El enigma Puig como factor de estabilidad

El ‘expresident’ no desvela nada sobre su futuro a la dirección socialista y solo desliza que se da unos meses de reflexión. La indefinición desgasta pero supone también un tapón ante guerras de poder

Puig y Zapatero en el centro. A sus lados, Alejandro Soler y Bielsa, y Diana Morant, el viernes en la sede de UGT en València.

Puig y Zapatero en el centro. A sus lados, Alejandro Soler y Bielsa, y Diana Morant, el viernes en la sede de UGT en València. / GERMÁN CABALLERO

Alfons Garcia

Alfons Garcia

El asunto que está en el centro de la vida interna de los socialistas valencianos pero del que no se habla de puertas para adentro es el futuro de Ximo Puig. El enigma Puig es la gran incertidumbre, pero es también, de forma paradójica, un elemento de estabilidad en estos momentos, que es el objetivo que se ha marcado el aún líder del PSPV y el mensaje que envía Ferraz, que no tiene la cuestión valenciana entre sus prioridades y, sobre todo, no quiere problemas internos.

Así que Puig mantiene su agenda diaria y no desvela nada sobre sus intenciones de futuro en las reuniones de la dirección del partido. En algún corrillo informal sí ha dicho que se da unos meses para reflexionar. Algunos en su entorno traducen esta afirmación como que va a intentar mantener la incógnita hasta el verano, siempre que los acontecimientos políticos continúen la senda de la normalidad, que es bastante decir en estos tiempos de ebullición política.

¿Puig no sabe qué va a hacer o no lo quiere desvelar? «Puig sabe lo que quiere para el PSPV y la decisión que tome será pensando en eso», responde uno de sus colaboradores más cercanos. Lo relevante es el interés por ‘aguantar’ la decisión, señalan veteranos de la dirección, a pesar del desgaste personal. Si dice que se aparta sería abrir la puerta a las conspiraciones orgánicas y sí dice que intentará un nuevo mandato como secretario general (está desde 2012) sería una invitación a la disputa con quienes consideran que toca una renovación. En conclusión, sería difícil dar a conocer ya las cartas sin convocar un congreso extraordinario. Y no parece que ese sea el deseo de Ferraz.

Existe un factor más para que Puig actúe como ‘tapón’ en estos meses y pieza de conciliación. Mientras se retrase la apertura del proceso congresual, más fácil será llegar con una candidatura única: si no de consenso, sí tan mayoritaria que disuada de orquestar otras listas. Esa es la voluntad que ha reiterado Puig y la que, obviamente, interesa a la dirección estatal.

El enigma está ahí, juega un papel en la vida orgánica. Ahora bien, la impresión dominante en los cuadros del partido es que el expresident acabará cediendo paso. Los nombres de Diana Morant, Carlos Fernández Bielsa, Alejandro Soler y Pilar Bernabé son los que están hoy maracdos para ser importantes en el futuro. Pero eso es hoy.

El calendario ‘rojo’

En todo el proceso de cara al futuro del PSPV van a ser importante las próximas semanas, en las que han de terminar de formarse las estructuras del Gobierno de España y de las instituciones que dependen de él.

El primer hito en rojo en el calendario de los socialistas valencianos es el próximo martes, cuando toca Consejo de Ministros. Las esperanzas con algún nombramiento en el segundo escalón son altas. Hay secretarías de Estado importantes por repartir (la de Política Territorial, por ejemplo) y el mensaje desde Moncloa y Ferraz que llega a la sede de la calle del Hospital de València es que Pedro Sánchez se está implicando directamente en el reparto para compensar a algunas federaciones. Ya habría detenido algún nombramiento con ese fin.

Además, en los próximos martes se debe ir completando el organigrama gubernativo. En el PSPV persiste el runrún sobre un cargo institucional para el líder valenciano después de quedar desplazado en el reparto de ministerios, a pesar de las expectativas. En la práctica, no obstante, es una posibilidad complicada, aunque a algunos sectores les interese especialmente. Es complejo, porque el puesto debería ser compatible con la secretaría general y con el escaño de senador (de las Corts Valencianes podría plantearse una salida), y el horizonte se estrecha mucho con esos condicionantes.

Otra fecha importante en el calendario próximo es la del comité nacional del día 16, el primer encuentro del máximo órgano entre congresos del PSPV. Los que apuestan por la renovación tendrán ocasión de empezar a enseñar su juego, pero no son de prever movimientos serios mientras todo continúe como hasta ahora.

Los próximos meses se antojan además intensos en el panorama estatal, con la negociación de la ley de amnistía como asunto nuclear de la actualidad junto con el Presupuesto del Estado. A un paso aparecen además las elecciones vascas (en el primer semestre de 2024) y europeas (en junio). Además, se debe reabrir el melón de la financiación autonómica y la deuda, con los comicios en Cataluña también en el punto de mira.

Los veteranos de la federación valenciana no pronostican por tanto un congreso federal extraordinario. Así, la fecha que más se comenta hoy es la de octubre de 2024, transcurridos los tres años del anterior, lo mínimo para un ordinario. Sería una forma para Pedro Sánchez de despejarse el escenario futuro. Inmediatamente después, como sucedió en 2021, se convocaría el valenciano.

Con ese calendario encaja la fecha del verano para situar el momento en que se destaparan de verdad las cartas en el PSPV. Siempre, claro, que reine la paz y no surjan acontecimientos inesperados.