Esta mañana me he encontrado una carta de amor en plena calle, sobre el asfalto, y me ha parecido fascinante. La había escrito un niño o niña pequeño a otro niño o niña. Ponía Alicia en el remite pero no tengo claro si era ella la remitente o la destinataria. No importa, pero ese instante en que abría el sobre y leía su contenido minimalista y romántico al tiempo, me ha hecho reflexionar sobre el poder de la palabra y en concreto la magia de la escritura.

Manuscrito encontrado, autor anónimo

Escribir es un liberador del espíritu, un mecanismo de extracción de mineral precioso del interior de la sima, de tu sima. Escribir es el arte de poner en orden y métrica aquello que te ronda, aquello que te duele o aquello que amas.

Sí que sabes

Demasiadas personas no escriben o han dejado de hacerlo porque consideran que no se les da bien y como consecuencia de esta creencia limitante pierden la oportunidad de comunicarse con aquella parte de sí que necesita ser expresada.

Escribir es un arte pero no te obligues a dominarlo para poder practicarlo. Escribir es un ejercicio que te une, que te hace comprender que eres más que un cuerpo y una mente, que eres un canal conectado a una Fuente infinita de sabiduría, arte y bondad y que solo eres tú quien obstruye esa línea de comunicación instalando obstáculos a base de miedos, prejuicios y autoexigencias que hacen que te quedes fuera de cobertura de la corriente universal de inspiración.

La escritura es el alambique del alma y me parece una de las mejores terapias para obtener la esencia de tu bienestar.

Demasiadas personas se alejaron de la escritura o nunca se acercaron a ella porque creen que no gustará lo que escriben, que no tiene sentido, que no sirve para nada, que lo hacen mal. Lo único que no sirve para nada es aquello que no haces y aquello que no expresas, aquello que pudo ser y nunca fue.

Si escribes para ti, no tendrás que cumplir ninguna expectativa. Escribe simplemente por el hecho de escribir, de poner negro sobre blanco ideas que rumias, conceptos que surgen de un momento de recogimiento.

Para escribir hay que someterse a dos vacíos, el del folio en blanco y el de ti mismo. Escribir te hace enfrentarte a la soledad y encararte con aquello que te preocupa, te hace mirar hacia fuera pero también hacia adentro en un movimiento constante de filtración para plasmar en letras aquello que en ese momento necesita ser creado.

Dicen los neurocientíficos que al escribir a mano se activan más partes de tu cerebro que cuando escribes con el teclado. Esta carta de amor infantil me ha recordado mis epístolas juveniles. Qué lástima haber perdido el género epistolar por el camino, un mail de amor nunca será cómo una carta manuscrita (¿o me estoy haciendo viejo?).

Siempre he escrito, empecé con poesía, luego pasé una época en que escribía mis pensamientos e incluso pasé por una época en que escribía casi de manera automática. Luego vino la publicidad y el periodismo. Y la verdad es que cuando la escritura encuentra al lector es cuando se completa de manera casi mágica el ciclo de la comunicación.

Letras que cocrean

Al igual que la visualización funciona para atraer a tu vida situaciones futuras, el arte de la escritura te ayuda a cocrear lo que estás diseñando desde el inconsciente para tu camino venidero.

Por eso te invito a que escribas, lo que sea, un diario, una carta, un libro, un post, una nota de amor en la nevera, lo que sea y como sea, con o sin público, para ti o para tu amado, para él o para ella, para nadie…Escribe y verás cómo plasmando tus emociones y pensamientos en símbolos logras comprender mejor quién eres y sobre todo para qué estás ahora mismo leyendo estas palabras.

La historia de la humanidad comienza cuando se descubrió la escritura. Supera tu prehistoria y ponte a contar tu historia. Manera 58 de conectarse a la Fuente: Escribe.