Si continuas dejándote llevar por tantas distracciones quizá te pierdas del todo. Vivimos un momento en el que los estímulos externos, lejos de disminuir, se multiplican.

Centrarte se está convirtiendo en urgencia, necesitas volver a encontrar ese equilibrio natural entre cuerpo equilibrado y mente equilibrada, necesitas encontrar tu centro.

¿Cómo saber si estás descentrado?

Observa tu cuerpo, observa tus pensamientos y observa tus emociones. Inmediatamente obtendrás la respuesta. Otra cosa es que decidas hacer algo al respecto.

Si tu vida está llena de malestares, si sufres, tienes miedo, angustia, si dudas, si desconfías o mientes, si quieres controlarlo todo, si apenas sonríes, si estás siempre enfermo, si la vida te resulta árida, si te enfadas, si te sientes débil o triste…estás fuera de tu centro.

Estar centrado te alinea con la vida, con la Fuente, como la burbuja del nivel que emplea el albañil para construir la pared recta. En ese estado de sincronía, las cosas suceden de manera natural a tu alrededor y la paz se instala en tu vida, pase lo que pase, por mucho ruido que haya ahí fuera.

Bien es cierto que el equilibrio vital necesita de tu intención y dedicación. El funambulista se cayó mil veces del cable hasta encontrar la manera de mantenerse sobre él.

Image by Sammy Slabbink

Vuelve

A veces uno siente que tiene tantas cosas que solucionar que simplemente deja que la bola de nieve se haga más grande, hasta que un día te revienta en la cara.

Dicen que para encontrarse primero hay que perderse, no siempre es así , pero bien es cierto que cuanto más descentrado te sientas más evidente te será la necesidad de volver a tu eje.

Los caminos empinados dan pereza, pero si comienzas, la presión desaparece y las cuestas se van convirtiendo en amenos senderos de un paisaje sereno y fresco.

Si estás descentrado nunca sabrás realmente quién eres, qué es lo que quieres ni qué se espera de ti.

El primer paso es reconocer que estás fuera de tu centro, que te has ido. Aceptar que necesitas cambiar algunas cosas en tu vida y dar el paso.

¿Por dónde empiezo?

Para y obsérvate, siéntete. Muchos no se centran porque no paran nunca, les da tanto miedo asumir la realidad que ni siquiera se apean un segundo a tocarla. Ven la vida como a través de una ventanilla del AVE.

Para evitar distracciones prioriza lo que quieres en tu vida. Si tomas decisiones al respecto, tu entorno comenzará a transformarse para que alcances de nuevo el equilibrio natural, el mismo que tiene el sauce, el que tiene un gorrión o la amapola.

Si la cosa se te pone muy cuesta arriba pide ayuda, hoy hay mucha gente preparada para apoyarte en tu proceso de cambio.

¿Y qué tal un poco de no hacer nada?

Prueba a no hacer nada, pero nada de nada, sin aparatos, sin música, sin imagen, sin ruido, nada. A ver cuanto tiempo aguantas sin sentirte culpable.

Nos han programado desde niños para la acción, para ser productivos, pero hoy eso ya no es tan necesario. Aunque la tele no nos lo muestre, el planeta reclama personas más centradas, con los valores más claros (cada cual con los suyos) y con una inteligencia emocional despierta que te permita comprender el sufrimiento del otro y apoyarle en su camino, pero siempre sin perder tu propio centro.

Toma la decisión de hacer aquello que te acerque a quien quieres ser, de ir apartando de tu vida aquello que te distrae y superando aquello que te perturba. Si no lo haces, al menos ten la humildad de reconocer que es porque no quieres. Manera 39 de conectarte a la Fuente: Céntrate.