. Igualmente, Laura García-España apunta que todos ellos se han llevado el premio más importante: «Salir de la teoría de los libros y descubrir por ellos mismos que el método científico se puede aplicar a cualquier situación del día a día».

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