"Estamos muy apenados. Creíamos que no se iba a morir nunca, que la íbamos a tener para siempre". La frase, pronunciada este viernes por Karen Maling Cowles, la presidenta de la asociación de empresarios británicos en Benidorm, traslada de manera muy escueta el sentimiento con el que miles de británicos vivieron ayer en la ciudad turística el primer día de sus vidas post-Isabel II.

Después de 70 años en el trono, la gran mayoría de los más de 3.000 residentes con pasaporte de Reino Unido empadronados en la localidad y de los cerca de 25.000 turistas que pasan estos días aquí sus vacaciones o no han vivido bajo bajo el mandato de otro rey o eran tan pequeños cuando ella accedió al trono que no lo recuerdan. Por eso, además de la pérdida de su jefa de Estado, la sensación que desprenden cuando se les pregunta por ella es también similar a la de haber perdido a una madre, una tía, una abuela.

El peso de la colonia británica en Benidorm y la conmoción generalizada por la desaparición de una figura histórica han llevado este viernes al Ayuntamiento a montar, casi a la carrera, un espacio de homenaje para que los ahora ya súbditos de Carlos III puedan acudir a recordar a la difunta y que estará abierto a las muestras de respeto y pésame de los británicos o de cualquier ciudadano mientras dure el luto oficial decretado en aquel país.

Este lugar para homenajear a Her Majesty se ubica en la plaza de la avenida del Derramador, en uno de los puntos neurálgicos de la conocida como "zona guiri", donde confluyen numerosos hoteles, pubs y hasta una oficina de turismo y otra de la Policía Nacional abiertas expresamente para atender a la población extranjera, en su grandísima mayoría, público inglés.

Operarios de los Servicios Técnicos municipales instalaron en este lugar un mástil, donde pasada la una de la tarde se izó una bandera británica a media asta y se depositó una corona de laurel y flores blancas con una única palabra: Benidorm, grabado en letras de color negro. Igualmente, en los mupis publicitarios de los alrededores, el Consistorio ha instalado pósters conmemorativos de este día, de color negro y con el escudo y el nombre de la Reina junto a los años de su nacimiento y de su muerte.

El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, ha supervisado en todo momento, aunque desde un segundo plano, todas las labores de montaje de este espacio, al que inmediatamente se empezaron a acercar turistas llegados de todos los puntos de Gran Bretaña. Por un lado, para homenajear a su monarca; y, además, para sacar fotografías que enviar a familiares y amigos que están en su país y compartir con ellos este momento que quedará grabado para siempre en su recuerdo.

Y mientras, en otros puntos de la ciudad, como las piscinas de muchos hoteles o los bares y restaurantes de primera línea de playa, los británicos continuaron disfrutando de sus dos ingredientes favoritos de Benidorm: el sol y la cerveza, sin variar ni un ápice su agenda vacacional por este deceso. 

Pésame

"Desde Benidorm reconocemos la dedicación, entrega y servicios de Su Majestad a la Corona Británica y hacia su pueblo”, ha indicado el regidor benidormense. Como ya hiciera el mismo jueves por la tarde, nada más conocerse las peores noticias llegadas desde el castillo de Balmoral, el primer edil ha reiterado que Benidorm “se une de esta forma al pesar del Reino Unido de la Gran Bretaña y países de la mancomunidad de naciones, por el fallecimiento de la Reina Isabel II”, un mensaje que el Ayuntamiento también ha hecho llegar al embajador británico en España, Hugh Elliot, así como al Consulado en Alicante.

Otros consistorio de la comarca y de la provincia también trasladaron su pesar por esta pérdida y su apoyo a la comunidad británica que reside en nuestro territorio, que asciende a 100.000 personas en el conjunto de la Comunidad, de las cuales unas 70.000 tienen su domicilio en la provincia de Alicante.