Al igual que el resto de los mortales te mereces lo mejor, ser feliz y llevar una vida digna y apacible. Basándonos en este axioma, el siguiente paso sería que reflexionaras sobre qué es aquello que no te hace sentirte merecedor de todo lo bueno que la vida tiene para ti.

Lo que te sucede, lo que te rodea, es fiel reflejo de cómo te relacionas contigo mismo y del tipo de pensamientos y creencias a las que das pábulo. Ideas que te repites incesantemente a ritmo de letanía y a las que te aferras como verdaderas leyes universales. Ya sabemos que si te repites una mentira muchas veces al final la sientes como verdad.

Si paras y reflexionas sobre tu tipo de creencias respecto al merecimiento ¿qué obtienes?

Dar y recibir

¿Por qué si te piden ayuda sueles responder raudo y servicial sin apenas pensártelo y cuando eres tú quien la necesita tratas de estirar la autosuficiencia hasta límites inhumanos?¿Qué crees que demuestras con esa actitud?

¿Eres de los que te cuesta recibir un favor, un halago, ayuda, consuelo? ¿te cuesta poner valor a tu trabajo? ¿te cuesta defender tus intereses?

Si tu respuesta es mayoritariamente afirmativa, algo en tu mente te dice que no eres merecedor, lo que se traduce en que estás viviendo con un nivel de autoestima más bien cutre. Pero tranquilo, como casi todo, se puede subsanar.

Image by Lynn Skordal

Merecimiento y escasez

El sentimiento de no merecimiento está muy relacionado con el sentimiento de escasez. Si sientes que no mereces las mieles que ofrece la vida. Que no eres digno de aprecio, de apoyo, de progreso en el trabajo, de valoración en tu familia, de dinero o de salud…tendrás ese menú cada día en la comida y cena: Ensalada de escasez con salsa de no merecimiento y unas gotas de aceite de autocomplacencia. Es un menú que va haciendo que mengües como persona hasta quedar reducido a tamaño garbanzo.

Estoy de acuerdo contigo en que no parece una tarea sencilla, pero sí que es importante revertir esta actitud si quieres mantener una buena conexión con tu Fuente. El universo es abundante, la naturaleza es abundante y si no me equivoco tú eres universo y eres naturaleza. El problema es que los hombres hemos complicado tanto el sistema y nos hemos alejado tanto de lo esencial, lo natural, lo básico que hemos adoptado el lenguaje de los tipos de interés, la prima de riesgo, el final de mes y las cifras del paro, pero nos estamos olvidando del volar, imaginar, cuidar, amar, vivir.

Vuelve al lenguaje de la naturaleza y verás como todo brota de una manera más orgánica, que todo vuelve a confluir en el camino de la abundancia. Porque tú eres abundancia, porque la vida es abundante, porque aunque nos vendan que no hay para todos, hay y de sobra.

Igual que sin darte cuenta la vida te proporciona el oxígeno que necesitas para vivir a cada instante, te provee de todo lo demás, sí, de todo lo demás, si tú lo permites.

Eres inocente

Lo eres, no hay nada que hayas hecho, dicho o pensado en el pasado que deba seguir pesándote. Y si hay algo que te pesa suéltalo. Concédete de una vez el indulto, porque el tiempo corre y te mereces crecer, cambiar, volar.

Si te educaron en la escasez, en que todo cuesta mucho esfuerzo, en que la riqueza es limitada y que es solo para unos pocos, seguramente estás viviendo en la trampa, en la caverna de Platón, pero esa trampa de cazar osos tiene salida y la encontrarás el día en que comiences a sentirte merecedor.

Cambiando la perspectiva, quizá te des cuenta algún día o ahora mismo de que mereces todo lo que te propongas, mereces llegar donde tú estés dispuesto a llegar y mereces ser quien en realidad deseas ser.

Para cambiar tu menú te hará falta tomar conciencia de tu nivel de merecimiento, investigar cuales son las creencias que te están obstruyendo y comenzar a dar pasos en esa dirección. Quedándote en el nivel intelectual no llegarás a puerto. Tendrás que nadar, remar o caminar si quieres resultados. Y si solo no puedes, déjate ayudar, que te lo mereces.

Te invito a que coloques la siguiente afirmación en un lugar visible de tu casa y que de vez en cuando le eches un vistazo, quizá si te lo permites provoque algún cambio en ti: ‘Me doy permiso para aceptar lo bueno, aquello que me regala la vida, independientemente de que me parezca que no me lo merezco’

Recuerda siempre que eres inocente, mereces ser apoyado y ayudado, mereces estar sano y mereces ser feliz.Manera 56 de conectarse a la Fuente: Siéntete merecedor.