Poco a poco ese planeta acuoso tan misterioso que habita en nosotros y nos impele a ser quienes somos, se nos está revelando. El cerebro, comienza a ser descifrado y con ello se demuestran muchas teorías que corrientes filosóficas y místicas ya venían declarando desde que el hombre es hombre.

Igual que hubo un tiempo en que la humanidad estaba absolutamente convencida de que la Tierra era plana, hasta hace poco también se tomaba como axioma que el cerebro era inmodificable y que nuestras neuronas iban muriendo inexorablemente.

Hoy como sabrás, ya está demostrado que tu cerebro es plástico, es decir, que cada día según tus pensamientos, tu estímulos, lo que veas, lo que sientas, se transformará en un tipo de cerebro o en otro, lo que te convertirá en un tipo de persona u otro.

Que mañana seas una mujer feliz o amargada depende del alimento que le des a tu cerebro. Del software que descargues en tu cerebro dependerá que el año que viene continúes actuando como un hombre agresivo o vivas en la paz.

Image by Jesse Lenz

El alfarero de tu cerebro eres tú

La epigenética habla de que el entorno hace que tu cerebro se modifique. Las investigaciones del biólogo celular Bruce Lipton asocian entorno y cooperación como verdadero motor de la vida, superando el pensamiento que aboga por la supremacía de la genética.

Que las creencias modifican tu cerebro está suponiendo toda una revolución en la ciencia y por tanto en la vida humana.

Una revolución porque cambia muchos paradigmas científicos dados por sentados en las teorías darwinistas, pero lo que es más importante, cambia otros paradigmas antropofilosóficos pues, en la medida que nuestro cerebro es moldeable, el responsable de esa continua modificación eres tú.

Esta idea definitivamente pone sobre tus hombros la responsabilidad de llevar una vida como deseas o de dejarte llevar por tus miedos y barreras conformando así un cerebro asustado y encapsulado. Tú eres tu creador.

Hace poco estuve en una fantástica charla organizada por la Asociación Nacional de Inteligencia Emocional ASNIE, donde la Dra.Manuela Martínez catedrática de psicobiología y coautora de ‘Escucha tu cerebro’ hablaba de neurofelicidad. Quisiera compartir contigo algunas ideas que, en palabras de Manuela, me hicieron un clic precisamente en el cerebro.

Rutas neuronales

Las neuronas crean rutas neuronales, es decir, caminos que se activan en tu cerebro. Por ejemplo, cuando aprendes un idioma, creas nuevos caminos neuronales, si dejas de hablar ese idioma y después de años lo vuelves a necesitar, será más fácil reactivar esas vías que ya habías creado.

El cerebro está diseñado para realizar el mínimo esfuerzo, por lo que se van activando y desactivando zonas según su uso. De ahí que cuanto más estimules ciertos caminos neuronales más fácil te será echar mano de esas vías del conocimiento o de la emoción. Si te entrenas en responder con ira ante casi cualquier circunstancia de la vida, el cerebro se modificará hacia esa tendencia y cada vez serás un mayor experto en enfadarte y mostrar esa ira. Si por el contrario te entrenaras en la compasión, irías conformando un cerebro compasivo.

Cualquier entrenamiento deja huella en tu cerebro, así que cuidado con lo que ejercitas en la vida. ¿Entrenas el optimismo o la queja?, ¿entrenas la escasez o la abundancia?, ¿el amor o el odio?, ¿el miedo o la valentía?, ¿la admiración o la envidia?

Neocórtex vs amígdala

La parte más evolucionada de nuestro cerebro, la que más recientemente se formó en nuestra evolución como especie fue el neocórtex, la corteza externa que supone el 85% de la masa cerebral. Por el contrario, la parte primigenia y por tanto más arcaica es la amígdala cerebral. Sin profundizar mucho en eso que se lo dejo a los expertos, te diré que la activación de la corteza prefrontal, (zona frontal del neocórtex) segrega una serie de hormonas que te producen felicidad y bienestar. Sin embargo la amígdala cuando se dispara es porque siente una amenaza y te prepara de manera instintiva para huir o atacar.

La contemplación de la belleza estimula la corteza prefrontal y genera felicidad, la violencia dispara tu amígdala y provoca miedo o ira.

El cerebro, cuando se trata de responder a estímulos, no distingue bien entre realidad o ficción, por eso, si te dedicas, por ejemplo, a consumir desgracias y sufrimiento, películas violentas o revolcarte en patrones negativos, estás alimentando a tu cerebro en esas actitudes y las reproducirá cada vez con mayor facilidad disparando el cortisol y la adrenalina. Si por el contrario decoras tu vida con belleza, naturaleza, risas y armonía, tu corteza prefrontal te regalará grandes autopistas neuronales hacia la felicidad obsequiándote con una ducha de dopamina, endorfinas, oxitocina o serotonina. Y si eres de los que te dedicas a ver chorradas por las redes o en la tele, pues eso, tu vida tendrá muchas papeletas para convertirse en una gran chorrada.

Mímalo

Aunque en mi boca te suene a tema recurrente, no me cansaré de decirte que la meditación es uno de los mejores y más baratos hábitos que puedes ejercitar para apoyar a tu cerebro en su evolución hacia un estado de mayor brillantez.

Para mantener un cerebro equilibrado también te recomendaré siempre la dieta hipoinformativa. Ver los informativos todos los días supone una ingesta de matarratas en pequeñas dosis que puede resultar letal para un proyecto de vida feliz.

Para mantenerte en comunicación con la Fuente aprende lo que necesita tu cerebro, mímalo, reedúcalo porque ahora sabemos que hasta en el último hálito de vida puedes modificarlo y con ello cambiar tu vida.

Manera 47 de conectarse a la Fuente: Conoce tu cerebro.