Los alicantinos y alicantinas somos muy dados a tradiciones y sobre todo las que se refieren a creencias y fe. Una vez pasada la Semana Santa y después de la festividad de San Vicente Ferrer, llega el jueves mágico para los moradores de esta ciudad. El día en que todos juntos como una piña nos encaminamos en peregrinación al Monasterio de la Santa Faz, dejando aparcadas nuestras diferencias de todo tipo.

El caserío de su mismo nombre, dista de nuestra urbe unos siete kilómetros. Ya está preparado para recibir a todos los peregrinos, que ataviados con el blusón negro, el pañuelo en el cuello y la caña, que sirve de apoyo para la larga caminata. Los romeros partirán desde la con catedral de San Nicolás y desde todos los puntos geográficos de la ciudad, hacia este lugar, para venerar el Lienzo Sagrado, donde quedo grabada la cara de Jesús, cuando iba camino del Calvario a ser crucificado, por el único delito de ser un revolucionario de su tiempo. Ya que predicaba la igualdad entre los hombres, el perdón y consenso. La ayuda desinteresada a sus semejantes sin pedir nada a cambio, rompiendo con todos los moldes morales y éticos de unos tiempos donde el Imperio Romano, predominaba en el mundo conocido. Israel era un pueblo invadido y oprimido, donde sus gobernantes políticos y religiosos ejercían muy poca o ninguna presión contra sus opresores.

Las historia local nos cuenta:”Que a finales del siglo XV el sacerdote Pedro Monsén Mena, fue a Roma invitado por el prelado, allí le regalaron un lienzo en el que estaba grabada la cara de Jesús. El sacerdote a su regreso a estas tierras, no pensó que era el paño sagrado y lo guardo en el fondo de un baúl, para que no se estropeara. Se dice que cuando el cura abría el baúl, se encontraba el lienzo desplegado y encima de su ropa, quedando perplejo. El clérigo metía otra vez en el fondo del arca el lienzo y cuando volvía a abrirlo, el paño estaba de nuevo encima de la ropa y así varias ocasiones. Esto se interpreto como que el Paño Sagrado quería estar expuesto y no escondido. Hubo una gran sequía en el año 1489 y se sacó el Lienzo Sagrado en procesión y rogativa, lloviendo al poco tiempo. También se atribuye a la Santa Faz, su protección en el espectacular incendio de la fábrica de tabaco en la ciudad, donde no hubo que lamentar ni una sola victima personal”.

Por lo tanto los alicantinos tenemos una especial devoción a la Faz Divina, impregnada en este Paño Santo y todos los años en este jueves mágico, nos encaminamos al Monasterio para venerarla. Es una jornada de alegría, todo el mundo se vuelca, dándose cita en el caserío. Donde después de celebrarse la misa multitudinaria, se pasea por todos los puestos de venta de golosinas y recuerdos de todo tipo, que los vendedores ambulantes han instalado en todas las calles de la pedanía, para que los peregrinos puedan comprar el recuerdo que más les interese, o degustar la rica caña de azúcar, los palotes de caramelo, las almendras garrapiñadas o el pan de higo. Eso sin obviar, comprar la medallita a las monjas clarisas que custodian con su presencia permanente este recinto sagrado, avalado por sus rezos diarios por los demás. Este año además es especial, ya que es un año jubilar y quien vaya en peregrinación y pase al monasterio a ver la Cara del Nazareno, le serán perdonados todos sus pecados.

Después hay que sacar de los bolsos y mochilas, el bocadillo de jamón o queso y de la nevera con hielo la bebida fresca y almorzar en los campos de alrededor, conforme marca la tradición más ortodoxa. Sentándose en una piedra o donde se tercie.

Otras personas pasaran toda la jornada en el caserío, comerán en el campo o en los lugares habilitados para tal fin, otras volverán a la urbe, eso sí, todos comentando que se ha cumplido con la tradición de buen alicantino, un año más.

Los alicantinos y alicantinas, contentos y orgullosos de lo que representa esta tradición ancestral para nuestro pueblo.

Pensando que esta festividad se extiende durante todo el fin de semana. De este modo se puede volver con más tranquilidad al caserío y entrar a la iglesia, para ver in situ, la imagen de la Faz del Señor, impregnada en el Lienzo Sagrado y pedirle que pase pronto esta crisis económica que tanto daño nos está haciendo a todos, sobre todo, a los ciudadanos sin empleo. Y a personas, como un servidor que tenemos cáncer, pedirle al Señor, protección y apoyo en estos momentos personales tan duros.

Por tanto la Santa Faz es la identidad indiscutible del pueblo alicantino y la que nos da las fuerzas necesarias para sobrellevar la cotidianidad del día a día. Por eso, solo me queda como colofón de mi artículo, decir con voz potente, esa frase que nos caracteriza a los alicantinos y alicantinas de buena voluntad: “Faz divina, misericordia”.