Lo que para mi es importante para ti igual es superfluo. Lo que para ti es dulce para mi puede resultar amargo, y así está bien. Afortunadamente cada uno manejamos unos conceptos, unas sensibilidades y el significado de las palabras cambian según tu manera de vivir el mundo.

Un modo de definir la felicidad podría ser algo así como ‘conocer qué valores motivan tu vida y vivir alineado con ellos. Que lo que sientes, piensas, dices y haces sea coherente y exponga ante el mundo el ejemplo de persona que realmente eres’. Por tanto iría muy en consonancia con ser auténtico como ser único e irrepetible que has nacido.

Si hoy la humanidad hemos avanzado en algo es en que cada vez hay mayor libertad para elegir tu manera de vivir. Internet te permite descubrir que no eres tan rarito, pues puedes comprobar que en el mundo hay de todo y para todos los gustos.

Sin embargo al mismo tiempo vivimos una disolución de los valores en una amalgama de relativismo que nos lleva muchas veces a no acertar a saber qué nos mueve, qué nos impulsa y qué nos hace de guía.

Image by Nichollas Ballesteros

Para cambiar has de saber qué cambiar

Todo cambia, tú cambias y por tanto tus valores cambian, pero tener bien dibujados los que en estos momentos rigen tu vida te va a ayudar a tomar las decisiones con mayor claridad. Tus valores son flechas luminosas que te permiten orientarte, incluso a oscuras, entre los vericuetos que la vida te va mostrando en tu peregrinar.

Ayer participé en un interesante taller sobre valores que impartió mi amiga Paz Buraglia. Estuvimos toda una mañana trabajando en identificar cuáles son los principales valores que rigen nuestra vida y fue algo sencillamente revelador.

Tener claros tus valores actuales conecta tu GPS interno por la ruta más rápida hacia el bienestar personal.

Todo muy bonito y metafórico hasta aquí, pero definir tus valores conlleva también sus dificultades. La primera es la aparición inmediata de tu mente racional. En el proceso de selección de valores ella tratará siempre de imponer su bienquedismo, su ‘políticamente correcto’, su ‘me interesa más este valor que el otro’ y las dudas tipo ¿cuáles realmente me definen?

Una cosa son los valores que te gustaría priorizar y otra son los que realmente en este momento gobiernan tu manera de ser.

Todos los valores están en nosotros, pero a unos les das visibilidad y preponderancia y a otros, por lo que sea, los relegas a posiciones más retrasadas.

Cómo ya son muchas Maneras las que estamos juntos, nada menos que 70, no tengo problema en desnudarme y mostraros mis principales valores que fueron aflorando a lo largo del taller: Creatividad, Espiritualidad, Comunicación, Contribución y Alegría-Felicidad. Muy guay todo, muy chic y muy cool al mismo tiempo, sin embargo el siguiente paso fue darle una vuelta de tuerca al asunto y buscar qué valores necesitaba emplear como palanca para dar combustible a estos valores principales y ahí es cuando llegó la sorpresita: Perdón, Orden, Simplificar, Autocontrol, Calma-Tranquilidad…y justo aquí es donde comienza el verdadero trabajo.

El valor de volar

Como en todo, hay siempre que rascar la superficie, quitar el maquillaje, mirar más allá de los ropajes y profundizar para ver que detrás de un valor hay otros que necesitan ser atendidos para que el primero brille en todo su esplendor, libere su lastre para dejar tu pista de despegue bien limpia para poder volar.

Para sentirte conectado a la Fuente necesitas estar lo más cerca de tu eje, estar alineado y para ello definir tus valores es capítulo imprescindible.

Vivir en consonancia con tus valores es uno de los peldaños más elevados que puedes alcanzar en este paseo por la vida.

Te invito a que indagues cuáles son los valores que rigen tu momento. Hoy tienes muchas herramientas a tu servicio y muchos profesionales esperando a apoyarte en esa búsqueda. La pregunta es ¿Tendrás el valor?

Manera 70 de conectarse a la Fuente: Define tus valores