Una persona fue testigo en la noche del pasado jueves del acto vandálico que acabó con una de las esculturas del artista Joan Ripollés en el agua. La obra "Felicidad", ubicada junto a otras quince en el paseo del Puerto de Alicante, fue volcada al suelo y arrastrada hasta echarla en el mar por un grupo de más de diez personas, tal como asegura el testigo. El comisario de la exposición, Eduardo Alcalde, indicó ayer que, según esa persona, movieron la pieza hasta tirarla al suelo y fueron empujándola hasta que cayó al agua.

Aunque la Policía parece no tener más pistas sobre los hechos, ya que las cámaras de seguridad del Puerto no alcanzaban a esa zona, sí que detuvo en la madrugada del pasado sábado a un individuo que volvió a atentar contra la obra "El pensador", a la que ya se le había arrancado una mano. Los hechos ocurrieron mientras los técnicos realizaban los arreglos en las tres obras dañadas y reforzaban su peso. De madrugada, un joven se subió a la peana de la escultura y arrancó los libros que tenía sobre la cabeza. Al ser de cristal de murano, asegura Alcalde, y caérsele el trozo sobre la cara le produjo diversas heridas.

Fue el guardia jurado, contratado por la CAM para vigilar las obras por la noche, quien alertó a la Policía del acto vandálico. Aunque el causante del daño huyó, posteriormente fue arrestado.

De momento esa pieza, que abría la exposición, ha sido trasladada a Castellón para ser restaurada y no volverá a Alicante. La obra que fue arrojada al mar continúa en el mismo lugar, así como "Niño corriendo", de bronce, que fue volcada al suelo.