Las sociedades se mantienen a hostias, es un decir. Leches físicas literales y golpes metafóricos. La familia desalojada el otro día en Alicante, (aplicación física de la desobediencia y la obediencia, ustedes se oponen, nosotros, fuerzas del orden público, cumpliendo órdenes -obediencia máxima-, los desalojamos sí o sí), provienen del exilio.

Son cubanos y se acogieron a uno de esos planes internacionales lava conciencias de las llamadas sociedades desarrolladas. Entendámonos. Opositores al régimen castrista, el sueño de El Dorado, los supermercados repletos, la libre competencia, la multinacional generadora de ganancias y la libertad plena ajustada al Miami más internacional, era el horizonte imaginario de algunas familias. Socialdemócratas del PSOE , Caritas, la iglesia, el Partido Popular, crearon cauces reglamentarios para que algunos disidentes que se sentían oprimidos en la tierra del diablo, viajasen y viviesen en el paraíso capitalista democrático. Y los trajeron, les asignaron una paga mínima, un piso de alquiler y un plano de cada ciudad.

Hasta aquí nada nuevo: las urbes de neón, los contenedores de basura repletos de deshechos, las teles, las fiestas.

Luego, lo sabemos, estalló el melón de la crisis. Vino el paro como un jinete del Apocalipsis al servicio de los bancos y desahuciaron, desahucian, a todo lo que se menea.

En esas estaban los exilados, cuando les retiraron la paguita mínima de supervivencia. Lo uno condujo a lo otro: sin trabajo, sin cobertura social, sin dinero, ya no había rock and roll. Alquiler impagado, alquiler denunciado, lanzamiento garantizado.

Como nadie les hacía caso, acudieron a Stop desahucios. Y aquí llega la contradicción terrible: piden ayuda a un conglomerado heterogéneo de gente que cree en la utopía anticapitalista... más próxima al ideal del reparto del trabajo que a la sociedad libre de mercado. Te pegan en la puerta de casa, te meten en un coche policial y de comisaría a una condena provisional, es un instante.

En la calle, corros de idealistas anti establishment cuchichean sobre tamaña coexistencia surrealista: los 'liberadores' del 'terror rojo' acaban condenándolos, anulándolos, y encarcelándolos.. Para colmo, ninguna entidad oficial o religiosa quiere saber nada del tema. La serpiente se muerde la cola. Leo al representante de la familia: queremos volver a Cuba, dice. Lo comprendo. Les han dado de hostias. Físicas y metafóricas. Puestos a elegir, mejor leches propias que ajenas.