El negro, color elegido para mostrar la repulsa ante el acoso sexual en Hollywood y la solidaridad con las víctimas que durante décadas lo han sufrido en silencio, fue el verdadero protagonista de la 75ª edición de los Globlos de Oro. Una ceremonia conducida por el presentador y cómico Seth Meyers en la que tres títulos protagonizados por mujeres, Lady Bird, la miniserie Big Little Lies y la película Tres anuncios en las afueras, vencedora de la noche con cuatro premios, fueron las triunfadoras.

La historia de una incansable madre coraje que busca justicia tras la violación y asesinato de su hija relatada por Tres anuncios en las afueras se alzó con el premio a la mejor película dramática.

En la categoría de mejor comedia o musical el premio fue para Lady Bird, que también se llevó el de mejor actriz para Saoirse Ronan. El filme dirigido por la debutante Greta Gerwig se impuso a El gran showman de Michael Gracey, The Disaster Artist de James Franco, Yo, Tonya de Craig Gillespie y el filme de terror psicológico Déjame salir de Jordan Peele.

El discurso más aplaudido de la noche lo protagonizó Oprah Winfrey cuando subió a recoger el premio Cecile B. Demille en reconocimiento a toda su carrera. Y es que no hubo tregua, ni falta que hacía. Desde el primer momento, con una alfombra roja que se tiñó de luto y se convirtió en un desfile de estrellas vestidas de riguroso negro, la 75º edición de los Globos de Oro fue un grito constante contra el acoso y los abusos sexuales en una industria que ha estado callada y mirando para otro lado durante demasiado tiempo. Pero, tal y como proclamó en su histórico discurso: «el momento ha llegado».

La actriz, productora y presentadora, primera mujer negra que recibía este reconocimiento, arrancó su discurso recordando el momento en el que Sidney Poitier se convirtió en el primer actor negro en ganar un Óscar. «Recuerdo que su corbata era blanca, su piel era negra, y lo estaban celebrando. Nunca había visto que se homenajease a un hombre negro así», rememoró. Como protagonista del discurso, Winfrey escogió un nombre desconocido para la mayoría del público, el de Recy Taylor. «En el año 44 era una joven que volvía de la iglesia a su casa de Alabama cuando fue atrapada y violada por seis hombres blancos. La amenazaron con matarla si contaba su historia(...) Esos hombres no fueron perseguidos. Ella murió hace diez días, justo antes de cumplir 98 años», recordó emocionada para después denunciar que durante demasiado tiempo «no se ha creído a las mujeres si se atrevían a alzar la voz contra esos hombres».

«Pero ese tiempo ha acabado. Ya basta», proclamó Winfrey, para quien «decir la verdad es el arma más poderoso que todos tenemos. Y estoy muy orgullosa de todas esas mujeres que se sienten lo suficientemente fuertes y poderosas para contar sus historias», señaló Winfrey que también recordó la lacra de los abusos «no solo afecta a la industria del entretenimiento», sino que se extiende a todas las culturas, países, etnias, religiones y sectores laborales.