Rendirte puede convertirse en un gran acto de valentía. Cuando entras en bucle, en pensamiento neurótico por algo irresuelto, un sentimiento desagradable que te corroe, un problema que escapa a tu capacidad, ponlo todo en manos de la Fuente y la niebla del camino se evaporará.

El silencio, la soledad, la pausa, la presencia, son situaciones que has de buscar con frecuencia para que tu contacto con la Fuente brille más y tu conexión sea tan fuerte que tu vida se instale ahí, en ese estado elevado de vibración.

Cuando la presión sea insoportable, entrégate a la Vida, al Universo, a Dios, a la Fuente, llámalo como quieras, pero abandónate. Deja de luchar y verás como tu perspectiva de las cosas será diferente al retirar la presión sobre aquello que te desasosiega.

'A new heart' by Saraphym

La rendición como despertar

Hace ocho años viví una intensa época de soledad buscada, vivía retirado del mundanal ruido en Vejer de la Frontera, estaba pintando una pared de mi casa y de repente un profundo sentimiento de soledad se apoderó de mí. Comenzó a penetrarme una sensación de vacío, de agujero existencial profundo. Una emoción absolutamente desagradable y dolorosa. En un momento dado fue tan agudo ese dolor que comencé a llorar, a llorar y a llorar desgarradamente. Me convertí en un mar de lágrimas, me moría de dolor, me moría de soledad.

Abandoné mis armas, dejé caer las corazas y puse todo lo que soy en manos de la Fuente.

Dejé de resistirme a ese sentimiento desgarrador de soledad, incluso llegué a verbalizarlo. Me entregué por completo a ese momento.

De repente llegó el satori. De mi interior comenzó a brotar un calor indescriptible, una sensación de confortabilidad, de regreso al hogar tal, que desde entonces jamás he vuelto a sentirme solo.

Me estaba rindiendo sin yo saberlo.

El abandono como entrega

Esa experiencia de abandono me hizo aprender que cuando ya no puedes más, has de dejar aflorar tu vulnerabilidad y eso es lo que paradójicamente te da la fuerza para continuar con alegría. Si tienes una pérdida, entrégala, si tienes una depresión profunda abrázala, si sientes una rabia extrema deja que te inunde. No huyas, ríndete.

Siempre sé, por experiencia, que eso que llamo Fuente está conmigo, se preocupa de sustentarme y me ofrece la libertad de elegir cada paso que doy sabiendo que está ahí cuando necesito una guía, cuando dudo, cuando tengo una crisis de fe.

Orar, meditar, comunicarte con tu ser, reflexionar, leer textos nutritivos para el alma…Vuelve a estos hábitos o tu vida será un simple derrapar en las curvas.

Lo de la superación personal está muy bien y lo comparto, pero de verdad, cuando estés muy agobiado no trates de controlar más: suelta y salta hacia dentro. Manera 15 de conectarte a la Fuente: Ríndete.