Nada de lo que ocurre en tu vida es tan grave como parece, ni tan importante, ni tan crucial. Te recuerdo que, aunque te empeñes, tú no eres el centro del universo, por lo que deja de tomarte tan en serio, aprende a reírte de tus circunstancias y vuelve a una visión más realista, más natural, más apacible, en la que tu historia deja de ser tan trascendental y simplemente es lo que es.

Es cierto que tienes una gran capacidad para montarte películas más grandes y complejas que la mera realidad y que en tu afán por construir narraciones imaginarias sueles optar por el drama, la tragedia o la intriga. Pero tú, como creador de tu biografía, siempre tienes la posibilidad de hacer de lo que ocurre en este instante una obra mucho más ligera, lumínica, con amplios paisajes, mar en calma y verdes praderas.

Tu realidad siempre es mas sencilla de lo que barruntas allá arriba en tu mente.

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Exagerando ando

No te líes. Lo que ocurre en este mismo momento nada tiene que ver con lo que ocurrió ayer o lo hará mañana. Si consigues centrarte en lo que sucede justo ahora y te aíslas de la necesidad de adivinar o recordar, de volar hacia el futuro o engancharte al pasado, verás que lo que ahora mismo ocurre es lo único que hay.

En este preciso instante, si consigues conectar con la Fuente, sabrás que no te hace falta nada de nada y mucho menos exagerar.

Desdramatizar es dejar de pelear contigo mismo, dejar de ponerte zancadillas, hacerte llaves de judo e instalarte enormes vallas delante para estamparte una y otra vez contra ellas. Desdramatizar es permitir que las cosas sucedan sin grandes aspavientos. Permitirte comprobar que hay algo que no depende de ti que va dando forma a tu vida y que no te deja caer, que te arropa, que te impele a continuar con tu historia de vida.

La necesidad de control que aplicas a tu vida es lo que muchas veces despierta tu tremendismo.

¿Eres en verdad un desgraciado o es que el papel de desgraciado te está aportando algún beneficio en este momento? Igual te resulta cómodo quedarte agazapado lamentándote de tu ruina, de tu desamor, de tu pérdida, de tu enfermedad, de tu desorientación, de tu desánimo, de tu aburrimiento…en vez de asomar la mirada hacia la realidad, dar un paso y tomar una decisión firme o enfrentarte a un conflicto añejo.

En la mayoría de ocasiones depende de ti el género de la película que estás dirigiendo: de aventuras, de ciencia ficción, fantástica, una comedia hilarante, romántica, un dramón, una de tiros o de terror.

A estas alturas de la película ya sabes que tú tienes el poder y he ahí la solución a tus males, pero he ahí también la mayor dificultad. Tú eres quien decides si quieres vivir en la espera y la reactividad, acurrucado en forma de ovillo aguardando los envites de la vida sin mover un dedo o deseas lanzarte a la acción, tomar cartas en el asunto, saltar de la trinchera bayoneta en mano y ensartar todos tus miedos uno a uno a modo de espeto.

Pobre de mí

Si decides permanecer en la reactividad tendrás todo el drama que te permitas acumular antes de reaccionar. Si vives en la proactividad, sabrás navegar sobre tus dramitas, superarlos y emplearlos como trampolín para elevarte.

Todo depende de la capacidad de ver la realidad que tengas y para entrenarte en ver esa realidad has de limpiar bien tus lentes, estar atento, preocuparte por mejorar, estar activo y conectarte, es preciso que te conectes y para ello lo primero es despedirte del papel de víctima, del pobre de mí y responsabilizarte de tu vida, he ahí el problema de la gran mayoría.

Soy el responsable

Ser responsable de tu vida necesita de un amplio grado de voluntad, claridad y alegría para superar el autoboicot que te impele a dramatizar.

Uno de los mejores remedios que conozco es ponerte al servicio de los demás. Da lo mismo el modo, lo importante para disminuir el grado de dramatización en tu vida es poner tu ecosistema al servicio de una causa mayor a ti mismo, verás como entonces tus dramas menguan, las historias que te cuentas son más floridas y dejas de sentirte el ombligo de la galaxia para ofrecer tu pequeña porción de vida a aquellos que necesitan beber de ti.

Abandona el vicio de hacer de todo obstáculo un drama. Cuando te des cuenta te habrás pasado la vida luchando y la vida no te pide lucha, te pide responsabilidad.

Deja de ponerte siempre en lo peor o lo peor se pondrá en ti. Ni tus problemas son tan graves, ni tus alegrías tan duraderas. Manera 81 de conectarse a la Fuente: Desdramatiza.

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