Nunca pensé que acabaría escribiendo un post con este título. Pero me disponía a analizar el cartel electoral de Albert Fabra, candidato del PP a la Generalitat Valenciana cuando, de un primer vistazo, me ha llamado poderosamente la atención su ojo derecho. En neurociencia, se distingue entre la parte izquierda y la parte derecha del cuerpo y de la cara. La parte izquierda es nuestra parte más emocional, la que tiene que ver con el yo, y, en la cara, eso se traduce por unos rasgos y una mirada más dulces. La parte derecha del cuerpo y de la cara, sin embargo, son las que se enfocan hacia el exterior, nuestro lado más racional. Los rasgos de nuestra parte derecha de la cara suelen ser más duros, más controladores.

Si nos centramos en los ojos de Fabra, tal vez no veamos nada especial en un primer momento. Está sonriendo con una sonrisa verdadera. Vemos las famosas "patas de gallo", así como brillo en sus ojos. Eso nos demuesta que está sonriendo de verdad.

Sin embargo, en esta imagen, en la que sólo vemos su ojo derecho, vemos un ojo a medio camino entre la tristeza y el miedo. Sorprendente. Seguramente, esta imagen se ha producido después de muchas tomas fotográficas, y eso puede desvirtuar el resultado final. Pero desde luego, no favorece mucho a un político aspirante a dirigir la Generalitat Valenciana una mirada que transmite miedo y tristeza.

Pero veamos qué nos transmiten los ojo derecho del candidato del partido históricamente rival al de Fabra. Ximo Puig, aspirante del Psoe a la Generalitat Valenciana.

Si nos fijamos en sus ojos, al igual que los de Fabra, vemos igualmente las "patas de gallo" que nos salen cuando sonreimos de verdad. Sin embargo, no podemos apreciar el brillo especial que nos sale en los ojos con la sonrisa verdadera. De hecho, si sólo nos fijamos en su ojo derecho, veremos un ojo que no nos sonríe tanto. De hecho, aparece apagado, como fatigado.

En realidad, Ximo Puig nos está sonriendo sólo con su lado izquierdo. Diríamos pues que Ximo Puig nos sonríe desde su "yo", pero refleja un estado anímico de cansancio o decaimiento.

Vemos pues que, si la mirada es importante para cualquier persona y situación, lo es especialmente en los carteles electorales, ya que, aunque no seamos conscientes de ello, nuestro cerebro percibe las emociones y estados de ánimo de los políticos.