El cineasta David Trueba fue ayer el gran triunfador de la 28 edición de los Premios Goya al recibir, por su película Vivir es fácil con los ojos cerrados, los galardones de Mejor Película y Director. La cinta de Trueba, que partía con siete candidaturas, se llevó todas menos la de Diseño de Vestuario, es decir, Mejor Guión, Música Original, Actriz Revelación (para Natalia de Molina) y, por supuesto, Mejor Actor que fue a parar a Javier Cámara, otro de los grandes ganadores de anoche. De esta forma, David Trueba se impuso con su película al resto de sus adversarios: 15 años y un día, Caníbal, La gran familia española y La herida.
Este es el primer Goya para el realizador madrileño, tras haber sido nominado -como director novel- en 1997 por La buena vida y en 2004 por Soldados de Salamina. «Estoy acostumbrado a perder, soy del Atleti», dijo con sorna el realizador al recoger su Goya a Mejor Director.
En cambio, la película que consiguió más premios Goya fue Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, que obtuvo ocho de los 10 premios a los que estaba nominada, con el de Mejor Actriz Secundaria, para Terele Pávez, como más destacado.
La gran familia española se tuvo que contentar con dos Goya (Roberto Álamo, Mejor Actor de Reparto; y Canción Original), al igual que La herida (Mejor Actriz para Marián Álvarez; y Fernando Franco, Director Novel), mientras que Caníbal y Stockholm lograron uno cada una.
Entre los nominados alicantinos, Óscar Navarro no tuvo suerte en el apartado de Mejor Banda Sonora. Sin embargo, la directora alicantina Pilar Pérez Solano fue premiada con el Goya a Mejor Película Documental por su trabajo en Las maestras de la República. Pérez Solano dedicó su galardón a aquellas mujeres que «lucharon por la libertad desde la educación», al tiempo que pidió una mayor atención para el género del documental.
