Nada de lo que encuentres fuera viene de fuera, todo lo que ves en tu exterior es una representación que se cocina muy adentro de ti, allá donde tus pensamientos ni siquiera alcanzan a inmiscuirse.

Cada día vivimos más hacia el exterior y crecemos a menor ritmo pues nos perturban las distracciones de allí fuera. Es como si viviéramos permanentemente con medio cuerpo asomado por la barandilla del balcón.

Volver a habitar tus adentros es signo de madurez, pues cualquier conflicto externo parte de un malentendido interno.

¿Qué historias te estás contando cuando te sientes mal? ¿qué venenos has fabricado que te emponzoñan?

Si partimos de que lo que ves es una proyección, ¿por qué no trabajar en modificar esa ilusión y rediseñarla a tu gusto? Tienes el poder de crear la vida que deseas, solo falta que indagues en tu interior, que pruebes nuevas mezclas y que la fastidies todavía unas cuantas veces más.

Tu conexión viene desde el recogimiento, desde la luz que se enciende cuando todo está oscuro, cuando cierras las persianas de tus sentidos, cuando te refugias en el eje de tu ser, cuando te permites el silencio para reconocer la voz de la Fuente, cuando te atreves a que ella se encargue de ti. Eso, lejos de rendirte, es VIVIR.

Image by Mariano Peccinetti

Para cultivar tu interioridad es necesario que te aisles con frecuencia. Vivimos en una esquizofrenia de leds, luces de neón y pantallas de retina en la que la atención se fuga constantemente y te hace perder el rumbo.

¿Para qué buscas fuera? La brújula está en ti, solo has de reconectar con esa frecuencia que te une a la Fuente.

Devolver la mirada hacia adentro es vital para elevar tu calidad como individuo y ayudar a elevar la calidad de la humanidad.

Cada día somos más

Aproximadamente cada 4 días somos 1 millón de personas más en el planeta. En 30 años seremos 10.000 millones y si no encontramos con urgencia una solución para cambiar como especie, nos iremos al traste como civilización. Soy de los que siente que esa solución está en tu interior.

Si cada persona ejercitara la introspección 10-20 minutos cada día, nos ahorraríamos muchos medicamentos, muchas depres, muchas guerras y seguro que encontrábamos la manera de revertir la depredación planetaria que estamos ejerciendo.

Si simplemente dejáramos de deslumbrarnos ante los fuegos artificiales allí fuera y giráramos la mirada hacia nuestros propios lodos con cariño, con amabilidad, descubriríamos que estamos aquí para aportar nuestro amor al mundo.

Pero el amor no es eso que demandas y que esperas que te llegue, Amazon no te lo va a traer por mensajero. El amor que sientes es aquel que tú das, y para aprender a dar has de continuar día a día esculpiendo tu gruta, cultivando tu jardín interior para que rebose de margaritas y rosas y tengas excedentes con que inundar de fragancia a los demás.

Mientras eso sucede, es cierto que en ocasiones apuntas maneras, dejas escapar algún atisbo de tu riqueza interior, pero siempre está tamizado por tu personaje, por tu identidad virtual, por tu intento de caer bien, por tu necesidad de reconocimiento, por el amor que mendigas en cada palabra y cada gesto, por ese amor que necesitas para sentir que perteneces, que no estás solo, que eres importante, que merece la pena vivir.

¡Error!

Ya has caído de nuevo en la trampa. Mirar hacia fuera esperando a que te quieran no sirve de nada, es una simple anestesia temporal que te hace olvidar que por momentos te sientes vacío. Es un chupito de licor que te nubla un instante y te hace sentir algo embriagado, nada más.

Te sientes vacío porque aún no has resistido el tiempo suficiente mirando dentro como para darte cuenta de que ya eres todo lo que deseas ser, ya eres completo, perfecto. Solo tienes que de vez en cuando regarte, nutrirte, pasear tranquilo por tu claustro, orar en tu templo, barrer, podar, abrazar todo aquello que encuentres en ti, sea lo que sea aunque te asuste.

Si encuentras frustraciones, abrázalas, si encuentras complejos abrázalos, si encuentras miserias abrázalas, son solo telarañas fantasmagóricas, en realidad no existen más que en tu pensamiento. Al abrazarlas desaparecen y te encuentras abrazándote de nuevo a ti mismo.

Estás cegado por la luz de los escaparates, por el ruido de los coches, por el brillo de las pantallas, por el humo d elas fábricas, pero en realidad lo que te va a hacer feliz es cultivar tu interioridad.

Únicamente desde tu interior vas a poder elevar la vibración y regalar tu luz a los demás. Si lo que muestras es solo una fachada, pronto vendrán las lluvias, diluirán tu pintura y tendrás que inventar otra máscara.

Te pueden decir te quiero mil veces pero no sentirlo porque la persona a la que están queriendo no eres verdaderamente tú.

Si todo el esfuerzo que ejerces en alimentar a tu personaje lo dedicaras a cultivar tu verdadero Ser te convertirías en miembro destacado de un ejército de luz, el único ejército que va a poder instaurar la paz en el mundo, la paz que nace en el centro de tu corazón y que te une por un hilo invisible a todos los seres que habitamos la Tierra.

Desde dentro hacia fuera es el único movimiento que el universo entiende. Las cosas nacen de ti y crecen en ti para poder compartirlas. Desde fuera no vas a encontrar nada que se mantenga, que trascienda. El aplauso deja de sonar, el halago se pierde en el éter, la fortuna tropieza en el tiempo, el placer te nubla los sentidos.

Si quieres vivir atento y enfocado aprende a cultivar tu interioridad.

Siempre te recomendaré que medites, pero también puedes orar, reflexionar o simplemente decidir encontrar tiempo de calidad para ti. Ahondar en la quietud para cultivar tu semilla y poder ofrecer a los demás el fruto de tu corazón. Un fruto maduro necesita estar cultivado con esmero.

Manera 72 de conectarse a la Fuente: Cultiva tu interioridad

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