Emisiones

Los superricos, los más contaminantes

El 1% más rico de la humanidad es responsable de un quinta parte (17%) de las emisiones totales, según un estudio

Los hábitos de consumo de los millonarios explican parte de sus emisiones.

Los hábitos de consumo de los millonarios explican parte de sus emisiones. / Shutterstock

Michele Catanzaro

A estas alturas de la crisis climática, debería quedar claro que los países y las personas más ricas tienen muchos más medios para solucionarla que el resto.Ahora, diversos estudios ponen el foco en un grupo concreto: los millonarios y billonarios (cuya riqueza supera el millón o los mil millones de dólares, respectivamente). Este grupo tiene un estilo de vida contaminante y, sobre todo, carteras de inversiones esenciales para mantener en marcha la economía fósil.

Y aunque no todo es culpa de los ricos ya que todo el mundo participa de una forma u otra en esa economía, "sorprendió cuán relevante es su papel", afirma Stefan Gössling, investigador en políticas climáticas de la Universidad Linnaeus, en Suecia, y coautor del estudio más reciente sobre el tema. 

El 1% más rico de la humanidad es responsable de un quinta parte (17%) de las emisiones totales. Al contrario, la mitad más pobre de la humanidad causa poco más de una décima parte (12%) de las emisiones. Estos números salen de un estudio de 2022 del economista Lucas Chancel, referente en este ámbito. Otro informe de Oxfam de 2022 determinó que 125 billonarios analizados emiten cada uno un millón de veces más que el ciudadano promedio del planeta

En su trabajo, Gössling atribuye a cada dólar gastado por los millonarios unas emisiones de entre 30 y 80 gramos de CO2 (un rango empleado en estudios anteriores). Luego mira cómo ha crecido el número de millonarios desde 1990 a la actualidad y estima cuanto crecerá hasta 2050: del 0.7% de la humanidad hoy hasta el 3,3% en esa fecha. 

El resultado de este ejercicio es demoledor: las emisiones esperables de ese grupo de aquí al 2050 son 286 gigatonas de CO2. Eso es un 72% del 'presupuesto' de carbono disponible hasta el 2050: o sea, del CO2 que queda por emitir hasta entonces, sin generar un calentamiento superior a 1,5 grados respecto al nivel preindustrial – el límite por encima del cual el cambio climático generaría efectos incontrolables.

¿Cómo emiten los superricos?

Los hábitos de consumo de los millonarios explican parte de sus emisiones. Un símbolo de ello son los jets privados, pero hay evidencias de que los yates tiene aún más impacto. Dos terceras parte de la huella de carbono de los billonarios que tienen yate se debe a esas embarcaciones, según un estudio de 2021. No obstante, “las inversiones son una fuente de emisiones más importante”, observa James Christopher Morrison, investigador del Institut de Ciències i Tecnologies Ambientals (ICTA-UAB), no implicado en el trabajo de Gössling. 

El 70% de las emisiones del 1% más rico de la humanidad procede de sus inversiones, según Chancel. El estilo de vida de un billonario emite miles de veces más CO2 que el de una persona de un estatus medio, pero son sus inversiones las que multiplican las emisiones promedio por un millón, según el estudio de Oxfam.

¿En qué consisten estas inversiones? Además de la vivienda, incluyen toda clase de herramientas financieras que están profundamente imbricadas con la economía fósil. Gössling cita por ejemplo los bitcoin, que se mantienen gracias a ordenadores que consuman enormes cantidades de energía. Pero el problema es sistémico. “El origen de la riqueza de la élite contaminante está en el petróleo, en el gas, en el carbón, en el agronegocio…”, afirma Dario Kenner, investigador en transición energética de la Universidad de Sussex. “No es que quieran contaminar: la contaminación es un producto de la estructura económica de la cual se benefician”, explica.

Los ricos son quienes podrían hacer más para sacarnos del agujero climático. De allí la apuesta de Elon Musk para el coche eléctrico o la preocupación de Bill Gates por el cambio climático. Sin embargo, los expertos son escépticos. 

“No hay ninguna evidencia que eso esté ocurriendo”, afirma Gössling. Oxfam encontró sólo un billonario que invirtiera en energías renovable en su muestra. Al contrario, un promedio del 14% de las inversiones de uno de ellos iba directamente a industrias contaminantes, como la de las energías fósiles o del cemento.

Impuestos especiales

Gössling, Kenner y Morrison coinciden en que la solución es política. “Aterrizar un jet privado en cualquier sitio debería conllevar una tasa de al menos 5000 euros – afirma Gössling – o se podría llegar incluso a una prohibición: cómo investigador climático no me temblaría la mano, porque sé lo mala que es la situación que nos espera”. 

“La riqueza generada a partir de prácticas insostenibles deberíat tener impuestos más altos, destinados a la transición energética”, afirma Jacobo Ocharán, director de justicia climática en Oxfam, que pide tanto impuestos al carbono como uno sobre el patrimonio destinado a inversiones ambientales.  

Kenner cree que todo ello no servirá, si no se acompaña con una apuesta estatal para un cambio de modelo económico hacia las energías renovables. “Es difícil poner a los ricos en la diana de las políticas, porque van a reaccionar con dureza. Sin embargo, los políticos tienen que darse cuenta de que es inevitable”, concluye Gössling.

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