Si te cuesta conectar con lo que sientes, vives en el miedo, no actúas por no molestar, por no meter la pata o prefieres pasar desapercibido entre los tuyos, es probable que estés congelado.

Hace unos años visité a Kike Tarassó para una terapia de shiatsu y otras cosas que él hace y al acabar me dijo: ‘Arnau, de momento no hay mucho que pueda hacer contigo, tienes el pollo congelado’.

Esa metáfora un tanto burda iba a ser, pasado un tiempo, una importante revelación para mí.

Comencé a preguntarme qué era eso de tener el pollo congelado y poco a poco, a medida que iba ‘descongelándome’, me fui dando cuenta de lo que significaba.

En estado de congelación

Estar congelado es no saber muy bien qué hacer, mantenerse en la parálisis, no conectar con tu verdadera esencia, chocar continuamente contra una barrera entre ese personaje que has ido creando a golpe de experiencias y creencias y tu verdadera naturaleza.

Esa barrera, ese muro de hielo, es una simple máscara protectora de tu propia vulnerabilidad.

Los que somos especialmente sensibles nos hemos ido educando en cortarnos la emoción para no sufrir, nos refugiamos de la emoción cerrando el diafragma ahí a la altura de la boca del estómago y podemos llegar a no sentir. De esta manera parece que evitamos el sufrimiento pero también dejamos de sentir la felicidad.

Millones de personas en el planeta viven en estado de congelación, otros directamente están criogenizados y otros tantos nunca tendrán ese problema pues son puro vitalismo en acción.

Image by Andrés Gamiochipi

Despierta tu volcán

Si eres de los que te resuena eso de estar congelado te invito a encontrar la fuente de calor para tu vida, a activar tu volcán interno, a comenzar a expulsar tu lava y salpicar con tu calidez al mundo.

Entrega tu vulnerabilidad a los demás, suelta los nudos, abre tu pecho y lánzate a la vida con todo lo que eres a pesar del miedo, a pesar del frío, a pesar de que a días te veas del tamaño de un grano de arroz.

Tu poder brota de tu vulnerabilidad. Es paradójico pero funciona así. Si escondes tu fragilidad tras paredes de hielo tu vigor se enquista, desaparece bajo el manto del frío, se cuartea bajo miles de cristales de hielo y se mantiene latente convirtiéndote en una momia en vida, en un fósil contemporáneo que ni siente ni padece.

Para mostrar tu poder has de reconocer tu debilidad como ser humano.

Busca tu elemento de poder, enciende tu fuego, ilumina al mundo con tu propia antorcha y permite que los demás se unan a ti para alumbrar el camino de la humanidad.

Como escuché decir hace poco a Antonio Banderas, el país se hace con gente que se la juega. Juégatela, trabaja por descongelarte el pollo, por conectar cuerpo, mente y espíritu, por mantener tu equilibrio, por aprender a cuidar de ti y de los tuyos.

Aviva tu hoguera interna y mantén la llama. Derrite el hielo y ofrece el agua resultante a quienes necesitan beber de ti.

Has venido a este mundo con un poder innato, no te dejes engañar, solo tú tienes el poder de crear tu vida y nunca es demasiado tarde para cambiar.

Manera 67 de conectarse a la Fuente: Descongélate.

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