Señor Ruiseñor
TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE
Compañía: Joglars.
Director de escena: Alberto Castrillo-Ferrer
El teatro independiente, nacido en los años 60, tuvo con Albert Boadella y Els Joglars una aportación que continúa aunque su creador se bajase de ese barco lúdico de la provocación y la sátira. Un carácter popular y vanguardista, y el impacto visual que la compañía tiene. Señor Ruiseñor lleva la dramaturgia de Ramon Fontserè, y en ella han colaborado la actriz Dolors Tuneu y Alberto Castrillo-Ferrer, director de este espectáculo que, partiendo del pintor y escritor catalán Santiago Rusiñol (1861-1931), reflexiona críticamente sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre. Y reivindica el arte como patria universal contra las «patrias identitarias» en relación con el independentismo en Cataluña, donde «hay un nuevo amanecer» con la hipotética república de las maravillas. Joglars representó, en 2004, El retablo de las maravillas, una adaptación hecha a partir de Cervantes, que surge con el premio otorgado a un sujeto desnudo, «el catalán auténtico», y se evoca El traje nuevo del emperador, el cuento de Andersen en el que se afirma que solo los tontos no ven las prendas. En esta ocasión, los inexistentes atuendos son la camiseta y el pantalón del Barça. Los comediantes Pilar Sáenz, Xevi Vila, Juan Pablo Mazorra, Rubén Romero, Tuneu y Fontserè se encargan del toque bufo con sus voces y acciones. Hay alguna paja y granos. Una pantalla curva (ciclorama) recibe imágenes, y el ingenio de Joglars campea a su aire. El Museo Rusiñol ofrece visitas teatralizadas hasta que lo convierten en Museo de la Identidad, que debe respaldar Europa, y salen a la palestra lo del «brazo opresor de España», la superioridad anatómica y racional de los catalanes o «la raza catalana es invencible». Un burlesco paraíso con alas de ángeles y barretinas, que se apoya en una secuencia con la bella música de la película de Chaplin El chico. El histórico Fontserè vuelve a interpretar a Pujol. «Padre, he pecado», dice. «Creced y multiplicaos». Sea como fuere, el conflicto político sigue, y es discutible defender, indirectamente, el nacionalismo español más cerril.
