Ni la caída de Jennifer Lawrence, que ya se ha vuelto una tradición, ni la esperada Lupita Nyongo'o, salvaron este año de la monotonía a la alfombra roja de los Óscar, la más esperada del año, donde los hombres contribuyeron con una espontánea nota de color y diversión. En una meca donde el espectáculo es una forma de vida, sorprende como año tras año las actrices y actores pierden personalidad en sus apariciones y optan por ir sobre seguro: el escote palabra de honor de Amy Adams, el perfecto vestido de Dior de la imponente Charlize Theron o el sofisticado Armani de Cate Blanchett.

El fenómeno mediático del año, la mexicano-keniata Lupita Nyongo'o, ganadora como mejor actriz secundaria por 12 años de esclavitud, gustó a los numerosos adeptos que ha cosechado en los últimos meses, con un diseño de Prada en azul bebé hecho a medida, y un escote de vértigo.

La protagonista de Blue Jasmine, Cate Blanchet, nominada y una de las favoritas, confió en Armani, en esta ocasión con un majestuoso vestido de pedrería en nude, un tono pastel que fue tendencia en la gala. El blanco fue otro de los denominadores comunes de la noche, y lo fue entre las más acertadas, como Naomi Watts, con un diseño pedrería de Calvin Klein, de corte pegado al cuerpo, o la destacada aparición de Kate Hudson, con un espectacular blanco Versace Atelier.

La representación española, capitaneada por Penélope Cruz también se apuntó a la moda pastel, con una pieza en rosa palo de inspiración griega ideada por Giambattista Valli.

Siempre se espera mucho de las nominadas, aunque este año dos de ellas optaron por siluetas discretas y colores oscuros, como Amy Adams, con un palabra de honor Gucci Couture en azul klein; y Sandra Bullock, con un Alexander Mcqueen de escote corazón y azul petróleo, que superó la nota media de sus últimas apariciones.

El libanés Elie Saab vistió a Angelina Jolie, más recatada que en anteriores ocasiones, y Elsa Pataky, con un diseño adaptado a su embarazo en pedrería y tono verde turquesa.

El color, la sofisticación y la diversión estuvo en el armario masculino. En el caso de Jared Leto sorprendió con el pelo suelto, chaqueta blanca de Saint Laurent, y una pajarita roja. Su compañero de reparto Matthew McConaughey se decantó por el blanco, un color que se hizo hueco junto con el azul de los esmoquin de Di Caprio y Kevin Spacey. Aunque la verdadera nota de color y el riesgo estuvo en el músico Pharrell Williams con un riguroso y tradicional esmoquin acompañado eso sí.... por bermudas.