Repaso parte de la tesis doctoral, (es por sí misma libro de apoyo e indudable valor), de Moreno Sáez y topamos con la malsana situación de la monarquía a principio del siglo veinte: analfabetismo en el ochenta por cien de la población, etapas caciquiles, dominio esclavizador de las clases dominantes, etc... dando paso al nacimiento de los sindicatos obreros, el florecimiento del ideal socialista o libertario, la autodefensa obrera contra la ignomimia empresarial y contra el subyugante ejercicio de la iglesia y los poderosos.... Es lógico que el ideal revolucionario contemplase el autodidactismo como paso liberador.. ¿que libros entonces leían los obreros?.

En general dividían en dos grandes bloques la cuestión. Los autores consagrados: Zola, Victor Hugo, Tolstoi, Gorki, Ibsen, Strindberg, Galdós, D'Amicis, Blasco Ibañez, Maupassant o Campoamor, y otra literatura con grandes dosis de romanticismo, influida por el folletín, género de géneros, de plantemientos radicales y maniqueos, donde se combinaba la protesta social y la denuncia moral con dosis de erotismo como elemento liberador de las hipocresías sociales, es decir la literatura de Vargas Vilas, Samblancat, Trigo, Zamacois, Vidal y Planas, etc... También los libros de divulgación científica arrasaban: editoriales como Prometeo y Sempere, Maucci, Cenit, CIAP y los textos de Darwin, Eliseo Reclús, (su obra "El hombre y la tierra" ocupaba lugar de honor en las bibliotecas "revolucionarias", junto a "Las ruinas de Palmira" del conde Volney o "La conquista del pan" de Kropotkin. Añadan a Flammarión, Spencer y otros teóricos del socialismo y anarquismo internacional. Revistas de corte libertario como "Generación consciente", "Estudios", "La revista blanca" o colecciones literarias como "La novela ideal", "La novela libre" u otras, (con tiradas en españa e hispanoamérica superiores a 50.000 ejemplares). La popularidad de muchos autores rozaba lo extraordinario caso de Federico Urales o Anselmo Lorenzo junto a otros poetas, hoy en día ya olvidados..... Salvador Sellés, Salvador Fernández o Miguel R. Seisdedos.....

En los cuentos escritos se presentaba la cuestión social enlazada con los problemas personales, describiendo curiosamente los vicios de la sociedad burguesa, alcohol, juego y prostitución, (el triunfo de estos "vicios" supone una férrea industria de ocio que arrasa en los paises mediterráneos), como contrarios al ideal del nuevo humanismo revolucionario, emanado del socialismo utópico. La lucha contra el alcohol de los colectivos de izquierdas y republicanos ocuparía bastante espacio, pero también el juego se consideraba "enemigo implacable de la hacienda doméstica y que puede dar al traste en un momento con el bienestar de la familia". Pureza revolucionaria era la cuestión, así observamos como desde la prensa socialista y anarquista, (Eugenio Noel), se criticaban duramente las corridas de toros y el "flamenquismo", considerados unánimamente como indicio de salvajismo e incultura por los obreros organizados, hechos atentatorios contra la cultura y el progreso.........................

Como pueden ver en 1920 ya se cuestionaban éstos asuntos. Nada más contrario al botellón, a la juerga señoritil flamenca y a las corridas taurinas que el ideal primitivo revolucionario... otros tiempos, ya saben.