Es la más impresionante y variada concentración de maravillas naturales y paisajísticas del mundo, han sido declarados espacios protegidos, parques nacionales y algunos de ellos Patrimonio de la Humanidad. Son nombres tan míticos como Yellowstone, Gran Cañón, Yosemite, Bryce Canyon, Monument Valley, Canyolands, Arches, Antelope Canyon, Zion y Monte Rushmore. Esta es la reseña de un recorrido por los 10 grandes parques del Oeste Americano.

El paisaje de Monument Valley, mitificado en películas del Oeste

La mejor forma de recorrer los parques nacionales del Oeste de Estados Unidos es alquilando un coche, porque solo así puedes verlos a tu gusto, pero si se quiere visitar una docena de ellos, incluyendo los más destacados, hay que armarse paciencia, tanto por los muchos días que se precisan, alrededor de un mes, como por los miles de kilómetros que tienes que conducir. Es por ello que, por una vez, y sin que sirva de precedente, he optado por contratar un tour en bus que incluye todos ellos en un programa de 15 días. No lo veo todo a mi gusto y como me gustaría pero sí al menos la gran mayoría de los lugares más destacados de cada uno de los parques.

El famoso géiser Old Faithful, en el parque Yellowstone

El primero de los parques del circuito es el de Yosemite, al que llego tras un día de visita de la encantadora ciudad de San Francisco. Yosemite fue la primer área protegida del mundo, nada menos que en el año 1864, aunque su declaración como parque nacional es posterior, ya que data de 1890. Lo más famoso de este parque son sus cascadas y las montañas de granito llamadas El Capitán y Half Dome, todo un reto para los escaladores profesionales. La caída de agua más famosa es la cascada Yosemite, con una longitud de 739 metros en varios tramos.

La cascada Yosemite, con 739 metros de caída

Yosemite se incluye en la red de los parques nacionales de Estados Unidos por lo que lo mejor para entrar, si vas a visitar varios parques más, es adquirir el abono anual de los parques, que te permite visitar todos ellos a lo largo del año y su importe es de 80 dólares incluyendo el coche, por lo que lo amortizas rápidamente con solo visitar tres, ya que en cada parque el coste de la entrada suele ser de 30 dólares.

Panorámica del valle del parque Yosemite, en California

Como todos los parques del Oeste, Yosemite tiene senderos y miradores para poder contemplar los puntos más relevantes de este inmenso espacio que sufrió un gran incendio en 1990 y cuyos nefastos efectos todavía son visibles. Afortunadamente no afectó a las gigantescas secuoyas, árboles con más de 50 metros de altura y 10 metros de diámetro. El parque abarca grandes montañas de hasta más de 3.000 metros y nieves perpetuas. El recorrido más sencillo y popular es el del valle, donde puedes contemplar las moles de granito y varias e imponentes cascadas.

Impresionante secuoya de más de 50 metros en Yosemite

Desde Yosemite el autobús se dirige hacia el cañón Bryce, tras visitar y pernoctar en Los Ángeles y Las Vegas. Este cañón, a unas cuatro horas en coche de Las Vegas, es famoso por sus impresionantes anfiteatros con la mayor acumulación de hoodoos o chimeneas de hadas de todo el mundo. Una carretera de 29 kilómetros de larga atraviesa todo el parque nacional y sus 13 miradores, aunque los más relevantes y de imprescindible visita son cuatro: Inspiración, Puesta de Sol (Sunset), Salida del Sol (Surrise) y Bryce.

Anfiteatro del Cañón Bryce desde un mirador

El espectáculo de los anfiteatros del cañón Bryce repletos de estos pináculos en forma de chimeneas es impactante. Sorprende que estas formaciones sean el resultado de la acción de la erosión de la lluvia, el viento y el hielo. Bryce Canyon se encuentra a más de 2.000 metros de altura y tiene nieve durante varios meses. Esta acción geológica ha moldeado miles de espigadas figuras, algunas de las cuales alcanzan hasta los 60 metros de altura. El mayor de los anfiteatros tiene 19 kilómetros de largo por cinco de ancho.

Concentración de chimeneas de las hadas en Cañón Bryce

El cañón Bryce se puede recorrer también a pie a través de los 8 senderos existentes, perfectamente delimitados y señalizados, todos ellos recorribles en menos de un día, ida y vuelta. No obstante, las vistas más espectaculares son desde los miradores, con amplias panorámicas de las formaciones rocosas de distintos colores, que abarcan desde el rosáceo al rojo, pasando por el naranja y el blanquecino, todo ello salpicado por el verde del arbolado circundante.

Panorámica del cañón Bryce

A solo 116 kilómetros de Bryce Canyon está el Parque Nacional Zion, un estrecho desfiladero de unos 13 kilómetros. Es el menos fotogénico de todos los grandes parques del Oeste y el único en descartar si me viera obligado a acortar el tour. La originalidad del viario que recorre el parque es que discurre por el valle, la parte más baja, lo que limita la perspectiva y las panorámicas, al contrario que en la mayoría de parques, donde el viario recorre la parte elevada, con miradores de amplia visibilidad. Existe también un camino en Zion por la parte alta, pero en el tramo final.

La mesa Checkerboard en el parque Zion

La pequeña localidad de St. George es ideal para pernoctar cuando se visita Bryce Canyon y Zion, ya que se encuentra relativamente cerca y los precios son mucho más asequibles que los situados en los parques. No obstante, en Bryce Canyon hay un área de servicios y recreo, a la entrada, con varios hoteles, restaurantes, supermercados y distintos locales turísticos. Desde St. George parte el bus del tour con destino a Monument Valley, que se encuentra a 453 kilómetros, una distancia que con las buenas carreteras existentes y el escaso tráfico se puede completar fácilmente en cinco horas. Por el camino hay que hacer una parada obligada en el perfecto meandro del río Colorado llamado la Herradura (Horseshoe Bend), cerca de la ciudad de Page. Desde el aparcamiento de vehículos hay un sendero de apenas un kilómetro por el que llegamos al meandro. El mirador se encuentra en el punto estratégico.

El Horseahoe Bend, meandro de la Herradura

El meandro de la Herradura, con su gran belleza, no es más que un aperitivo al lado de Antelope Canyon, situado a menos de 20 kilómetros, y que, sin duda, es uno de los lugares más asombrosos y fascinantes que he visitado. Sería delictivo ir a Monument Valley y no contemplar esta impresionante formación geológica que en realidad son dos cañones, uno en superficie, llamado Upper Canyon, y otro en profundidad o subterráneo, conocido como Lower Canyon. Ambos son dignos de visita, lo que requiere, al menos, varias horas, pero si no se tiene mucho tiempo, se puede optar por el subterráneo.

Los tonos rojizos del impresionante Antelope Canyon

Antelope Canyon se encuentra en una reserva de los navajo por lo que no se incluye dentro del conjunto de parques nacionales de Estados Unidos. Esto significa que hay que pagar la entrada, que apenas cuesta 6 dólares, pero también otros 25 por un guía obligatorio por cada grupo de visitantes. Además la visita no es por libre, ya que se debe seguir al guía, que marca el camino a seguir y el ritmo del recorrido, que se suele completar en alrededor de una hora. Me cuentan que la exigencia del guía es por motivos de seguridad, ya que en la zona son frecuentes los chaparrones y el cañón se inunda de agua en pocos minutos con grave riesgo para los visitantes. Hay antecedentes de turistas ahogados por lluvias a finales del pasado siglo. Es más, los días con pronóstico de lluvias Antelope canyon permanece cerrado.

Sendero entre rocas de arenisca en Antelope Canyon

Cuando se forma el grupo mínimo para la visita seguimos al guía navajo, que emprende la marcha bajando por unas escaleras metálicas hasta el fondo de una oquedad, de la que arranca un estrecho camino laberíntico entre grandes formaciones rocosas cuyo colorido varía y depende fundamentalmente de la luz solar, que se filtra a través de grietas. Así, por las mañanas de los días soleados dominan las coloraciones rojas y anaranjadas, mientras que por las tardes y los días nublados el colorido se apaga con tonos granates y azulados.

Una estrecha garganta atraviesa Antelope Canion

El Antelope Canyon está constituido por piedra arenisca de color rojo que ha sido moldeada a lo largo de millones de años esculpiendo caprichosas figuras y curiosas formaciones, algunas de las cuales han sido bautizadas con la imagen que parecen representar. No tengo demasiado tiempo para poder recrearme en tan fascinante lugar ni para cálculos fotográficos porque hay que seguir el ritmo que marca el guía, pero sí el suficiente para disfrutarlo. Las visitas turísticas a Antelope Canyon comenzaron en 1997, cuando los indios navajo decidieron explotarlo comercialmente. El nombre del cañón parece que se debe a que siglos atrás la zona era muy frecuentada por una especie de antílopes.

La erosión ha cincelado curiosas figuras en Antelope Canyon

Desde Antelope Canyon apenas hay 12 kilómetros hasta Page, una ciudad con numerosos hoteles aunque con precios elevados por la gran demanda de alojamientos, todos por encima de los 100 dólares la noche durante la temporada alta, de julio a septiembre. Desde Page reemprendemos la marcha hacia Monument Valley, un paisaje que tengo mitificado por las numerosas veces que lo he contemplado en los clásicos westerns del director John Ford, tales como La Diligencia, Centauros del Desierto o La Legión Invencible. El recorrido es de poco más de dos horas, unos 220 kilómetros. Monument Valley se encuentra dentro de la denominada Nación Navajo por lo que, como Antelope Canyon, también es explotado directamente por ellos.

Las "familiares" formaciones de Monument Valley

Comienzo a ver por la ventanilla alguna formación rocosa que anuncia la proximidad de Monument Valley. Pronto incluso llego a identificar alguna de ellas de tantas veces que las he contemplado como decorado de películas del Oeste. Es la primera vez que voy a patear este tan especial decorado ya que mi única visita anterior fue por el aire, en un vuelo de avioneta en un día de no muy agradable recuerdo porque las corrientes de aire eran tan fuertes que agitaban la aeronave como si fuera una cáscara de nuez. Ahora llego en autobús al único gran edificio existente dentro de la reserva, el área de servicios, situado en una colina desde donde la panorámica es una de las postales más conocidas de Monument Valley.

Panorámica de Monument Valley

La entrada a Monument Valley cuesta 10 dólares si vas en autobús o 20 si conduces un coche con hasta cuatro personas. Este paisaje que ha servido de decorado a tantos films es en realidad una gran planicie desértica salpicada por formaciones rocosas en forma de mesas, pináculos y agujas de piedra arenisca cuya forma ha sido tallada por las fuerzas de la naturaleza a lo largo de los siglos, algunas de ellas bautizadas con la forma que parecen representar, como la roca Elefante, las Tres hermanas o el Camello. El recorrido por Monument Valley se puede hacer por los caminos marcados en coche propio o contratando uno de los varios operadores turísticos. El coste oscila entre los 45 dólares por un recorrido de hora y media por los lugares más destacados y más de cien dólares si son recorridos más largos e individuales.

Formaciones rocosas de Monument Valley

El tour básico permite la visita a los lugares emblemáticos, uno de los cuales es el llamado "John Ford Point", porque desde el mismo se tiene una vista panorámica reiteradamente repetida por las películas del director norteamericano. Los navajo han tenido el detalle de colocar permanentemente a un jinete a caballo en la punta de un desfiladero estratégico que confiere vida a las fotografías y, además, y ahí está el negocio, cobra cinco dólares por cada turista que quiera emular a los grandes vaqueros montando a caballo y posando para una foto en tan emblemático lugar.

El punto de John Ford en Monument Valley

Desde Monument Valley nos dirigimos al parque nacional Arches (Arcos), así llamado porque dicen, aunque a mí me cuesta creerlo, que en su territorio hay más de 2.000 arcos naturales de piedra arenisca. La distancia es de 252 kilómetros y unas tres horas en coche. Para pernoctar el lugar ideal es la localidad de Moab, a 8 kilómetros, con una oferta variada de hoteles y moteles a partir de unos 90 euros en temporada alta. El área de las Ventanas es la de mayor concentración de arcos naturales, conectados por una senda para recorrer a pie de menos de una hora en su trazado corto y varias horas si se efectúa al completo.

Zona de las Ventanas en el parque Arches

Los lugares más conocidos de Arches Park son el Delicate Arch (Arco Delicado) y Balanced Rock (Roca Tambaleante), pero a lo largo del mismo hay numerosos puntos dignos de visita en este excelente parque. Arches es uno de los parques más atractivos porque tiene una gran cantidad de singulares formaciones rocosas en un área no muy grande, concentradas y conectadas con un vial único que lo recorre de un extremo a otro, con algunos desvíos por fáciles senderos.

Frágil equilibrio de la "roca tambaleante" en Arches Park

Muy cerca de Arches National Park se encuentra Canyolands National Park, desde donde las vistas panorámicas son realmente espléndidas. Gran parte de sus múltiples formaciones rocosas de todo tipo, desde cañones, arcos, hoodoos y mesas han sido moldeadas por el río Colorado y sus afluentes. Desde el mirador conocido como Grand View Point la vista es espectacular.

Panorámica desde Canyolands Park

Desde Canyolands emprendemos con el bus un larguísimo recorrido con pernoctación y visita de Salt Lake City, la capital de Utah y ciudad de los mormones. Nuestra meta es el parque nacional por excelencia de Estados Unidos: Yellowstone, del que nos separan nada menos que 882 kilómetros. Un aperitivo de Yellowstone es el parque nacional Grand Teton, tan cercano que prácticamente están unidos sin solución de continuidad. En realidad se trata de una cadena montañosa repleta de ríos, lagos, glaciares y un hermoso valle desde el que se contempla un paisaje encantador. El curioso nombre hace referencia a las cimas de las más altas de sus montañas, que superan los 4.000 metros. Estas cimas, muy puntiagudas, recordaban a los colonos franceses que cazaban por la zona a unos eróticos pechos, por lo que las identificaron tal cual, de ahí su actual denominación de parque nacional Grand Teton.

Las cumbres del parque nacional Grand Teton

Yellowstone es tan grande que se extiende a lo largo de tres estados: Wyoming, Idaho y Montana, en plenas Montañas Rocosas, por lo que la altura media del parque es de 2.500 metros. Muchas zonas del parque están cubiertas de nieve hasta comienzos de junio. Incluso el gran lago del parque, de 32 kilómetros de largo por 23 de ancho, se encuentra a mediados de mayo casi completamente helado. Es fundamental hacerse con un plano del parque, que se puede encontrar a la entrada y en cualquier área de servicios, para programar las visitas a todas los puntos destacados, que superan la veintena.

A mediados de mayo parte de Yellowstone está cubierto de nieve

Yellowstone fue el primer espacio natural declarado parque nacional en Estados Unidos, en el año 1872. Su territorio se asienta sobre una gigantesca caldera volcánica que se filtra hasta la superficie en forma de numerosas fuentes termales, fumarolas, ebulliciones de barro y la mayor concentración de géiseres del planeta, alrededor de un centenar en activo, lo que se traduce en un paisaje único e insólito. Todo ello ha deparado que se haya convertido, posiblemente, en el parque nacional más famoso del mundo.

Fumarolas y géiseres en Yellowstone

Una de las atracciones más populares de Yellowstone es el géiser Old faithful, el viejo fiel, así llamado cuando fue descubierto en 1870 por la regularidad de sus erupciones, aproximadamente cada 60 minutos. En la actualidad esa fidelidad ya no es tan rigurosa y las expulsiones de agua se producen con un tiempo medio de 90 minutos, aunque en ocasiones se abrevian hasta los 50 minutos y en otras se retrasan hasta los 125. Afortunadamente, los expertos del parque saben calcular el tiempo de cada erupción con un margen máximo de 10 minutos, lo que evita largas esperas y provoca la concentración de visitantes en el horario anunciado. La erupción del géiser expulsa el agua hasta una altura de más de 50 metros y durante un tiempo que se acerca a los cinco minutos.

El géiser Old Faithful al comenzar la erupción

Un parque tan extenso como Yellowstone, con sus múltiples y variadas áreas, precisa de un mínimo de dos días para poder contemplar sus puntos más relevantes. Por tanto, es necesario hacer noche en sus cercanías. Salvo que quieras hacerlo dentro del parque por un precio desorbitado de alrededor de 300 dólares como mínimo, la mejor opción es la ciudad de West Yellowstone, muy cercana al parque y donde hay una amplia oferta de alojamientos con precios más asequibles aunque también caros, ya que los más baratos, de 2 y 3 estrellas, rondan los 150 euros por la gran concurrencia de visitantes.

Yellowstone se asienta sobre una caldera volcánica

Entre las visitas obligadas se encuentra la bonita cascada del río Yellowstone, que discurre entre paredes verticales del cañón de Yellowstone, de un intenso color amarillo, que depara una impactante imagen y que fue el origen del nombre del parque. Aguas abajo el mismo río también dan lugar a otra cascada, más pequeña, pero digna de ser visitada.

El color amarillo y la cascada del cañón del río Yellowstone

Yellowstone es famoso por su abundante y variada fauna entre cuyas especies más representativas se encuentran los bisontes y los osos. Los primeros son tan abundantes que son muy fáciles de ver y es casi imposible no tropezarse con alguna manada mientras se recorre el parque. Un poco más complicado es poder observar a los osos, a pesar de que dicen que menudean en algunas áreas del parque. Tuvimos la suerte de tropezarnos con uno de ellos que se mantuvo a una prudente distancia con cierta indiferencia ante la presencia humana.

Familiar del oso Yogui en Yellowstone

Desde Yellowstone el autobús se encamina hasta el monte Rushmore, situado a 768 kilómetros, lo que supone unas ocho horas y media de viaje. Obviamente no se hace de un tirón, por lo que hay que hacer algunas paradas por el camino, como en la famosa Torre del Diablo, para amenizar el recorrido e incluso pernoctar, cosa que hacemos en la población de Casper, en el estado de Wyoming. A la mañana siguiente llegamos al estado de Dakota del Sur y al monte Rushmore, que no es un parque nacional si no un monumento nacional, pero que es mundialmente famoso por tener tallados en la cumbre granítica del mismo las gigantescas efigies de cuatro presidentes históricos de Estados Unidos.

El monumento nacional del monte Rushmore

Los cuatro bustos del monte Rushmore fueron tallados entre 1927 y 1941 en la roca de granito de la cima. Representan a los presidentes Washington, Roosevelt, Lincoln y Jefferson, y cada imagen tiene un tamaño de 18 metros. Las figuras se divisan perfectamente desde una amplia explanada con mirador construida en la base del monte, en la que también se ha abierto un museo explicando el proyecto y su construcción, así como todo tipo de servicios turísticos.

Explanada y mirador del monte Rushmore

El tour se completa con el regreso hasta Las Vegas y la guinda final, que es la visita del borde sur del Gran Cañón del Colorado. Para visitar en un día este parque nacional hay que salir muy temprano ya que se encuentra a unos 450 kilómetros, lo que supone unas 5 horas de recorrido. Es una visita imprescindible si se quiere completar la gira de los grandes parques del Oeste.

Panorámica del Gran Cañón desde Mother Point

Los pormenores de este tour al Gran Cañon ya los reflejé recientemente en otra crónica viajera de este blog. Por tanto, sólo recordar que de las tres grandes áreas del Gran Cañón la más interesante y espectacular es la del borde Sur, cuya visita requiere de varias horas y de un recorrido a pie por sus miradores más destacados entre los que se encuentran los de Yavapai y Mother. Concluyo así esta breve descripción de un viaje por los grandes parques del Oeste de Estados Unidos, con la mayor concentración de excelentes paisajes del mundo, lo que compensa de los muchos kilómetros y largos recorridos que se precisan para visitarlos.

El Gran Cañón del Colorado desde el mirador Yavapai

TODAS LAS IMÁGENES DE MANUEL DOPAZO